Si Messi quiere, el Barça puede

El argentino vuelve a sentir el fútbol y competir después de meses de amargura y ya es pichichi

Una vez más se está rebelando contra la inercia del club y algo está cambiando con Griezmann

Leo Messi volvió a marcar de falta ante el Granada

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Cuidado que Messi ha vuelto. Cuidado que esta versión del '10' ha sido el factor más decisivo de LaLiga en la última década. Lo sabe Koeman, que celebró con rabia sus goles al Granada. Lo saben sus compañeros que vuelven a disfrutar del Leo que soluciona partidos ásperos como en Los Cármenes. 

Después de unos meses con la mirada baja y el ánimo torcido, Messi vuelve a sentir el fútbol. Se le nota en la mirada; vuelve a disfrutar. Ha terminado su particular luto. Y ha dejado de pensar en los que ya no están para abrir los ojos con los que han llegado.

Uno de ellos ha sido un flechazo. Tiene solo 18 años pero entiende el fútbol como él. Juega con retrovisor. Domina el espacio y anticipa el juego con una visión asombrosa. 

Es canario y el oficialmente el nuevo socio del 10. No hay que subestimar el valor de la gente que inspira. Que despierta en otros una pasión, una curiosidad o una obsesión.

Messi siempre ha buscado pequeñas sociedades en el campo. Futbolistas que dan continuidad a sus intenciones o refuerzan sus cualidades. Jugadores como Xavi, Alves, Cesc, Suárez, Jordi Alba, o ahora Pedri, que cumplen sus expectativas. 

Y ahora que vuelve a disfrutar, ahora que ha recuperado la pasión, compite Messi y compite el Barça. El argentino ya es pichichi y ha recuperado esa precisión de dibujos animados en los remates. 

Así es el fútbol: el estado de ánimo y las voluntades determinan el éxito y el fracaso. Incluso los grandes talentos necesitan un propósito para marcar diferencias. Sin foco se pierde el talento. Y Messi ha decidido sacar la cabeza y aparcar la amargura.

Justo cuando parecía dejarse llevar por la inercia, ahora que por primera vez no se rebelaba a la decadencia del club, ha vuelto. 

Ante el Granada decidió el partido con dos goles marca de la casa. Primero con un disparo irreal. Después con un lanzamiento de falta que esta temporada parecía atravesársele.

Con el trabajo hecho, y el marcador a favor, Koeman sustituyó al argentino. Un cambió que pareció pactado, pero que debería formar parte de la nueva normalidad. De la de un jugador con un físico de 33 años que seguro agradece descansos regulados. 

Que Messi forme parte de la rotación, que no le suponga un fastidio, parece clave para que siga siendo una pieza clave del futuro. En Granada no solo estuvo acompañado por Pedri.

También por una buena versión de Griezmann y Dembélé. Los dos están ganando en confianza y autoestima en los últimos partidos. 

El primero marcó dos goles a pesar de jugar por la izquierda. El mismo que estamos viendo en los últimos partidos, más suelto, y disfrutando de Messi. El segundo, jugando con un liderazgo que no se le conocía hasta ahora en el Barça. Pidiendo el balón, ajustado los movimientos de sus compañeros y asumiendo responsabilidades cuando quema el balón. 

Sigue creciendo Dembélé y un equipo, que ya no se sonroja cuando mira la clasificación. También pichichi Messi, que poco a poco va saliendo de la penumbra y con él su Barça. Siempre fue así: si el argentino quiere, el Barça puede.