Marc Ros: "Con Sidonie estuvimos a punto de atropellar a Messi"

Marc Ros acaba de estrenar su primera novela, `El regreso de Abba¿, que comparte título con el nuevo disco de Sidonie

Ros estrena su primera novela, ‘El regreso de Abba’, que comparte título con el nuevo disco de Sidonie

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Marc Ros (46 años, Barcelona) está viviendo el confinamiento solo en casa. Pero dice que lo lleva bien, porque no tiene tiempo de ponerse triste y porque, aclara, “solo se aburren los aburridos”. 

Estos días de encierro le ha dado por ponerse clásicos del cine mudo a los que acompaña con discos de Genesis y Black Sabbath mientras se fuma un porro. La cuarentena le ha llegado tras meses de “terrorífico insomnio” coincidiendo con su primera novela y la grabación del último disco de Sidonie.  

¿Por qué has sufrido tanto con tu primer libro, 'El Regreso de Abba'?

Es la inseguridad de lanzarte al vacío. A mí me gusta mucho leer, pero la única experiencia que tenía escribiendo eran un par de artículos para revistas especializadas de música  y escribir canciones. Ponerte cada mañana a inventarte una historia y construir un muñeco, que tienes en la cabeza pero que se tiene que aguantar de pie, es difícil. Te sientes un poco intruso y sabes que se te mira con otros ojos: ‘¿Qué quiere este? Mira, otro músico que se pone a escribir’. 

¿El resultado ha cubierto tus expectativas?

Estoy muy contento de las primeas críticas y de ver cómo gente anónima me cuenta lo identificada que está con los personajes de la novela. Y, básicamente, esa era mi obsesión, crear unos personajes con los que a cualquiera le apeteciera ir a tomarse una copa. Eso es lo que más contento me pone.

La novela está ambientada en Cadaqués, ¿por qué lo escogiste?

Cadaqués siempre me ha parecido un lugar mágico. Mis padres tienen una casa en Rosas. Y de pequeño iba a Cadaqués. Tengo una anécdota muy cañón, además. Dalí a veces salía de su casa de Portlligat y saludaba a periodistas, a turistas y al mundo hippie que había. Un día se encontró a mis padres y Dalí le tiró los trastos a mi madre. Esto es real. Mis padres tienen fotos de cuando ocurrió y se le ve claramente con la actitud de tirarle flores a mi madre. Es la anécdota más salvaje que tengo [risas].

Entre tus recuerdos de esa época, ¿tienes alguno muy potente vinculado al Barça?

La final de Sevilla. Desde entonces no puedo ver el Barça vestido de amarillo. [El Barça vistió de azul esa final pero la camiseta amarilla tenía fama de gafe durante esa época]. Es un trauma que arrastro y  lo peor es que la tengo en casa, tengo ese modelo de Meyba. Pero nunca me la pongo porque creo que me pasará algo.  Yo estaba de colonias, cerca de Vic, y toda la clase nos llevamos banderas y bufandas como si fuéramos a Sevilla. La ilusión que teníamos era espectacular. Llegó el partido y recuerdo la debacle y el sufrimiento de todos, pero he dejado de sufrir por el Barça. Decidí tener otros sufrimientos.

¿Por qué?

Me he desenganchado sobre todo desde que se marchó Guardiola. Me interesan los resultados porque soy culé por una cuestión familiar. Pero, mira, esta temporada lo único que he seguido con auténtica atención es la trayectoria del Atalanta, que es de Bérgamo, porque tuve una novia de ahí. Y conozco bien la ciudad. Esta temporada ha llegado a cuartos de la Champions, que es una cosa maravillosa. Ahora mismo me interesa más la liga italiana, que es como más dramática.  Hay un relato. Aquí no nos movemos del Barça-Madrid. En Italia el Nápoles siempre hace de las suyas y ahora también hay la decadencia de los equipos de Milán, que da para hacer una novela. 

Dices que eres culé por una cuestión familiar; ¿recuerdas tu primera vez en el Camp Nou?

Sí, mi padre me llevó a un partido de Liga que jugaba Maradona. O sea ¡yo he visto a Maradona jugar! Y eso es realmente muy heavy. Y claro ver eso por primera vez, ver las luces, el césped iluminado... era como ver un ovni. Además se crea una relación especial con tu padre cuando te acompaña por primera vez a un sitio como el Camp Nou. Y encima estaba Maradona, que justo estos días he visto el documental que le ha hecho Asif Kapadia.

¿Y qué te ha llamado más la atención del documental?

Bueno, es como leer Homero. La figura del héroe trágico. Yo de pequeño compraba el SPORT y recortaba las fotos de Schuster y Maradona del diario, que tenían un grano muy chulo, y las pegaba en la habitación.  Yo lo que echo de menos del fútbol actual es que no quedan personajes así. No hay este tipo de figuras. Un George Best. Un Juanito. Los ves todos con el mismo peinado, que piensas, hay más mundo además de Playstation. Todo lo que dicen es muy vacío, no hay contenidos.

¿Qué otros futbolistas te han fascinado?

Yo tengo un autógrafo de Johan Cruyff siendo entrenador del Barça y fue uno de los días más felices de mi vida. Yo no viví su época como jugador pero mi padre me contaba sobre todo cosas de la época que llegó al Barça. Y recuerdo que fui a alquilar un VHS, que era un documental sobre él,  y salían imágenes suyas de su etapa en la selección y el Ajax. Parecía un Rolling Stone, un Keith Richards, y me llamaba mucho la atención. También  las anécdotas que se contaban de él, de que fumaba en las medias partes... 

George Best es otra figura que acercó la estética pop al fútbol...

Claro, es el más rockero, el más pop, coincidió con el Swinging London, toda aquella movida del Londres psicodélico y mod. Era amigo de los Kinks. Coincidió con los Beatles y fue la imagen del pop vinculada al fútbol. Pero, si tengo que quedarme con un deportista, para mí el número uno fue Jordan, con el que tuve un encuentro con él.

¿Cómo ocurrió?

Yo en esa época estaba currando en Londres y bajamos con un amigo en Oxford Street. Y al lado de la estación vimos un montón de gente y un tío negro muy alto. Y ¡hostia puta! Era Michael Jordan. Perdimos la cabeza. Era como ver al Espíritu Santo.

¿Con qué momentos has perdido la cabeza por el Barça?

Con la final de Wembley contra el Manchester United. Porque además estuve en el campo, porque nos invitaron a la banda, a Sidonie, porque teníamos un concierto en Hyde Park. Fue el momento más glorioso de mi vida como culé. Recuerdo abrazándonos con los goles. Estábamos en la zona mixta, teníamos cerca los aficionados del United y fue una experiencia muy chula.

¿Qué jugador te cae mejor del Barça actual?

Pues mira te puedo hablar de Piqué. Tengo que decir que no lo podía ver al principio. No entendía sus patinadas pero he hecho una reconversión, ahora soy fan. Yo tenía prejuicios, supongo que fruto de la envidia, y que estuviera con Shakira supongo que no ayudaba tampoco [sonríe]. Y ahora es un tío que me cae muy bien y es uno de los pocos que cuando habla le prestas atención. Porque dice cosas con sentido y dice verdades, creo que es bastante sincero además.

Eres de los que han podido ver en directo a Maradona y Messi en el Camp Nou, ¿son muy distintos?

Hombre, yo he disfrutado mucho con Messi, al que por cierto estuvimos a punto de atropellarle [risas]. 

¡No me digas!

Sí. Volvíamos de tocar con Sidonie en Madrid, girábamos calle Marina para dejar los trastos en la calle Pallars. Y justo en la rotonda de la calle Marina, alguien grito: ¡Hostia, para, para! Que matarás a este tío. Y Axel dijo: hostia puta, es Messi. ¡Hemos estados a punto de matar a Messi! Sidonie estuvo a punto de matar a Messi y nos habríamos perdido algunos de los capítulos más maravillosos de la historia del Barça.