FC BARCELONA

Los Peris custodian la gorra del histórico conserje Torres desde 1953

Antonio Ramos salvaguarda la herencia de la saga barcelonista de los Peris de Vargas. Entre los objetos que cuenta hay varios sombreros  de principios del siglo XX y la mítica gorra de plato del conserje de los campos del Barça, Manuel Torres

Antonio Ramos con los casquetes de la década de los años 10 del siglo XX y la gorra del conserje Manuel Torres

Antonio Ramos con los casquetes de la década de los años 10 del siglo XX y la gorra del conserje Manuel Torres / sport

David Salinas

Si hace unas semanas dimos a conocer que se había recuperado el listado más antiguo de socios y socias del FC Barcelona en el domicilio de la familia Peris de Vargas, correspondiente a la temporada 1912-13, hoy rescatamos la gorra del que fue conserje del campo de Les Corts Manuel Torres. Un complemento con una emotiva historia de fidelidad, devoción y barcelonismo.

¿Por qué ha aparecido la gorra del conserje –jubilado en 1953– en el piso de los Peris de Vargas? Todo empieza en 1911, cuando el entonces vicepresidente del FC Barcelona, Enrique Peris de Vargas, ofreció el cargo de conserje del campo de la calle Industria a Manuel Torres, como recordaba él mismo en sus memorias publicadas en ‘Club’: “Ni que decir tiene que acepté, más que por las perspectivas económicas, por el deseo de colaborar en la enorme labor que llevaban a cabo aquellos señores. Su buena fe era contagiosa. Y dejé mi oficio de panadero, con un sueldo fijo, para entregarme a la aventura –esa fue la frase de un familiar mío– de «aquellos locos por el fútbol». Y a partir de aquí mi vida quedó vinculada con la del FC Barcelona”. 

Torres tomó el relevo de Juan Espallargués en 1911 y, hasta 1953, se encargó de cuidar los campos del FC Barcelona, el de la calle Industria (hasta 1922) y el de Les Corts (hasta 1953).

Quehaceres. Joaquín Peris de Vargas, también en 1953, recordó los quehaceres de Torres cuando le propuso el trabajo: “Cuidar del campo, de los equipos de los jugadores y vigilar que durante la noche no saltasen al interior los muchachos que por allí merodeaban para llevarse la ropa que allí estaba tendida e incluso las sillas”.

Torres, que había tomado parte en la guerra de Cuba, pasó a vivir en el campo, en una pequeña barraca que había. Sin embargo, con el tiempo le construyeron una vivienda en condiciones, con comedor, cocina y cuatro habitaciones.

Peris de Vargas quedó encantado con el trabajo de Torres cuando organizó un partido nocturno en el campo de la calle Industria y no dudó en confiar en él para un puesto que requería, además de plena dedicación, una especial sensibilidad hacia los colores del FC Barcelona. Y Torres, natural de Tronchón (Teruel), la tenía. 

El conserje, con el tiempo, pasó a ser un hombre muy querido por todo el mundo: directivos, jugadores y aficionados. Fue amigo de Gamper, Forns, Samitier, Sancho, Alcántara, Kubala...

Cuando se jubiló no dudó en acercarse al domicilio de los Peris de Vargas y, en un acto íntimo, entregó la gorra, símbolo con el que siempre se distinguió, a Joaquín Peris de Vargas. El expresidente la custodió como oro en paño y hoy, su propietario, Antonio Ramos, la muestra a todo el barcelonismo con especial cariño.