Keirrison o cómo tirar 14 millones de euros a la basura

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

"En el fútbol solo hay dos secretos: uno y dos". La frase fue acuñada por el mismo Keirrison de Souza Carneiro, K9, para definir su juego, según él, "sencillo". Pero el Barça nunca llegó a saber si el delantero, que llegó procedente del Palmeiras en verano de 2009, previo pago de 14 millones de euros, tenía razón.

Keirrison fue una de esas operaciones complicadas con muchos intereses en juego y demasiadas manos pidiendo su parte: Barça, Palmeiras, Traffic, Coritiba, Marcos Malaquías, su hermano Naor... El brasileño aterrizó en Barcelona tras firmar un contrato por cinco temporadas (14 millones más dos en variables, más cuatro de ficha), pero su único protagonismo como blaugrana fue el día de su presentación, el 23 de julio de 2009. De hecho, lo más cerca que estuvo de tocar un balón fue en la tradicional foto frente a las oficinas del club, cuando hizo el gesto de dar unos toques al balón que luce en el diseño del escudo del Barça. 

Pep Guardiola nunca confió en él y no consideró oportuno dar ninguna oportunidad a K9, que inició su colección de cesiones. Tras pasar por el Benfica, la Fiorentina, el Santos (donde empezaba a despuntar Neymar) y Cruzeiro, acabó desvinculado del Barça sin que la afición pudiera descubrir si era carne o pescado o ninguna de las dos cosas. Desde entonces solo regresó a Europa para jugar dos partidos con el FC Arouca portugués. Su carrera siempre estuvo marcada por el infortunio, también a nivel personal. Keirrison tuvo que superar en 2015 la muerte de su hijo, Henri Lucca, de dos años

El Coritiba, club de su vida, le recuperó entonces para que iniciara su tercera etapa en la entidad, aunque el pasado mes de enero se marchó cedido al Londrina. Esta será su segunda aventura con los tiburones, con quien disputará la Serie B brasileña, que arranca el próximo mes de abril. "Estoy en un buen momento personal, me siento feliz", asegura. Suerte, K9