Las dudas de Antoine Griezmann

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Antoine Griezmann sigue siendo el nombre que figura en lo más alto de la lista de fichajes del Barça. Nada de lo que se ha hecho hasta ahora para vestir al francés de blaugrana ha desaparecido. El club, con Josep Maria Bartomeu a la cabeza, se movió ágil y certero para sentar las bases de un acuerdo que debe llevar al aún futbolista del Atlético al Camp Nou. Pero el mercado es un ser vivo que evoluciona y se transforma con facilidad al que solo el negro sobre blanco con su imprescindible rúbrica logra fijar. Sin firma nada es ley y las palabras se las lleva el viento.

atado, no firmado

Las declaraciones desde todos los estamentos del Barça (Bartomeu, Amor, Suárez y, el último, Messi...) son la constatación de que algo se ha movido entre Griezmann y el club. Y así es. Existe un preacuerdo en el que se pactaron cinco años de contrato, una ficha de quince millones netos por temporada más bonus y la prima de fichaje. El jugador se situaría directamente en el segundo escalafón de la escala salarial de la plantilla, solo por detrás de Leo Messi. El trato es total, pero falta lo más importante: la firma.

Las razones para que no se haya rubricado el acuerdo son obvias: Griezmann tiene contrato en vigor con el Atlético. Todas las partes niegan, además, que exista  una cláusula compensatoria por la que el futbolista deba indemnizar al Barça con una cantidad fijada en el caso de que decida no cumplir su palabra y se eche atrás. No sería la primera vez que se pacta algo así, pero no son cosas que se vayan aireando alegremente. También por razones obvias. Pese a todo, el Barça asiste tranquilo a todo lo que rodea al francés y su futuro los últimos días y no va a hacer ningún tipo de movimiento.

desconexión total

Griezmann está ha vivido en una montaña rusa emocional durante toda la temporada y los peores tramos de su recorrido los ha atravesado las últimas semanas. El delantero ha estado sometido a un nivel de presión asfixiante que ha intentado asimilar de la mejor manera posible. No le ha afectado a nivel deportivo, como ha demostrado ofreciendo un rendimiento excelente y liderando al conjunto de Diego Simeone. La mejor prueba fue la final de la Europa League, donde completó un partidazo y marcó dos goles para entregar el título a los colchoneros. A nivel personal es otra historia.

No lo ha pasado bien porque ha sido el pañuelo del juego, al que han estirado como un chicle. El Atlético planificó una estrategia conjunta y coordinada para convencerle de que la mejor opción es seguir de rojiblanco. Según ‘El Larguero’, de la Cadena Ser, Gil Marín, consejero delegado, Andrea Berta, director deportivo, y Simeone, técnico, se reunieron con Griezmann el pasado viernes, antes de la celebración por el título europeo, en casa del propio jugador. Según la misma información, se llegó a un principio de acuerdo para sellar su continuidad (con el compromiso de cuatro años más de contrato y 25 millones brutos por temporada). Un pacto verbal. Otro más. Pero las dudas aparecieron otra vez cuando el Metropolitano le castigó con pitos su equidistancia.

Varios medios de Madrid apuntaron incluso que el jugador habría comunicado al equipo que seguía antes de jugar ante el Eibar. Tras los pitidos, vuelta a empezar. La decepción dejó pasó al cabreo y el francés ni siquiera acudió a la cena de celebración (voluntaria). Griezmann ha desconectado. El Barça observa desde la distancia, convencido de que no haber dado el sí al Atlético es sinónimo de un no. El 1 de julio, en el horizonte.