Messi: queda (sin pronominal) muy poco

Leo Messi: 768 partidos con el FC Barcelona. Otro récord para el capitán azulgrana

Leo Messi: 768 partidos con el FC Barcelona. Otro récord para el capitán azulgrana / AFP

Carme Barceló

Carme Barceló

Me horrorizan los pronominales e intento evitarlos en la medida de lo posible. Mi corrector mental se pone de los nervios con ellos pero llevo unos días que uno convive insistente conmigo y con todo el barcelonismo: “¿Se queda?”. Si Neymar y Piqué popularizaron el verbo en su día, nada es comparable a lo que despierta en este momento. Sin mencionarlo, todo el mundo sabe a quien se refiere. Su omnipresencia va más allá del terreno de juego, del Museu e, incluso, del propio fútbol. Pronunciar el nombre de Messi provoca una reacción inmediata, ya sea verbal, física o anímica. Va del alzamiento o fruncimiento de cejas, al suspiro con sonrisa y sin ella, pasando por la alegría (casi siempre) y algunos dolores (antes, pocos, y ahora más tras el episodio del burofax). Hemos asistido a la creación de un ‘medidor de sonrisas’ para intentar con ello calibrar la respuesta de Leo al pronominal. Buscamos datos en el brillo de los ojos y en las arrugas de su alrededor, en la intensidad de un abrazo a un compañero o a un nuevo directivo. La relevancia de todos sus actos es superlativa y el que mejor lo sabe es Laporta. Porque la continuidad o no del argentino construirá los fundamentos deportivos y económicos del Barça a partir del 30 de junio. 

ESPERANZA Y REALIDAD La llegada del nuevo presidente es obvio que abre una ventana a la esperanza pero hay que abrir la puerta, sentarse a la mesa y firmar. Y, cuanto antes, mejor. El análisis frío de los hechos nos dice que Messi se irá. Este verano habló, más allá de sus desencuentros con Bartomeu y sus directivos, de proyectos deportivos y suya fue la frase en la que cuestionaba a “un Barça que no da para la Liga y menos, para la Champions”. Así fue y así lo sufrió, como todos. De los números del club está al cabo de la calle. Y que, de seguir, deberá rehacer los suyos a la baja, también.

Pero algo ha cambiado. El “¿se queda?” traduce sensaciones. Las que proyecta el propio jugador, el impulso de una racha deportiva fantástica, la fuerza de Koeman en el vestuario multiplicada por el apoyo de Laporta y la respuesta de los veteranos -con él como capitán al frenteen estas últimas semanas. En pocas semanas se decidirán dos títulos y una parte importante del futuro de todo un club. Queda (sin pronominal) muy poco.