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Koeman: dolido y decepcionado

Le duele el comportamiento y el trato que está teniendo el club hacia él en las últimas semanas. Cree que el club está por encima de las personas y él solo quiere lo mejor para el Barça, por eso vino

Está abrumado por las muestras de cariño y afecto que está recibiendo de socios y aficionados.Bajo ningún concepto dimitirá, sería traicionarse a sí mismo y fallarle a los componentes de su staff

Koeman: "Tengo contrato"

Koeman: "Tengo contrato" / Perform

Toni Frieros

Toni Frieros

Ronald Koeman tiene una máxima: el Barça está por encima de todo, incluso de las personas que ahora son los responsables de la institución. Piensa que todos pasan, pero siempre permanece el club. Por eso, ayer, hoy y siempre, el héroe de Wembley querrá lo mejor para el FC Barcelona, club al que ama. Cómo será que cuando se le preguntaba qué haría el día que dejara el Barça, respondía así: “Después de entrenar el Barça no existe nada mejor, no se puede aspirar a más. Me retiraré de los banquillos”. Así pensaba hace escasamente dos meses, antes de que, por la suma de muchas circunstancias, su futuro en el club, donde tiene contrato hasta el 30 de junio de 2022, se haya nublado.

¿Cómo se siente Koeman después de todo lo que se viene publicando y tras haberse visto dos veces de forma oficial con Joan Laporta?Lo primero que hay que decir es que Koeman está desconcertado. Es decir, no logra entender cómo es posible que aquel Joan Laporta que fue a verle en varias ocasiones a la Ciutat Esportiva Joan Gamper, eufórico, feliz, simpático y empático, se haya transformado en un presidente dubitativo y en las antípodas de lo que había sido semanas antes. Ni atisbo, tampoco, del precandidato que en periodo electoral se mostraba partidario de dejar tranquilo a Koeman “porque está haciendo un gran trabajo” y que decía en cada entrevista que “Koeman es nuestro entrenador”. Después de desconcertado y sorprendido, Ronald está dolido. Cree que no se merece lo que le están haciendo, porque atenta contra su profesionalidad, prestigio y no hace justicia al riesgo que él corrió para venir al Barça.

Dejó a su selección (no estaba en el paro ni había bajado a Segunda División como Rijkaard en 2003) y asumió ponerse delante de los toros en un momento en el que el Barça estaba viviendo la peor crisis de su historia: 8-2 contra el Bayern. En 48 horas ‘apagó’ el incendio que se había producido en el Camp Nou porque Koeman representaba ilusión y una nueva forma de hacer las cosas. Y le escuece que no se valore en su justa medida que aceptara ese reto sin pedir nada a cambio porque en la caja había telarañas. Solo llegó Dest y formó un equipo con lo que había, tirando de la cantera.

Y después de desconcentrado, sorprendido y dolido, tenemos que añadir otro adjetivo: decepcionado. Sabe que tiene el apoyo de los profesionales de la casa (Alemany, Planes…) y eso le reconforta, pero jamás se hubiera esperado que aquel Laporta que le abrazó efusivamente el día de su presentación como presidente del FC Barcelona el 17 de marzo, el mismo, hubiera sido incapaz de confirmarlo en su cargo incluso cuando el equipo se había puesto a la par que el Atlético de Madrid, recortándole 12 puntos, o ganara brillantemente la Copa del Rey, único título de las últimas dos temporadas.

Koeman ha estado trabajando los últimos meses codo con codo con Ramon Planes en la confección de la plantilla y si Depay y Wijnaldum fichan gratis por el Barça será gracias a la intervención de Ronald, porque ambos tienen mejores ofertas que la azulgrana encima de la mesa. Si vienen será porque es el Barça, sí, pero también porque desean encontrarse con su ex seleccionador.

Ronald ha planificado con su staff, Mateu Alemany y Ramon Planes, la vuelta al trabajo para la temporada 2021-22. Han quedado muchas cosas pendientes que deben cerrarse de forma definitiva en cuanto se tenga la confirmación de quién se sentará en el banquillo del Camp Nou. Oficialmente, y hasta que se diga lo contrario, será Koeman. Por eso está tan molesto el holandés. Él tiene contrato y debe respetarse. De ahí que la lista de sustitutos que han ido apareciendo en los medios le haya resultado desagradable. Si Laporta, la junta directiva o quien sea, considera que ni él ni su staff tienen que seguir en el Barça, lo tienen muy fácil: que asuman la decisión de cesarlos y pagarles el año de contrato que les queda y que está estipulado, exactamente igual que ha hecho con la docena larga de altos ejecutivos a los que han despedido generosamente indemnizados.

A pesar de todo ello, Koeman sigue queriendo ser el entrenador del Barça la próxima temporada. Quiere y se ve capacitado. Más que nunca, porque después de un año en el Camp Nou sabe mejor que nadie qué hace falta y qué necesita.