FC BARCELONA

Los orígenes de Umtiti: El líder más precoz

Antes de gozar del glamour de Saint-Denis o la magia del Camp Nou, Samuel Umtiti bajó al fango para labrarse un futuro con humildad. El nuevo central del Barcelona comenzó su andadura en el modesto Menival FC

Umtiti dio sus primeros pasos en el fútbol en Menival

Umtiti dio sus primeros pasos en el fútbol en Menival / sport

Alfonso Callejas (París)

Corría el año 1996 cuando la vida de Samuel Umtiti daba un giro de 180 grados. Con apenas dos años y aclimatado a su Yaoundé natal, su familia hacía las maletas y abandonaba Camerún para establecerse en Francia, en las afueras del corazón de Lyon. Tras unos meses en Villeurbanne, la familia se instalaría definitivamente en el barrio de Menival.

Después de un corto tiempo de adaptación a su nuevo país, tras dejar atrás su antigua vida en Camerún, Umtiti encontraría rápidamente su verdadera vocación. Con cinco años, el ciclo escolar daba el pistoletazo de salida y la madre de Samuel, una incansable consejera capaz de ejercer una gran influencia entre sus pequeños con el fin de garantizar su bienestar, decidió que su hijo menor debía ejercer alguna actividad para foguearse en los ratos libres. Ubicado entre su domicilio y la escuela, el terreno de juego del modesto Menival FC se había clavado entre ceja y ceja del pequeño y observador Samuel que, por entonces, ya amaba el fútbol. 

Desde el preciso instante en que se calzó sus primeras botas <strong>el nuevo jugador del FC Barcelona</strong> acreditó que estaba hecho de una pasta especial. Aún no atesoraba el privilegiado físico que exhibe en la actualidad pero en sus maneras sobre el césped y, especialmente, en su fuerte personalidad –una virtud que todo su entorno ensalza de forma unánime– se comenzaba a vislumbrar un provechoso horizonte.

“Tenía cinco años y ya podía jugar con los de diez sin mayores problemas”. Una frase que resume en buena medida su potencial a tan corta edad. La pronuncia Saïd Intidam, presidente del Menival FC entre 1992 y 2008 y actual responsable de Deportes del quinto distrito de Lyon. Una opinión compartida por el actual presidente, Djoudi Bouzama, o su primer entrenador, Mauricio Molina. “Muy pronto vimos una gran diferencia entre él y los otros, se hizo rápidamente el jefe de su equipo”, señala Bouzama, que todavía recuerda con nitidez la gran capacidad de Umtiti, entonces atacante, para leer el juego. “Era el jefe del equipo. No era un jugador para el Menival sino para un grande como Lyon o Saint-Étienne”. Y sus previsiones se harían realidad.

aprendizaje meticuloso

Lejos de acomodarse bajo su flagrante superioridad, Samuel sigue creciendo sobre el terreno de juego a medida que va quemando etapas. “Cuando hace algo siempre quiere hacerlo bien. Ante un error siempre modifica su forma de jugar para mejorar”, incide el presidente del Menival remarcando que el nuevo central del Barça mantiene ese nivel de perfeccionismo desde que es profesional.

Menival, por entonces con unas instalaciones mucho más modestas que las estrenadas hace apenas año y medio, se lo había dado todo a Samuel. Por desgracia para sus amigos del barrio, el techo del internacional francés ya estaba muy por encima de los altos edificios que abrigan el terreno de juego de Menival. Era el momento de que entrase en escena el Olympique de Lyon.

Con apenas nueve años, Samuel ya era un pequeño hombrecito con las ideas muy claras. El sueño de ser profesional empezaba a cobrar forma. En Menival todo el mundo era consciente de que aquel diamante merecía pulirse en un grande. Tras un par de pruebas muy satisfactorias, el Olympique de Lyon rubricaba su fichaje. “Vieron que era muy bueno y fue muy rápido”, recuerda Intidam, por entonces presidente. Bouzama, por su parte, atribuye parte de la decisión a su entonces técnico, que tenía muy asimilado que era irreversible que Umtiti diese el salto cuanto antes. “Decía que era imposible que siguiera con nosotros porque tenía una fuerza y un estilo de juego merecedor de ir a un grande”.

la metamorfosis de lyon

La oportunidad del ‘OL’ colmaría las aspiraciones del joven Samuel, pero en casa de los Umtiti no lo veían claro. La sobreprotección maternal se convertía, en este caso, en un pequeño lastre para Umtiti. La ausencia de un vehículo familiar dificultaba las cosas y la madre de ‘Sam’ temía por el pequeño. Un solidario gesto del propio Menival desencallaría la situación. Desde su club de origen se ofrecieron a acompañar al pequeño cuando su hermano Yannick no estuviera disponible, con el fin de hacer realidad su sueño. Lo mejor estaba por llegar pero tocaba “trabajar, trabajar y trabajar”. Un lema que Umtiti ha lucido de forma recurrente en las redes sociales y una filosofía que le atribuyen todos sus conocidos. En Lyon no iba a ser menos. 

Su carta de presentación sería inmejorable. En apenas un año Umtiti se convertiría en uno de los mayores talentos de las categorías inferiores. Era muy pronto, pero el viejo Gerland ya asomaba por el horizonte y ‘Big Sam’ –apodo acuñado por Evra– ya se veía perforando porterías rivales. Pero todo cambiaría. La lesión de un compañero le permitiría jugar en el eje de la defensa y ahí cambiaría su historia. “Tenía mucho talento. Era un delantero muy técnico, con gran visión de juego”, recuerda su hermano. Lyon perdió a un ‘killer’ pero ganó a un central internacional mientras Menival tocaba la gloria.