Historia SPORT

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El latino que sobrevive al frío de Kíev

Carlos de Pena llegó en abril de 2019 a la capital ucraniana, donde ha ganado ya cinco títulos y es intocable para Lucescu

Fanático de Nacional, club en el que se formó, subió a la Premier con el Boro; En Kíev ha formado incluso una familia

De Pena, en una acción con Dest el cursó pasado

De Pena, en una acción con Dest el cursó pasado / AFP

Sergi Capdevila

Sergi Capdevila

En abril de 2019, después de rescindir con ‘su’ Nacional de Montevideo, Carlos de Pena decidió embarcarse en la aventura más exótica de su carrera. Le llegó una oferta de uno de los clubes más importantes de Ucrania, el Dinamo de Kíev, y no se lo pensó dos veces. Ya había jugado en España (con el Oviedo) y en Inglaterra (con el Middlesbrough). Esto era ir un paso o dos más allá, pero el guion de un futbolista es imprevisible. 

Empecemos por el principio. De Pena comenzó muy chiquito, a los cinco años. La Estacada, Mirador Rosado y el primer gran paso en su incipiente currículo: Club Nacional de Football. Uno de los dos grandes del país charrúa junto a Peñarol. Carlos fue quemando etapas y ganándose un nombre en el plantel del ‘Bolso’. Debut en la Libertadores en 2013 y sueño cumplido levantando el título de Liga en 2015.

El mismo año en el que el club decidió venderlo: tocaba dar el gran salto a Europa. El Middlesbrough se hizo con sus servicios a cambio de 2,4 millones. En Inglaterra logró el ascenso a la Premier (junto a su compatriota Stuani) y se fue cedido al Oviedo. A partir de ahí, regreso a Nacional y una nueva oportunidad de dar el salto al viejo continente: Kíev. 

FAMILIA Y TÍTULOS

Un cambio radical para un jugador latino que, a sus 27 años, necesitaba dar un empujón a su carrera. La apuesta se alejaba totalmente de su zona de confort y a nivel de adaptación tenía muchísimos riesgos. Pero nada más lejos de la realidad. Carlos se fue aclimatando a la gris Kíev, al frío y a un carácter mucho más cerrado y reservado de los que había lidiado en España y en Inglaterra. Ni hablamos de Uruguay, obvio.

Acompañado de su mujer Elisa, fue creciendo en el terreno de juego de la mano del técnico Mircea Lucescu, para el que es un fijo en las alineaciones. En dos años y medio ha conseguido ya seis trofeos: 2 Supercopas, 2 Copas, una Liga y el más importante, su hijo Juan Cruz, que tiene nueve meses y ya es medio ucraniano. Es su segunda participación seguida en Champions y, cosas del destino, vuelve a cruzarse con el Barça Champions. El año pasado pudo cumplir otro de sus sueños: jugar contra su ídolo Leo Messi.