Marcaje: Luis Suárez se sumó a la fiesta con un golazo

No se verá un gol de tacón igual: la obra de arte que culminó Suárez

Toni Frieros

Toni Frieros

Luis Suárez se sumó a la fiesta que se ha vivido en el Camp Nou. Una exhibición de juego y de goles. Un partido que nos recordó al mejor Barça de los últimos años. Un Barça espléndido, artístico y con ganas de gustar y de gustarse. Y en ese líquido amniótico se movió con sublime felicidad el uruguayo. Desde el primer minuto hasta el último, estuvo enchufado, motivado, como si estuviera jugando la mismísima final de la Champions League.

En plena orgía de juego ofensivo, de pases, paredes, Luis Suárez siempre se ofreció para combinar y ganar espacios. Para él y para sus compañeros. Ya en el minuto 28 vivió su primer romance con la portería bermellona. Después de una gran pared entre Sergi Roberto y Messi, el esférico le llegó franco a Suárez que disparó con potencia y su tiro se estrelló en el poste izquierdo del arco defendido por Reina.

Golazo

Solo cuatro minutos después volvió a gozar de otra clarísima ocasión. En esta oportunidad sus ansias le jugaron una mala pasada. Encaró a Reina, le dribló, pero se trastabilló él solo. Perdido el equilibrio, se esfumó sus opciones de marcar su primer gol.

Diríase que se guardó lo mejor del tarro de sus esencias para minutos antes de finalizar la primera parte. Después de una jugada colectiva del Barça, donde el Mallorca estuvo persiguiendo sombras, De Jong asistió a Luis Suárez. Al uruguayo, de espaldas al portero mallorquín y a sus dos centrales, no se le ocurrió otra cosa que sacarse de la chistera un soberbio taconazo con toda la intención del mundo. Un recurso técnico que dejó con la boca abierta a los espectadores del Camp Nou y que sorprendió al meta insular. Un golazo en toda regla al alcance de muy pocos jugadores.

En el segundo periodo, donde el Barça se dedicó a divertirse y jugar más relajado, bajaron las intervenciones de Luis Suárez. Aún así, en el minuto 74, pudo haber marcado su segundo gol al rematar a las manos de Reina un pase de Arturo Vidal. Desde luego, no dejó ni un segundo de pelear por cada balón y cada espacio. Por eso pudo colaborar en el quinto gol del Barça, tercero de Messi. Su asistencia, de espaldas a la portería, la aprovechó Leo para meter el esférico por la escuadra.

Y para demostrar su hambre de gol, en el último segundo del encuentro a punto estuvo de lograr el sexto gol. Un partidazo el suyo, como todo el equipo, donde Messi volvió a poner de manifiesto que no es de este planeta.