Messi, 'Rey del Robo' y dueño de los tiempos

Leo Messi, un jugador capaz de parar el tiempo

Leo Messi, un jugador capaz de parar el tiempo / AFP

Sergi Capdevila

Sergi Capdevila

Ya damos por imposible innovar para hacer referencia a Leo Messi. Los más osados aún intentan añadir nuevos adjetivos, algún calificativo rompedor, analizar facetas de su juego aún desconocidas, pero la verdad es que cualquier atisbo de novedad sobre el de Rosario se queda corto.

Messi es un futbolista total que en un mismo partido trabaja en defensa, recupera balones como el centrocampista de corte más defensivo, realiza una cabalgada como el extremos más punzante, remata de cabeza como el '9' referencia más matador, reparte juego como el 'cerebro' del equipo, remata de media y larga distancia como el interior más llegador y da el último pase como el 'enganche' más puro. Ese es Leo, el jugador que lo hace absolutamente todo sobre un terreno de juego.

Frente al Espanyol, Lionel volvió a hacer un ejercicio circense. De nuevo, el argentino deslumbró a todo aquel que decidió pasar un buen rato viendo qué ocurrencia tenía en esta ocasión. En menos de 25 minutos, el astro argentino recuperó dos balones magníficos cual perro de presa y los convirtió, de formas distintas, en oro. Como prácticamente todo lo que toca. 

El D10S del robo se convierte en Chronos, el D10S del tiempo

En el primero, cuando corría el minuto 9 de partido, Javi Fuego hace una entrega algo defectuosa a Aarón hacia el costado izquierdo y aparece de la nada, como una exalación, el argentino para recuperar, darse la vuelta, marcharse del primer contricante que le sale y dar una asistencia en profundidad a Aleix Vidal, que le dobla perfectamente y pone un medido centro a Luis Suárez (1-0). En el segundo, un balón dividido en el pico del área del Espanyol se resuelve con la meteórica aparición de Leo, que le gana la partida a los dos defensores pericos, se orienta hacia dentro el control y le pega hacia el marco de Pau López para convertir el 2-0 (con un poco de fortuna tras pegar en un rival, eso sí).

Con el marcador a favor y sabedor de la situación, Leo cambia el chip a partir, más o menos, del descanso. El D10S del robo se convierte en Chronos, el D10S del tiempo. El argentino interviene entonces mucho más en la zona de creación, baja con más frecuencia a recibir, contemporiza con el balón, lo amansa y gestiona las posesiones como si fueran un hijo al que acuña en sus brazos y cuida de los peligros del exterior. De esta forma, el de Rosario se dedicó a combinar en corto, a aguantar el esférico cuando era necesario, a perder tiempo en el córner en los últimos minutos...En definitiva, una nueva demostración que no hay nadie tan todoterreno como él, capaz de sobresalir en cualquiera de las facetas de un juego que tiene completamente por la mano.