Los siete pecados capitales del Barça B

German Bona

German Bona

Solo una temporada ha durado la aventura del Barça B en la categoría de plata. La permanencia se convirtió en una cuestión prioritaria, de estado, en el club azulgrana, convencidos de que la mejor manera de dar el salto al primer equipo los futbolistas más prometedores es desde el siguiente escalón y no más abajo. Pero se reaccionó tarde y el drama del descenso ya está consumado. Solo cabe calificar la temporada de fracaso.

Estos son los siete pecados capitales que han llevado al descenso de categoría:

1. Una equivocada planificación

La idea partió de una base correcta, pero se vició por intereses que no deberían darse en un club como el Barça. Atendiendo a la dificultad de una categoría profesional, con rivales muy fuertes, y teniendo en cuenta la juventud del equipo, se decidió tirar la casa por la ventana y hacerse con jugadores referentes en la categoría, jóvenes con experiencia, para reforzar el equipo.

Gerard López tuvo las ideas claras en este aspecto y nada que decir de fichajes como los de David Costas, Ruiz de Galarreta, Rivera o Jose Arnaiz, aunque este último se ha perdido el tramo decisivo de la temporada por lesión. Pero eso es algo incontrolable. El problema es que no todos los que llegaron debieron hacerlo y se repitieron errores de cuando el equipo estaba en Segunda B y llegaron futbolistas sin ningún sentido como Ezekiel Bassey. Jugadores como Samu Araujo, Vitinho, David Concha, y más adelante Hongla, e incluso Ballou o McGuane, han tenido muy poca trascendencia. 

2. demasiadas 'revoluciones' cada temporada

En las últimas dos temporadas, han llegado 25 futbolistas al Barça B. Nueve en la 2016-2017 y 16 incorporaciones en la actual campaña, cinco de ellas en el mercado de invierno. Pero es que en el mercado de invierno del curso 2015-2016 también se le giró completamente la vuelta al calcetín para mantener al equipo en Segunda B. Las 'revoluciones' pueden tener su efecto si son puntuales, si se convierten en la normalidad pierden todo el sentido y abren el camino, incluso, de la sospecha.

Y se avecina una nueva para la próxima temporada, aunque posiblemente sea ésta la única coherente, la de dar cancha a los juveniles que han sido campeones de Europa con el técnico, García Pimienta, que les ha sacado el máximo provecho. Aunque para eso habrá que resolver la situación contractual y buscar la renovación de la mayoría de ellos. Hay trabajo en los despachos.   

3. las cesiones, una fórmula en entredicho

El Barça tuvo un presupuesto altísimo, en el grupo de cabeza de la categoría, pero no todo fueron fichajes. En la plantilla hay hasta siete jugadores cedidos. Algunos jugadores han demostrado una profesionalidad fuera de toda duda, pero es indudable que es una fórmula que desarraiga, por mucha opción de compra -en la mayoría de casos, demasiado altas- que haya por medio. Jugadores que ven como el salto al primer equipo es imposible y que la temporada que viene no continuarán. Y que por otro lado, barran el paso de los que proceden de La Masia. Se mire por donde se mire, no hay por donde cogerlo.

4. la única autocrítica, la de los jugadores

La falta de sentido autocrítico le está haciendo mucho daño al estandarte de la cantera barcelonista. Los responsables del fútbol formativo profesional, Jose Mari Bakero y Guillermo Amor, tuvieron la oportunidad de entonar el 'mea culpa' en la rueda de prensa de presentación de 'Pimi' como nuevo técnico del Barça B. Y no lo hicieron. Optaron por atacar a los futbolistas y sobre todo a su entorno que deciden irse porque les ofrecen un proyecto, económico y deportivo, que consideran mejor. Y el máximo responsable, Pep Segura, se lo miró desde la 'barrera' de la primera fila sin decir palabra.

Gerard López se mostró convencido en todo momento que podía salvar al Barça B y se fue mordiéndose la lengua porque no le dieron la oportunidad de llegar hasta el final. Así que los únicos que han realizado autocrítica sincera son los pesos pesados del vestuario, los Carles Aleñá, Sergi Palencia... que siempre dan la cara y que seguramente sean los que menos culpa tienen.

5. sin expectativas con el primer equipo

Los jugadores del Barça B se han visto sin apenas expectativas con el primer equipo, y eso que Ernesto Valverde llegó con la vitola de ser un entrenador que da mucha cancha a los canteranos. Pero el 'Txingurri' tendrá seguro sus motivos para no haber contado en su primera temporada con la cantera, porque no es dudoso, ya que lo había hecho en anteriores equipos.

Por lo que sea, solo Jose Arnaiz debutó en la Liga. Costas, Aleñá, Oriol Busquets lo hicieron en la Copa del Rey y en los entrenamientos subieron más los descartados del 'B' que los que deben mirar al Camp Nou. Sin duda, un aspecto que minó la confianza de los futbolistas del filial, concentrados con su equipo pero que si están en el Barça es porque tienen el sueño de poder dar el salto. Porque, entre otras cosas, les habían dicho que desde Segunda A lo iban a tener más fácil...

6. el mini estadi, más problema que solución

Es imposible mantener la categoría si no se gana en casa. El Barça B ha mostrado durante la temporada mejor papel a domicilio que en el Mini Estadi. La temporada empezó bien, pero nunca se consiguió la regularidad como local. Cuando en enero con Gerard López el equipo reaccionó, le faltó mantener la racha cuando llegaron al Mini rivales teóricamente asequibles y se volvió a hundir.

No solo la culpa es del equipo o del club. La afición se llena la boca hablando del filial, todo el mundo se ve con el derecho de opinar, pero a la hora de la verdad, casi nadie va a verlos o darle su apoyo cuando juegan. Las imágenes de partidos con más afición del rival que del Barça B deben hacer reflexionar a todos, porque el hándicap es muy grande. Los chicos juegan agarrotados porque se sienten extraños, de visitantes en su casa. Y así es muy difícil.

Además, las lesiones, los arbitrajes y la suerte no han acompañado para nada en la temporada. Algunos pueden pensar que son excusas, pero lo cierto es que han ocurrido. Se han lesionado jugadores claves como Oriol Busquets o Arnaiz, y los árbitros lo han tendio muy fácil pitar en el Mini por lo comentado antes. 

7. ¿valía la pena 'quemar' a garcía pimienta?

Es, posiblemente, la pregunta del millón. El club buscó una reacción a la desesperada y apenas dos días después de conquistar la UEFA Youth League con el juvenil a García Pimienta le dieron el 'miura' de salvar al Barça B. Algo se hizo bien, firmarlo por dos temporadas independientemente del desenlace del filial, que ha acabado como se temía. Pero el técnico ha pasado en semanas de ser el artífice de un título de prestigio a poner la cara en el descenso del filial. Conste que era difícil otra solución, Gerard ya había perdido la confianza de la cúpula y tenía poco sentido algún técnico interino, pero el 'marrón' que se ha tenido que comer 'Pimi' no ha sido plato de buen gusto.