Las razones del adiós de Gerard

Dídac Peyret

Gerard López ha sido cesado casi tres años después de su llegada al Barça B, en julio de 2015 con solo 36 años. Y la decisión se ha tomado como una medida de urgencia por el pánico que hay en el club en bajar de categoría.

En la dirección deportiva creen que el equipo había entrado en una dinámica muy peligrosa, a pesar de los intentos de Gerard de agitar el equipo con cambios en las alineaciones e incluso de sistema en las últimas jornadas.

Pero más allá de la falta de respuestas futbolísticas, el Barça B había entrado en una fase de abatimiento. Con la llegada de García Pimienta, un técnico con una gran capacidad para transmitir y que conoce muy bien la plantilla, se busca una reacción inmediata.

Gerard no ha sabido darle la vuelta a una tendencia muy negativa en las últimas semanas, a pesar de sus intentos de dar con la tecla. Ni los últimos refuerzos ni los jugadores formados en la casa están rindiendo a su mejor nivel.

Y el club ha optado por un técnico menos flexible en su propuesta futbolística (Pimienta es más radical en su apuesta por el estilo Barça) y con gran capacidad de liderazgo.

Entre los logros de Gerard en el Barça destaca el ascenso del equipo a Segunda y mantenerse en la categoría el curso pasado, a pesar de la exigencia de Segunda. 

Este curso el técnico ha usado 36 jugadores en 36 jornadas. Unas cifras que hablan de un equipo permanentemente en reformas y que no ha terminado de encontrar una identidad definida. 

El Barça B ha sido un equipo con muchas caras, con partidos en los que no ha sido reconocibles, y con muchos futbolistas que han llegado de fuera y no han sabido adaptarse ni mejorar a los futbolistas que ya estaban en la plantilla.

Un equipo pensado a corto plazo, con retoques de urgencia y con muchos menos jugadores formados en la casa de lo que es habitual en el Barça B históricamente. 

El filial, más que una continuidad del fútbol formativo o un banco de pruebas para el primer equipo, parece comer aparte. Como si funcionara de forma independiente, pensado únicamente para salvar la categoría.

De ahí que la situación sea doblemente complicada: ni está funcionando en Segunda ni está siendo reclamo para el conjunto de Valverde. Una situación en la que Gerard ha sido el gran señalado, a pesar de que las responsabilidades deberían ser compartidas.