La (larga) travesía de Frenkie

De Jong se puntúa por su rendimiento en el Barça: "Me quedo en un seis"

El centrocampista holandés repasa su primer año como culé, su vivencia con los aficionados en las calles de Barcelona y cómo ve el cambio de entrenador / Maite Jiménez

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Vino como la gran ilusión. No se recuerda un fichaje que provocara tanta unanimidad. Frenkie de Jong era el jugador de moda de la temporada pasada en el escaparate de la Champions. ‘The next big thing’. El gran deseado. El jugador que tantos años llevaba esperando el fútbol holandés. 

Pero sobre todo la promesa a los aficionados del Barça de que el estilo no estaba en peligro, a pesar de todo. Por eso, cuando el club anunció su fichaje, el culé se felicitó. Llegaba un fichaje histórico. Se repetía el cuento: la conexión entre el Barça y Holanda, uno de los lugares comunes de la historia del club.  

Había tantas ganas de que De Jong triunfara que las primeras críticas al futbolista no llegaron hasta que el club entró en combustión. Con el cambio de técnico y el temporal entre Abidal y Messi.

Frenkie no solo no era el del Ajax, sino que su rendimiento era peor que el de sus primeros meses en el Barça, cuando parecía llevar una marcha más que sus compañeros.

El holandés entró en una fase de desconcierto. Primero por unos cambios de posición que vienen de lejos: de mediocentro a interior derecho; y de interior derecho a interior izquierdo. Y segundo, porque tras pasar por un grupo en plena efervescencia (como en su Ajax), recayó en un vestuario con jugadores que lo han ganado todo y algunos hábitos preocupantes. 

De Jong fue perdiendo esa marcha más y durante algunos partidos pareció desubicado en el campo. Acostumbrado a jugar en un doble pivote, a poder descolgarse con libertad y a que el balón siempre volviera a sus pies, no encontraba su sitio en el Barça. Y poco a poco fue perdiendo atrevimiento.

Convertido en un jugador prudente, como si jugara sin ganas de molestar; con una intrascendente corrección académica.

Autocrítico

Me pondría un seis. De momento, un seis o un seis y medio. He jugado muchos minutos y he jugado más o menos bien, estoy contento, pero sé que mi rendimiento puede ser mucho mejor”, reconocía a este diario hace apenas unas semanas.

Se veía en el campo: en el Barça se le pedía que no arriesgara con las conducciones. Y sus desmarques tras dejar el balón terminaban con la frustración del holandés, porque el balón, sencillamente, no regresaba a sus pies. Además cuando recibía el balón en el interior no lo hacía de cara: conectaba de espaldas o perfilado. Y a menudo ocupando la banda derecha a la que Messi renuncia para ocupar posiciones más centradas.

“Frenkie venía de jugar de mediocentro en el Ajax y ahora tiene que llegar y romper, y no es tan fácil cambiar una estructura mental”, le concede Setién, que siempre destaca “la buenísima predisposición”, del holandés.

La llegada del extécnico del Betis ha animado a un De Jong, que ante el Betis jugó uno de sus mejores partidos como azulgrana. Curiosamente como interior izquierdo, aunque con mucha libertad para atacar el área. Y con un 4-4-2 en rombo.

Ya en San Mamés dio un paso adelante en su aportación ofensiva. Pero fue en el Villamarín donde regresó el De Jong del Ajax. Sobre todo la naturalidad con la que fluyó en el campo; la delicada sencillez con la que el juego mejora cuando pasa por sus botas.

De Jong incluso marcó un gol, tras una combinación formidable con Messi. 15 segundos de puro fútbol tras recorrer, el holandés, más de 50 metros.

Frenkie repartió 48 pases y tuvo un 90,6% de acierto. Además probó con éxito dos regates. Pero sobre todo recuperó esa sensación de dominio, de autoridad, que exhibía en sus mejores partidos con el Ajax.  

“Creo que se puede ver que estamos mejorando cada semana. Se puede ver este progreso y si seguimos por ese camino tengo confianza en el final de temporada. No te diría que ha sido mi mejor partido pero si te puedo decir que he estado mejor que en los dos anteriores encuentros, que sufrí un poco”, señaló el holandés tras el partido.

A Frenkie le ha cambiado la cara y empieza a soltarse. El encuentro ante el Betis puede convertirse en un punto de inflexión para un jugador que también ha tenido que pasar el peaje de la excepcionalidad del Barça. Incluso De Jong ha vivido su particular travesía en el Camp Nou.