Juan Pablo Villalobos: "Hemos roto con Messi como el que se mete en otra relación de inmediato”

El escritor mexicano, que presenta su último libro 'Peluquería y letras', es aficionado del Barça y del Atlas

"Me niego a aceptar que lo que hace el Madrid sea algo irracional", asegura

Juan Pablo Villalobos, en su estudio de Gràcia

Juan Pablo Villalobos, en su estudio de Gràcia / DAVID RAMÍREZ

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Nacido en México en 1973 y viviendo en Barcelona desde 2003, en su último libro, ‘Peluquería y letras’, Villalobos se pregunta si se puede escribir literatura feliz interesante. Aficionado del Atlas y del Barça, hablamos con él del temperamentos de los culés y la épica -que en algún momento dejó de serlo- del Madrid.

¿Cómo surge tu vínculo con el Barça?

Yo llego aquí en la primera temporada de Rijkaard y me hago del Barça, pero con mucho pudor. Me sentía un farsante, porque no había nacido ni crecido aquí. Siendo del Atlas me parecía muy arribista [sonríe]. Pero cuando nace mi hijo Mateo, que se hace muy futbolero, es como que me legitima. Su nacimiento aquí, que sea barcelonés, que juegue al fútbol... a él le encanta, vamos al campo juntos, vemos los partidos y eso me ha quitado la vergüenza. Ahora digo: sí, yo soy del Barça pero no por el padre, como la mayoría de gente, sino por mi hijo [sonríe]. 

¿Por qué del Barça y no del Espanyol?

Todo el mundo me pregunta lo mismo por ser del Atlas. Que hubiera sido más coherente ser del Espanyol. Pero yo digo que uno elige sufrir una sola vez en la vida [sonríe]. No soy masoquista, soy del Atlas y ya. Pero tengo muchos amigos pericos que me dicen: tú deberías ser del Espanyol. Y yo les digo: hombre, si voy a elegir, elijo sufrir por una vez, aunque ahora estemos sufriendo con el Barça. O sea que tampoco era tan seguro.

Aquí tenemos mucho la imagen del culé fatalista, ¿crees que cambió su mentalidad con Cruyff y Guardiola?

Yo creo que no cambio tanto [sonríe]. No sé si es una actitud pesimista, pero desde luego es paranoica. A mí nunca se me va a olvidar el año que más fui al campo, el año del sextete de Guardiola. Recuerdo un Barça-Valencia que, en 10 minutos, ganábamos 3-0 con un juego maravilloso. Y en uno de esos goles, de guardiolismo en todo su esplendor, un señor mayor me tocaba el hombro y me repetía una y otra vez: ‘això no ho tornarem a veure mai més’. Nunca se me olvidará. Me repetía: ‘ho saps? Ho saps? Això no ho tornarem a veure mai més’. Y yo pensaba: señor, déjeme disfrutar un poco.

Esa anticipación es un rasgo clásico del aficionado del Barça...

Sí, también lo vimos mucho con Messi. Cuando se decía: ‘un día Messi no va a estar’ ¡Pero es que lo decíamos cuando Messi tenía 24 años! En esa anticipación no veo un fatalismo, veo más bien un carácter conservador. Como de decir: no me quiero ilusionar demasiado porque luego me va a doler más. Prefiero anticiparme y decir: esto no va a durar para siempre, esto no es normal, ¿por qué? Porque, si mañana no está, me duele menos. Pensamos más en el golpe que viene después de la cima que en disfrutar o fardar. También noté como cierto aburguesamiento, la gente cómo que se acostumbró ¿Te acuerdas que nos quejábamos mucho del Barça de Luis Enrique? Porque veníamos de Guardiola... pues no sé tú, viendo lo que ha venido después, ¡cómo jugaba ese Barça! Te pones uno de estos partidos y piensas: había mucho fútbol ahí.

Villalobos es uno de los grandes nombres de la literatura mexicana

Villalobos es uno de los grandes nombres de la literatura mexicana / DAVID RAMÍREZ

¿Cómo viviste el adiós de Messi?

Mi vida en Barcelona fue paralela a la carrera de Messi en el Barça. O sea, yo no había vivido una Barcelona sin Messi. Y para mí esa era mi vida, mi vida en Barcelona tenía todo el sentido futbolístico y simbólico a partir de Messi. Mi hijo nace en 2006 y también su vida era una vida con Messi. Cuando salió la noticia estábamos en Cádiz de vacaciones. Y viene mi hijo, con el teléfono en la mano, corriendo como si me fuera a decirme algo gordo... como, ¡ha muerto tu padre! Y yo ahí, saliendo, mojado, como disfrutando del día, y lo veo con una cara de loco, blandiendo el teléfono, y le digo: qué pasa. Y me dice: Messi, se va. Y yo le contesto: no hagas caso, son rumores. Y me dice: es un comunicado del Barça. Creo que me temblaron las piernas. Me senté y, ¿sabes ese momento que con el sol no puedes ver muy bien el móvil y estás tratando de entender? Fue un shock absoluto. 

¿Qué te pareció la reacción de la gente?

Esperaba una reacción mucho más dramática, más encendida. Creo que lo merecía pero no lo hemos hecho para no enfrentar el duelo. No nos hemos dado cuenta de que seguimos en duelo, pero un día lo tendremos que afrontar. Creo que no se ha contado bien su marcha y lo que significa y algún día habría que hacerlo. A nivel de lo que significa para el club, la ciudad... la figura de Messi fue tremenda. A mí me da muchísima pena y eso que yo era ‘iniestista’; yo lloré cuando se fue, era mi jugador favorito. Cuando vi que Messi lo abrazaba, estuve absorbiendo mocos. Lo de Messi fue como una evasión, no quisimos, no queremos ponernos a pensar. Como cuando se te muere alguien, como cuando rompes con tu pareja y te metes en otra relación de inmediato. 

¿Cómo viviste la evolución de Messi? De repente parece más argentino, más intenso....  

Es muy curioso porque ha tenido como que construir su argentinidad de una forma artificiosa. Hay algo en su carácter.... que para mí no es falta de personalidad, compromiso, pecho frío, es otra cosa… como si hubiera un switch , que se conecta o no se conecta. Es como si en ciertas circunstancias se desconectara y se fuera del partido.

Alves se saltaba las consignas de Pep para hacerle llegar el balón rápido. Decía: “Si Messi no toca el balón en 2 minutos, se desconecta”...

Pues no lo sabía, pero Messi era y es muy transparente con eso. Nunca he creído que fuera falta de compromiso, que no le importara o que jugara mejor en el Barça que con Argentina por voluntad propia. 

Hablemos del Madrid. Hay quién ve algo paranormal y otros que insisten que hay un patrón que se va repitiendo ¿en qué lado estás?

Yo también me niego a aceptar que Dios es blanco y creer en esa magia irracional. Tampoco creo que haya una sola explicación. Obviamente empecemos por aceptar que tienen jugadores muy buenos. Si no, por mucha suerte que tengas, es imposible. Sí creo que esta temporada les ha aguantado el equipo Courtois. Con un portero corriente el Madrid no hubiera salido vivo de ahí. Digamos que les ha mantenido en el umbral de lo posible. 

¿Mereció ganar esta Champions?

Vamos a decir que aparentemente mereció perder las tres eliminatorias, pero sin embargo la ganó [sonríe]. Con el City yo estaba viendo el partido con mi hijo. Y cuando el Madrid marcó el primer gol, él empezó a ponerse muy nervioso. Me decía: no me lo puedo creer, no me lo puedo creer… otra vez de nuevo. Y yo le dije, pero de una manera muy seria: cállate, número uno. Y número dos: no va a pasar. No puede pasar. No puede ser. No pasa tres veces. Esto no es el PSG… y pasó. Ahí es donde entra lo aparentemente irracional, pero también tiene que ver con que el relato de la remontada se lo creyó, además de los aficionados, el otro equipo. Se lo creyó el Chelsea y se lo creyó el City. 

¿Por que es un relato tan distinto al del Barça?

La mística del Madrid es contraria a la del culé que se anticipa a la desgracia. El Madrid piensa: voy a ganar cómo sea, me da igual si es de rebote y en el último minuto. Después del 0-4 el periodismo de Madrid decía: pase lo que pase esto es una macha y Ancelotti ha quedado señalado. Pero ya nadie se acuerda que el Barça le pudo haber metido ocho. Si eso le hubiera pasado al Barça, dirían: campeones pero qué rabia haber perdido con el Madrid.

Villalobos se reconoce como aficionado del Atlas

Villalobos durante la charla / DAVID RAMÍREZ