Justin Webster: "Laporta, Rosell, Ingla y Soriano eran como los Beatles"

“Ser barcelonista empezaba a dar un poco de vergüenza”. Estamos en 2003, aunque suene bastante actual, y la frase es de Sandro Rosell. La oímos en FC Barcelona Confidencial cuando no hace ni cinco minutos que ha empezado.

Visto con los ojos de 2021, aquello fue un documental adelantado a su tiempo y subversivo por la ausencia de filtro y el acceso a una intimidad impensable hoy en día.

Hablamos con Justin Webster (Aldershot, 58 años), codirector junto a Daniel Hernández, que también ha dirigido otros documentales como El fin de ETA o Six Dreams.

¿Qué es lo primero que te viene a la cabeza si piensas ahora en FC Barcelona Confidencial?

Uff, ¡gosh! [resopla]. Quizás la noche de la firma de Ronaldinho. También el making off. Porque hay mucho más de lo que se ve en pantalla. Grabamos 350 horas me parece y me acuerdo de lo difícil que se volvió todo cuando el equipo estaba tan mal en la primera vuelta. Fue un desafío poder estar dentro y que actuaran como si no hubiera cámaras.

¿Cómo lograsteis ese nivel de intimidad sin censura?

Pues básicamente a base de confianza. Hablando mucho y explicando la intención. Yo tenía a la BBC detrás, y TV3 también estaba metida. Queríamos hacer algo histórico con un estilo que no se conocía aquí. Un documental observacional. Mostrar más que contar. Tiene sus complicaciones pero cuando se hace bien es muy potente y auténtico.

¿Cuál fue tu momento favorito de la grabación?

¡Uau! Déjame pensar. Me acuerdo de un Barça-Madrid, que estuve a pie de campo con una cámara pequeña. Ese día entendí por primera vez la presión física que crea un ambiente así. Realmente lo puede palpar físicamente; noté vibraciones en el cuerpo. Pero, si me preguntas de lo que salió en pantalla, te diría las caras de Laporta, Ingla y Soriano tras un partido de Liga contra el Deportivo. El Barça ganó por poco y fue parte de esta remontada histórica de la segunda vuelta. Las caras eran increíbles; podías ver el partido a través de ellos.

¿Qué personaje de esa directiva te fascinaba más?

¡Gosh! [se lo piensa]. Bueno, habían cuatro, ¿no? Joan Laporta, Ferran Soriano, Sandro Rosell y Marc Ingla. Y eran un poco como The Beatles, difícil escoger ahora [sonríe]. Había mucho contraste. Eran diferentes, complementarios y eso se ve en algunas discusiones que aparecen en el documental. 

¿Te acuerdas de alguna en particular?

Me acuerdo de una reunión en la que hablan de los árbitros, de si están perjudicando al equipo y de si hay que hacer algo. Rosell dice que están siendo demasiado blandos, pero ves un Ingla superfrío y analítico. ‘No es verdad que tengamos los árbitros en contra’, dice. En esas cosas veías el contraste. 

¿En esa época podías imaginar que la fractura entre Laporta y Rosell se haría tan grande? 

Al final del documental ya ves que la relación se había deteriorado. La relación empieza siendo casi colegial, pero luego se rompe porque el poder tiene estos efectos. Lo interesante es ver los grises y el contexto pero el deterioro de la relación ya estaba muy latente.

El documental también es recordado por frases que los culés aún usan entre copas como aquello de 'm’estic posant com un bacó'...

[Sonríe]. Es verdad o el que n’aprenguin! que también dijo Laporta.

Son frases que definen a Joan Laporta, que es muy culé pero está a las antípodas del fatalismo que define al culé de toda la vida... 

Sí, absolutamente. Es una persona muy valiente y a veces quizás se pasaba [sonríe]. Pero también fue muy generoso con nosotros. Ellos aceptaron que grabásemos sin restricciones y al final fue muy beneficioso para todos. Yo sé que luego algunos como Rosell dijeron que el documental contribuyó a la ruptura de la directiva. Pero creo que es algo completamente incierto, y si hubo algo, fue algo que ya estaba pasando pero por otras razones. Fuera de Catalunya los vieron increíbles. Fue rompedor y el principio de unos años increíbles del Barça, así que no creo que hubiera nada negativo para ellos.

"Hubo quejas dos días antes de la emisión y había gente muy enfadada, pero creo que fue beneficioso para todo el mundo"

Hay una forma más sutil de censura, que es la autocensura; ¿no se quedó nada del material que teníais fuera?

El problema es que la gente no cree en la posibilidad de que los periodistas sean realmente honestos. Pero no se quedó fuera nada importante. Hubo problemas antes de la emisión porque había preocupación en el Barça. Pero no cambiamos nada. Quizás dos palabras. Literalmente. Incluso hicimos una apuesta con ellos. Les dijimos que sin censura sería beneficioso para ellos. Y tres semanas después, tuvieron que reconocer que sí, que había sido bueno aunque temían que no. 

¿Por qué era tan contrario Rosell?

Creo que realmente no entendía lo que queríamos hacer, porque no había visto nada parecido. Algunos pensaban que sería un reportaje sobre la obra social, como si fuera de la Fundació. Y hubo quejas en la Junta dos días antes de la emisión. Estaban muy enfadados porque no tratábamos la parte social. 

¿Laporta era de los preocupados?

No. La verdad es que era de los directivos menos preocupados. Pero también hay que entender que fue posible hacer el documental porque en la campaña abogaban por la transparencia. Un poco como ahora. Veníamos de años de chanchullos con Gaspart. Entonces, ellos, jóvenes, querían transmitir este espíritu. Y Laporta lo mantenía. Luego fue a menos, porque ya se sabe que tener el poder mucho tiempo no es bueno, pero en ese momento abogaba mucho por eso.

Las elecciones de ahora también llegan con la imagen del club dañada ¿te recuerdan las de 2003? 

[Sonríe]. Tengo que decir que nos has cruzado la mente, porque tenemos la idea de intentar repetir el proyecto pero en el momento actual. Un Barça Confidencial 2.0. Incluso hemos hecho algún acercamiento pero no sé si será posible. La situación es un poco parecida, el Barça está en una situación muy mala. Pero me resulta impactante ver a un Laporta tan reconocible 20 años después. Mi impresión es que también ganará porque es el más conocido y ha hecho una buena campaña.