Koeman, el ancla del 'Dream Team'

El beso entre Stoichkov y Koeman tras ganar la Copa de Europa de 1992

El beso entre Stoichkov y Koeman tras ganar la Copa de Europa de 1992 / SPORT.es

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Para el recuerdo ha quedado el gol de Wembley y los éxitos del ‘Dream Team’, pero la historia de Koeman en el Barça tiene el patrón del viaje del héroe. Antes de saborear el éxito, hay conflicto y hay épica.

También personajes claves -y relaciones complejas- como con Johan Cruyff. Él fue quien lo convenció, con una llamada, para fichar por el Barça y no por la Juventus. Y con él mantuvo una relación de tira y afloja, como no podía ser de otra forma con Johan. 

El propio Koeman reconocía en 2019, durante un acto de homenaje a Cruyff, que siendo jugador del Ajax, llamó al despacho de Johan.

“Intimidaba un poco como entrenador, por su manera de ser. Yo tenía  20 años, me ponía por delante de los tres defensas, y me criticaba bastante al principio porque llegaba tarde en las jugadas o llegaba demasiado pronto. Yo venía del Groningen y en Ámsterdam hay una mentalidad más sobrada. ‘¿Por qué me criticas siempre?’, le pregunté. “El día que no te diga nada es cuando tienes que estar preocupado me contestó”.

El vínculo con los Koeman viene de largo: el primer partido de Johan con el Ajax fue contra el padre de Ronald, entonces en el Groningen. Y Cruyff ficha a su hijo para el Barça en enero de 1989 bajo un revuelo generalizado.

Ronald ya era entonces una estrella. Había ganado una Copa de Europa con el PSV y una Eurocopa con Holanda. Pero su traspaso (15 millones de florines, unos 825 millones de pesetas) y su ficha (110 millones) causaron mucho revuelo en Barcelona.

Además llegaba para ser el ‘4’ del equipo, territorio de Milla. “No siento nada, siento que tengo que seguir trabajando. Y luego cuando venga él ya veremos. ¿El dinero?  Ha demostrado la calidad que tiene. Pero no me puede venir abajo moralmente”, decía entonces el canterano. 

Menos preocupado parecía Cruyff, haciendo de improvisado traductor de Koeman, junto a Nuñez, en una entrevista televisiva. “Creo que es un refuerzo bastante importante para nosotros. Pero no queremos a parar aquí. Queremos seguir”.

Koeman y Laudrup fueron los fichajes estrellas de la segunda temporada de Cruyff en el banquillo. Pero los inicios no fueron fáciles para Ronald. El Barça salvó la temporada con una Copa del Rey y él recibió muchas críticas.  

Luis Aragonés llegó a comparar su velocidad con un tractor. Y algunos aficionados se referían a él como armario o Copito.  Koeman estaba haciendo un ejercicio de supervivencia en plena revolución, mientras trataba de superar una grave lesión en el tendón de Aquiles. 

El técnico holandés cambió el perfil del ‘4’. Esa figura, la del líbero, pasó a ser territorio de jugadores como Amor o Guardiola, posteriormente. Y el técnico le reservó a Koeman un  sitio en el centro de una defensa de tres. Johan vio que en LaLiga el ‘4’ siempre tenía un jugador encima y prefirió retrasar a Ronald para que pudiera maniobrar con más tiempo y espacio. 

Koeman pasó a ser una figura clave del equipo. La salida del balón estaba en sus manos, también las jugadas a balón parado. Pero en defensa sufría en un equipo que aún estaba lejos de asimilar las ideas de Cruyff. 

Koeman era uno de los encargadas de dar verticalidad al juego con sus desplazamientos en largo. Y a menudo Bakero recibía esos balones y los enviaba atrás para que un compañero recibiera de cara. “Cuando Koeman jugaba bien, el Barça jugaba bien. Cuando él no jugaba bien, igual ganábamos, pero no jugábamos bien. Para mí era el jugador más decisivo del Dream Team”, llegó a decir el jugador vasco. 

El rendimiento de Koeman fue creciendo al mismo ritmo que evolucionaba un equipo de ensueño. El holandés era un seguro de gol tanto en las faltas como en los penaltis. Y una de las famosas ‘vacas sagradas’ del vestuario, donde era uno de los pocos que se atrevía a cantarle las cuarenta a Johan.

En el campo era la voz de los técnicos. “Él tuvo sus cosas y sus discusiones. Conmigo habló siempre de táctica, de jugar atrás. Después de las derrotas era duro. Nos criticaba. Sobre todo criticando a las vacas sagradas. Y esto me gusta. Lo más fácil es criticar al jugador 16 o17,”. 

Koeman nunca perdió la compostura de puertas a fuera. Ni cuando el ‘Dream Team’ era una verbena defensiva como en Atenas ni cuando dejó de ser imprescindible cuando llegó Romario y fue suplente en el debut liguero ante la Real Sociedad.

“Era el único que estaba mentalmente preparado para ser suplente”, dijo entonces Cruyff para justificar su decisión. En marzo de 1995 confirmó que se iba a final de temporada. 

Lo hizo en una televisión holandesa dejando claras sus razones. “Quiero jugar silbando”. Y se fue al Feyenoord en plena decadencia de los restos del ‘Dream Team’. Estaba cansado de la presión y sabía que nada mejoraría, ya, lo ocurrido en Wembley. Aquel mítico: “¡Toca Stoichkov, para Bakero, pica Koeman... y gol!”.