El misterio Dembélé: las razones de un desencuentro

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Desde que llegó a Barcelona Ousmane Dembélé se convirtió en todo un misterio. En un futbolista inestable en el césped (tan cerca de la genialidad como del error; siempre imprevisible) y en un tipo huidizo fuera de él. 

De ahí que sea material de todo tipo de leyendas urbanas como ocurre con los personajes que no se quieren dejar ver. Los hábitos del francés no son muy distintos a los de cualquier chico de 21 años con tendencia a la dispersión.

Le gusta la comida rápida, aunque desde hace meses ha pegado un cambio radical en su dieta. Encuentra en los videojuegos (y maratonianas partidas online) una vía de escapismo. Y busca en sus amigos de infancia un oasis en el que reconocerse.

En realidad su juego define en parte su personalidad. "Está en su mundo" es una de las frases más repetidas en el vestuario azulgrana.

La sensación es que tienen en el club es que, acostumbrado al carácter familiar del Rennes y el Dortmund, ni el jugador ni su entorno midieron bien la dimensión del Barça.

Esa preocupación se ha instalado, también, en la gente más cercana al futbolista, que ve como circulan todo tipo de informaciones sobre su vida privada y sus hábitos en el vestuario. Un runrún que, sospechan, el club no se ha encargado precisamente de silenciar o tapar las últimas semanas. 

El debate en el club sobre su lenta adaptación es permanente y no viene de ahora. Lo es desde la temporada pasada cuando Robert Fernández estuvo muy encima del futbolista. El que fuera director deportivo del Barça conocía el perfil del futbolista.

Inocencia interrumpida

Dembélé ya tenía prisa cuando estaba en el Rennes. Ahí cambió de representante (y amenazó con salir del club) cuando no tenía minutos en el primer equipo. Un giro, se puso en manos de Moussa Sissoko, que contribuyó a tener más protagonismo en el conjunto francés.

Ya entonces el entorno más cercano de Ousmane generaba dudas en Francia. También en los informes del Barça estaba latente esa preocupación.En el Dortmund, con su espantada en plenas negociaciones, también dejó esa imagen de personaje controvertido.

El debate también se ha instalado en su país donde sus inicios en Barcelona son comparados con el aterrizaje de Anelka en Madrid.

Un talento por pulir con problemas para seguir las convenciones y los códigos habituales de los equipos grandes.

Eso sí, matizan, Ousmane no posee la rebeldía y personalidad arrolladora de Anelka.

El mundo de Ousmane

Dembélé reside en la zona alta (tiene un piso en Pedralbes cercano a donde se alojaba Neymar) y ahí vive con un amigo que conoce desde pequeño. Además cuenta con un nutricionista francés instalado en Barcelona con experiencia con otros compañeros de la selección 'blue'.     

Las visitas de amigos son habituales (nada extraño en este perfil de deportistas), así como viajes esporádicos a París o a Londres, donde en alguna ocasión se ha encontrado con su representante. 

Entre las figuras importantes de su entorno se encuentran su madre, clave durante su infancia, y su tío, una de las personas con más peso en la toma de decisiones de su carrera. 

En el vestuario del Barça desde el principio encontró cómplices. Sobre todo con Umtiti, la persona más cercana a Ousmane en el equipo. Pero también algunos pesos pesados de la delantera se aplicaron en tratar de corregirle situaciones de juego para que se adaptara al estilo del equipo. 

Una mezcla complicada porque el estilo académico del Barça contrasta con la esencia de Dembélé, un futbolista que es un verso libre. Un delantero que se siente cómodo sin márgenes, con total libertad y a campo abierto.

El juego de Ousmane también desconcierta a una afición acostumbrada a delanteros finos, de máxima precisión. Dembélé es otra cosa: un pack en el que para saborear goles inverosímiles hay que aceptar pérdidas desconcertantes o desconexiones sorprendentes. 

En el vestuario además no ha encontrado en Valverde una figura como la de Thomas Tuchel, un técnico que le dio un trato especial (siempre tuvo despistes con los horarios) y se volcó en el francés para involucralo en el equipo. 

No han ayudado los problemas del jugador con el idioma, aún con dificultades para expresarse con normalidad en castellano.

Esa figura paternal (la que en algunas fases de su vida tanto ha echado de menos) todavía no la ha encontrado en el club azulgrana. A pesar de los esfuerzos de Robert, y en los últimos tiempos de Abidal

Solo cuando se junta con sus amigos de selección se siente como en casa. En el Barça aún parece estar buscándose.