Lucescu es el técnico más veterano de la Champions

“Vergüenza, vergüenza. Ha sido una vergüenza. Este no es el Barça”. Quien no recuerda aquellos gritos de un muy enfadado Mircea Lucescu cuando era entrenador del Shakhtar Donetsk dirigiéndose a Pep Guardiola en octubre del 2008. El técnico rumano se quejaba amargamente porque Bojan no había tirado el balón fuera con un futbolista local lesionado. La jugada acabó en gol de Messi y el Barça remontó el partido con dos goles del argentino, que había salido del banquillo.

El fuerte carácter es una de las características del actual técnico del Dinamo de Kiev, que con 76 años se resiste a la jubilación, siendo el entrenador más veterano de la presente edición de la Champions. Destacado jugador rumano, su carrera en los banquillos se inició en un lejano 1979 y ha pasado por su país, Italia, Turquía, Rusia y Ucrania, ganando títulos en todas partes. Ganó ligas en Rumanía, en Turquía con el Besiktas y el Galatasaray, ascendió al Brescia a la Seria A en Italia y levantó la Supercopa en Rusia con un Zenit en el que no llegó a triunfar por sus continuos enfrentamientos con jugadores, técnicos, árbitros y periodistas. Pero donde es el rey es en Ucrania. Ganó ocho ligas con el Shakhtar Donetsk y una UEFA en doce temporadas y ya lleva una con el Dinamo de Kiev, equipo al que dirige desde el año pasado. Con polémica.

UN TRAIDOR

Polémica por la rivalidad entre Shakhtar y Dinamo. Es como si alguien pasase del Barça al Real Madrid. Los de Donetsk siempre han estado próximos a Moscú. Los de Kiev han estado siempre más cerca de la revolución naranja y el mundo occidental. Lucescu, que se significó políticamente durante su estancia en Donetsk por el conflicto del Donbas entre Ucrania y Rusia, ha sido tildado de traidor por los seguidores del Shakhtar y tampoco fue bien recibido por los ultras del Dinamo, que consideran al rumano el gran artífice del dominio del rival en Ucrania desde el 2004. Las críticas de un sector de su propia afición hicieron incluso que por seguridad viviese en las instalaciones del Dinamo.

No le va mal. Así puede preparar mejor los partidos. Era conocido en Italia como Furbescu, de furbo, astuto. Es un especialista en poner trampas al rival para dificultarle el juego. Como buen atacante que fue, le gusta que sus equipos tengan el balón y tener futbolistas técnicos, pero sabe adaptarse a jugar a la contra. Y si debe ensuciar el partido, lo hace. Sus equipos siempre hacen muchas faltas. Los jugadores del Barça ya saben lo que les espera.