Macizo, compromiso y regularidad

Marinus Michels dio la alternativa al centrocampista canterano en abril de 1975, en un Barça-Elche de Liga

En 1978 jugó y ganó la final de Copa después de viajar desde Barcelona... ¡al Bernabéu!

Macizo, en una imagen con la camiseta azulgrana, con la que disputó 35 partidos oficiales, con un balance de 15 victorias, 9 empates y 11 derrotas

Macizo, en una imagen con la camiseta azulgrana, con la que disputó 35 partidos oficiales, con un balance de 15 victorias, 9 empates y 11 derrotas / Archivo Macizo

David Salinas

David Salinas

La cantera del FC Barcelona tuvo en José Cirilo Macizo Cañadas un exponente de lucha, entrega y compromiso a mediados de los setenta. Centrocampista de corte defensivo, destacó por su polivalencia, pundonor y regularidad. Apuesta de Marinus Michels, se alineó en 35 partidos oficiales entre 1975 y 1978.

Aunque nacido en Castilléjar (Granada) el 9 de julio de 1951, Macizo se inició en el mundo del fútbol en Catalunya. Sus padres, emigrantes, se establecieron en Cornellà en 1954 y fue en la localidad del Baix Llobregat donde empezó a jugar. Su primer equipo fue la Peña Jurado, pasando después a la PB Cinc Copes, ya al amparo del FC Barcelona.

Macizo sobresalió por una condición física arrolladora, pasando al Juvenil azulgrana (fue campeón de Catalunya en dos ocasiones) y de ahí al Amateur, equipo en el que permaneció un año y medio y con el que se proclamó campeón de España de Aficionados. Con Isidre Flotats en el banquillo, el 27 de junio de 1971, en Castellón, el Barça derrotó en la final al Getxo (3-1). Fue la primera gran alegría que le dio el fútbol.

Desembarco en el filial

La siguiente temporada (1971-72) la inició en el Amateur hasta que Josep Seguer, entrenador del Barça Atlètic, lo reclamó para el filial. También trabajó bajo las órdenes de Lluís Aloy y fue compañero de Carrasco, Olmo, Paco Martínez, Botella y Fortes, entre otros. Su regularidad no pasó desapercibida para Marinus Michels, que no dudó en brindarle una oportunidad para demostrar su valía en el primer equipo.

El día más esperado en la carrera de Macizo fue el 30 de abril de 1975. El debut. Michels no pudo contar con Juan Carlos (lesionado) ni Neeskens (sancionado) y convocó al canterano, que estaba realizando una gran campaña en el vivero azulgrana. El entrenador neerlandés le dio la alternativa a falta de 15 minutos para la conclusión de un Barça-Elche de Liga en el Camp Nou. Macizo saltó al césped con el dorsal 12 y reemplazó al brasileño Marinho. “Fue un día increíble. Antes de entrar al campo Michels me deseó suerte”, recuerda Macizo, cuya felicidad no fue completa al no pasar el Barça del 0-0 ante el cuadro ilicitano.

Acabó la temporada 1974-75 con el primer equipo e iba a iniciar la siguiente (1975-76) con Hennes Weisweiler, pero en el último partido, contra el Athletic, acabó con el tobillo inflamado. Se fue de vacaciones y, pese a tratarse, el dolor no desapareció. Pruebas más exhaustivas desvelaron que sufría una fisura en el peroné. “Las cosas se me torcieron un poco”, asegura. No pudo empezar el curso y, anticipando momentos complicados, aceptó entrar en la operación Juan Carlos e irse al Racing en calidad de cedido.

“Me fui escayolado a Santander”, recuerda Macizo. En el Sardinero jugó bajo las órdenes de Maguregui y coincidió con Zuviría. Debutó a finales de septiembre de 1975 y se ganó un sitio en el equipo: jugó 22 partidos. La temporada siguiente, 1976-77, regresó al Barça, donde volvió a coincidir con su valedor −Michels− en el banquillo y se alienó en 21 partidos.

En su último ejercicio como azulgrana se alzó con la Copa del Rey, conquistada en Madrid ante la UD Las Palmas (3-1). Macizo entró en el minuto 39 por Neeskens, con molestias. Fue la primera opción de Michels, quien le insistió en la vigilancia a Brindisi. Prueba de la intensidad con la que entró fue la amonestación que recibió en el minuto 41. En principio no había sido convocado, pero Costas fue baja de última hora y llamaron a Macizo, que viajó de Barcelona a Madrid el mismo día del partido, llegando al Bernabéu una hora y media antes del inicio de la final…

Adiós al Barça

El Barça 1978-79, por exceso de plantilla, ofreció a varios jugadores la opción de salir en calidad de cedidos. Macizo fue uno de ellos y volvió al Racing, equipo con el que descendió a Segunda. De nuevo en Barcelona, con Rifé al mando, no le concedieron la baja, pero el Barça tardó en tomar una decisión y Macizo, con 28 años, escogió jugar y aceptó una oferta del Recreativo, que había perdido la categoría, pero le presentó un “proyecto interesante”. Pasó tres años en Huelva (1979-82) y colgó las botas en el Badia Cala Millor (1982-83).

Acabó en Mallorca por su amistad con el presidente del club, Romeo Sala, a quien conoció por pasar algunos veranos en la isla. “Me convencieron”, admite. El Badia Cala Millor, en Tercera, tenía la ilusión de entrar en la edición 1983-84 de la Copa del Rey y Macizo ayudó a la entidad balear a alcanzar el objetivo. Jugó entre enero y junio de 1983. Entonces ya “tuve suficiente. Colgué las botas”.

Macizo fijó su residencia en Mallorca y, junto a unos amigos, se incorporó al mercado laboral como promotor inmobiliario. Jubilado desde hace unos años, es miembro de la Agrupació de Jugadors del FC Barcelona y tiene un sobrino que podría seguir un camino que su tío abrió hace ya 47 años.