Mbappé y la decisión que pudo cambiarlo todo

Sergi Capdevila

Sergi Capdevila

'Es la luz que iluminará a Francia la próxima década'. Esto podíamos leer en un rotativo francés dos días después de la exhibición que protagonizó Kylian Mbappé en octavos de final del Mundial de Rusia frente a Argentina. El jugador del PSG realizó la mejor actuación individual (con diferencia) en lo que va de Mundial con un derroche de potencia, precisión y definición verdaderamente asombroso. Todos contaban con Cristiano, con Messi, con Kane, con Griezmann, pero poquitos con el crack parisino, que si bien es ya una realidad dentro del elenco de estrellas actual, ni siquiera partía como cabeza de filas de la selección gala.

Después de una fase de grupos más bien tirando a discreta, Francia sacó a pasear a todo su arsenal ofensivo ante una selección albiceleste que apenas pudo contener las acometidas de los cuatro, cinco, seis 'caballos desbocados' que en cada acción ofensiva la martilleaban una y otra vez. Y el principal 'búfalo' dentro de esa estampida fue un Mbappé que aprovechó a las mil maravillas los espacios que le creaba Giroud (le viene perfecto tener una referencia arriba que fije a los centrales a esta Francia de Deschamps) y que se asoció con Griezmann una y otra vez. Por no hablar de su conexión con otro portento de la naturaleza, un Paul Pogba que tras una temporada algo convulsa en Manchester vuelve a sonreír con su país, con el que lleva la manija y parecer ser más Pogba que nunca. El posado divertido, casi travieso de Kylian le da un aire fresco a la selección gala ultranecesario. Técnicamente muy bien dotado, con una velocidad de conducción endiablada, un instinto especial para desmarcarse y romper por detrás de la defensa, una definición sin nada que envidiar a los grandes nueves y, cada vez más, unas dotes de liderazgo que poco a poco irán aflorando.

Pero bueno, todo lo que pueda decirse del ex del Mónaco será poco y probablemente esté ya algo 'sobado'. Un amigo francés, antes del partido ante Argentina, me transmitió sus malos presagios: "No hemos jugado a nada en la fase de grupos, tengo la sensación de que nos iremos pronto a casa". No contaba con la aparición estelar de su primer espada. Porque Griezmann es muy bueno, pero lo de Mbappé parece que va dirigido hacia algo reservado para solo unos pocos en el mundo del fútbol. Pero a lo que íbamos, que nos liamos.

El riesgo de evitar riesgos

Hace un año el Barça estudiaba muy seriamente la incorporación de este joven atacante francés de apenas 18 años y que había maravillado en el Mónaco. Tenía muy buena pinta, sí, pero el riesgo con un jugador que ni siquiera superaba la mayoría de edad y que tenía tantísimo por demostrar fue una losa. Según TV3, el 19 de julio, el club recibe una llamada: Bartomeu, los directivos Javier Bordas y Silvio Elías y el ejecutivo Albert Soler son informados de que Mbappé saldrá del Mónaco y de que estaría interesado en recalar en el Barça, ya que al jugador francés le da vértigo competir con Bale, Cristiano y Benzema en el Madrid, el otro gran club que se había interesado en él. El Barça es informado de que para que la operación sea efectiva se tienen que cumplir dos condiciones: que Neymar abandone el Barça y empezar a negociar a partir de 120 millones de euros. Lo de Neymar se acabaría cumpliendo, el Madrid no llegó a los 180 millones de euros que sí llegó el PSG. Todo había cambiado de golpe, cuando el Barcelona ya tenía atado a Coutinho ya Dembélé y el plan diseñado por el club era la de atar a Griezmann en 2018. Mbappé fue descartado porque el plan era otro y porque este plan ya se había empezado a ejecutar.

Ousmane es ahora suplente (suplentísimo) en Francia a pesar de que comenzó como titular en el primer partido. Continúa lejos de lo que se espera de él, a pesar de que el clamor general en el club es de paciencia y máxima confianza. Mientras, Kylian es una realidad como la copa de un pino. Con 19 años y el '10' en la espalda en Francia, el jugador parisino va directo a liderar la próxima generación de futbolistas y quién sabe si a copar los Balones de Oro de un futuro que, ahora mismo, tiene a sus pies. El mayor ejemplo de que una decisión en un momento concreto puede tener una trascendencia enorme, tremenda.