Messi-Agüero: pinceladas de una amistad que nació por televisión

Leo descubrió al Kun el día de su debut con Independiente, con solo 15 años, ante San Lorenzo

Era 2003, el '10' aún no era jugador del primer equipo del Barça y se encontraba de vacaciones en su Rosario natal

Leo Messi y Sergio Agüero ganaron juntos el oro olímpico en Pekin 2008

Leo Messi y Sergio Agüero ganaron juntos el oro olímpico en Pekin 2008 / AFA

Vero Brunati

Vero Brunati

El sábado, cuando sean las 16.00 horas en la Argentina, Lionel Messi se sentará frente a un televisor y aunque sea de manera virtual se pondrá la camiseta celeste del Manchester City para disfrutar del encuentro decisivo de la Champions League. Por Pep Guardiola, pero también y sobre todo, porque sentado en el banquillo de los suplentes, esperando que le den la ocasión de salir y quedar en la historia de los citizen por los siglos de los siglos, estará su amigo Sergio Agüero.

El Kun que, si nada se tuerce, después de esa final firmará su contrato con el Barcelona y de esa manera empezará a concretar el deseo de cualquier par de amigos que se precien: jugar juntos al fútbol en un club. Compartir entrenamientos y vestuarios cada día, viajes y concentraciones cada semana, quizás habitación, como hacen cada vez que coinciden en la selección albiceleste.

La historia de la relación entre el capitán blaugrana y el dueño de todos los récords en el City es relativamente conocida. La contó el propio Agüero hace algunos años. Se sabe que tuvo un inicio “oficial” allá por 2005, durante una comida en la concentración del combinado sub-20 argentino que acabaría consagrándose campeón en el Mundial de lo que por entonces se llamaba Holanda y hoy son los Países Bajos.

Leo Messi y Sergio Agüero mantienen una estrecha amistad desde que 2005

Leo Messi y Sergio Agüero mantienen una estrecha amistad desde que 2005 / AFA

Que el Kun no sabía quién era ese chico callado que apenas soltó unas palabras tímidas en medio de una charla sobre zapatillas con otros compañeros (uno de ellos era Ezequiel Garay, el ex del Real Madrid y el Valencia), y que estos no pudieron ocultar la sorpresa por el desconocimiento admitido por quien ya entonces, con 17 años, era el nuevo ídolo del Independiente de Avellaneda.

Aquellos desafíos con la 'Play'

Después, ya instalados en tierras neerlandesas, no queda claro si fue Miguel Ángel Tojo, ayudante técnico del entrenador Francisco Ferraro, o Marcelo Roffé, psicólogo de los planteles juveniles de la federación argentina por aquel tiempo, quien vio positivo unir a ambos en una habitación.

Lo concreto es que quien haya sido sembró la semilla de una unión que germinó y sigue perdurando desde hace 16 años. Comenzaron los “desafíos” con la Play, gritándose con furia los goles el uno al otro, mirándose mal según acabaran aquellos duelos electrónicos, y la sociedad no tardó en trasladarse al césped.

Sin embargo, hubo incluso un episodio anterior que Messi relata en el prólogo que escribió para el libro de memorias del Kun. Fue un par de años antes, durante unas vacaciones que el pibe rosarino pasaba en su ciudad natal, aún antes de hacer su estreno en la Primera División del Barça. Aquella noche se puso mirar por televisión un Independiente-San Lorenzo, y quiso la casualidad que ese día, el Cabezón Oscar Ruggeri, entrenador de los Diablos Rojos, hizo ingresar desde el banquillo a un chico de 15 años. “Es el jugador más joven que haya debutado en el fútbol argentino”, informaron los periodistas que cubrían el partido. Era el Kun.

Leo Messi y Sergio Agüero llevan 15 años liderando la albiceleste

Leo Messi y Sergio Agüero llevan 15 años liderando la albiceleste / AFA

“Ese instante me quedó grabado para siempre. No tanto su rostro ni su nombre, que me costó retener. Sino porque siendo tan chico había dado un paso enorme en el fútbol, el mismo que yo tantas veces había imaginado”, se puede leer en ese prólogo. Aquel contacto visual fue el preludio de toda una carrera compartiendo alegrías como los títulos del sub-20 o los Juegos Olímpicos 2008, y las amarguras de las finales perdidas en las Copas América de 2015 y 2016 y, fundamentalmente, en el Mundial de Brasil 2014.

Fue en ese duelo decisivo ante Alemania que la historia pudo haber dado un vuelco. Agüero, que llegó tocado al encuentro, ingresó en el descanso reemplazando a Lavezzi. Las molestias le impidieron mostrar su mejor versión, pero aun así hubo un instante, una acción que terminó pasando casi inadvertida.

Una conexión que pudo cambiar la historia

Aquello ocurrió con el partido 0 a 0 y promediando esa segunda mitad. Messi encaró por el centro con el balón pegado a su zurda, los defensas centrales alemanes abrieron un pequeño hueco que el Kun vislumbró enseguida. Tiró una diagonal corta, especialidad de la casa. Allí fue el pase recto y medido de Leo para que su amigo quedase mano a mano con Neuer, pero en el momento de la recepción y el giro Agüero resbaló, perdió el control de la pelota y la jugada siguió de largo sin permanecer en la memoria de casi nadie. El chispazo, sin embargo, vale como ejemplo de esa complicidad futbolística que nació desde el primer entrenamiento compartido

Dicen los que saben que muchas veces no hace falta mucho más que una mirada, un movimiento o una pared para descubrir con quién se tiene “química” para jugar al fútbol. Eso es lo que ocurre entre Messi y el Kun. Eso, y asegurarse la permanencia de su capitán en el club, es lo que busca el Barcelona con el fichaje del hombre que este sábado hará todo lo que esté a su alcance para llegar al Camp Nou con una Champions bajo el brazo. 

Lo estará observando su amigo Lionel Messi. Por televisión y desde la Argentina, igual que aquella lejana noche de julio de 2003, cuando lo descubrió mientras debutaba en Primera con la casaca roja del Independiente.