Un Messi de museo

El tierno momento de Messi con sus hijos: así le dieron el Balón de Oro y el crack lo mostró

El tierno momento de Messi con sus hijos: así le dieron el Balón de Oro y el crack lo mostró / @fcbarcelona_es

Dídac Peyret

Dídac Peyret

El 11 de abril de 2014 al Tata le preguntaron por los pocos kilómetros recorridos por Messi en el Calderón. Martino no pudo evitar encogerse de hombros. “¡Es tan difícil ser Messi! En la vida y en el fútbol”. Han pasado  más de cinco años y el ‘10’ sigue condenado a estar a la altura de su mito. 

En sus inicios sufrió la comparación con Maradona. Y ahora compite con su propia leyenda. Messi sostiene a menudo el peso de todo un club como el Barça. Y convive con el peso de la camiseta de Argentina. 

Pero ahí sigue, con 32 años, sin perder la pasión canchera por el fútbol. A pesar de ser consciente de que el final está cada vez más cerca. “Se va acercando mi retirada, pero aún quedan años para disfrutar”, recordó tras recibir su sexto Balón de Oro.

Sus palabras helaron la sangre a más de uno. Pero, ayer, tras ofrecer el galardón a una hinchada puesta en pie, recordó que no ha perdido vigencia y que su recuerdo será eterno. Lo hizo con otra actuación asombrosa.

Tres goles que impulsaron al mejor Barça de la temporada en una gran actuación coral. En los goles de Messi hay siempre guiños a su pasado. Como si se divirtiera reeditando algunos de sus grandes éxitos.

Ayer con esa jugada marca de la casa. Esa en la que lleva el balón pegadito al pie. Esa en la que todo el mundo sabe lo que va a hacer. Esa en la que se va perfilando, levanta la cabeza, y lanza un balón envenenado con rosca que hace imposible la estirada del portero. 

Contribuyó el técnico del Mallorca, Vicente Moreno, que enfadó al argentino con una disputa verbal y despertó a la bestia. Viendo los goles de ayer, uno podía recordar a aquel Messi con el dorsal 30 en la espalda y media melena que, desde la banda derecha, era un auténtico diablo. 

La metamorfosis del 10 es evidente. Pero la esencia de su juego sigue ahí. Y lo más excitante es, que a pesar de haber repetido actuaciones memorables, y aunque la mirada del culé ya esté acostumbrada a sus milagros, sigue deslumbrando a aquellos que le dedican su tiempo a verlo en un campo de fútbol.  

Es el genio infinito. Lo sufrió el Mallorca, que a pesar de marcar dos tantos en el Camp Nou, se encontró con el mejor Barça de la temporada. 

La MSG, desencadenada

Brilló el tridente. Empezando por Griezmann, que adelantó al equipo con su versión más contundente. El francés tuvo en Ter Stegen su mejor aliado. El alemán, lo mismo para un balón imposible que regala una asistencia de líbero. También deslumbró Suárez, autor de un gol descomunal.  Un taconazo imposible que sorprendió a todo el mundo.

El uruguayo estaba de espaldas a la portería y se inventó un gesto imposible. El Camp Nou no se lo creía. Él en cambio estaba convencido, como de costumbre, de que ese balón iría al fondo de la red.

Decidió el encuentro Leo, que ya es pichichi con 12 goles, pero esta vez el Camp Nou disfrutó de un Barça con alma. Fue su mejor versión, con un juego dinámico y una circulación de balón reconocible.  

Hacia tiempo que el culé no tenía un subidón parecido. Esta vez se divirtió con el fútbol de los suyos. Y el equipo transmitió grandeza y ambición.

Lo hizo el día que Messi ofreció su sexto Balón de Oro y otra actuación de museo. El 10 ya tiene su propio rincón en el Museu del club. Su figura es inmortal por noches como la de ayer.