Jordi Ferrerons: "Gamper era un tema tabú en su familia"

Jordi Ferrerons, en el interior de la sede en Barcelona del Grup Lavinia

Jordi Ferrerons, en el interior de la sede en Barcelona del Grup Lavinia / JAVI FERRÁNDIZ

Jordi Ferrerons, director de Lavinia Audiovisual, dirige el documental Gamper, el inventor del Barça, que se podrá ver el 23 de enero en Barça TV y TV3 a las 22.00 horas. Hablamos con él de lo que supuso la figura del que fuera fundador del club y la intimidad del personaje.

¿Cómo surge la idea de hacer un documental sobre Gamper?

Ocurrió en este mismo despacho hace cinco años. Vino Oriol Carol, con el que hemos hecho el guión documental, y me preguntó si sabía cómo había muerto Joan Gamper. Yo no tenía ni idea. Y me explicó que se había suicidado. Entonces vi que aquí había un historión. Pero esto no fue posible hasta que no encontré unos socios suizos de otra productora. Me acuerdo que les dije, ‘¿saben dónde nació el fundador del Barça?’ No lo sabían y les dije: ‘Suiza’. Entonces, claro, ojos como platos. Y a partir de ahí logramos la financiación necesaria.  

¿Por qué crees que era necesario el trabajo que habéis hecho?

En primer lugar porque la mayor parte de la gente no sabía que Gamper se había suicidado. Por qué razón, todavía menos. Ni cómo había sido la vida de alguien que era más un personaje que un concepto. O sea, Gamper era un concepto. Nosotros nos hemos esforzado para darle un entorno humano a una una personalidad fundamental para entender, no solo ya la historia del Barça, sino la historia de la sociedad barcelonesa de principios del siglo veinte.

Siempre se destaca que era un entusiasta, algo que contrasta con alguien que decide quitarse la vida; ¿qué pasó por la cabeza de Joan Gamper para decidir terminar con su vida de esa forma?

A ver, no es incompatible tener una personalidad entusiasta con acabar de esa forma. Decidiendo poner fin a tu vida. Esto pasa. Es decir, las personas entusiastas son, a veces, las más propensas a acusar los golpes de las personas, de las situaciones. Cuando uno considera que lo ha dado todo por un colectivo, por una causa, es fácil que la persona se hunda. Hay varios factores que ayudan a comprender todo esto.

¿Por ejemplo?

El primero, Gamper fue apartado del club de una forma muy abrupta. Tan abrupta que tuvo que exiliarse. En segundo lugar, su situación económica se deterioró muchísimo con el crack del 29. En tercer lugar, seguro que había razones de índole más personal, familiar, que no ayudaron. Y además había otro factor. Él era protestante. La relación de los protestantes con la vida y la muerte, y cómo gestionas estas cosas, es muy distinta de cómo lo hacen los católicos.

 ¿Qué destacarías de su personalidad?

A ver, testimonios de primera mano no hemos tenido ninguno. Tanto es así que sus nietos no lo conocieron. Y no solo eso, sino que no se hablaba del abuelo en casa. Era un tema prácticamente tabú. Su abuela no les hablaba nunca del abuelo. Y sus padres entraron también en esta dinámica. 

¿Ese silencio era motivado solo por su final?

Por muchas razones. Había también el tema de que la viuda de Gamper, que era una persona ultracatólica. Hay que pensar que era un protestante casándose con una católica. Y para un católico, y hay que recordar que estamos en los años treinta, el suicidio es el peor pecado que puedes cometer. Pero por las cosas que hemos descubierto era una personalidad muy emprendedora que ejercía un liderazgo natural sobre la gente que estaba a su alrededor.

¿Cómo vivía el deporte?

Creo que tenía un componente ético muy subrayado. Detestaba que los jugadores se comportaran violentamente. Pretendía que el deporte fuera una manera de mejorar a las personas y a la sociedad. No era un loco religioso, pero sí que tenía esta cosa protestante de altruismo, de tejer sociedad. Nos gusta creer que muchas de las características del Barça de hoy están impregnadas de Gamper. Cuando ves el lema ‘més que un club’, que acuñó Narcís de Carreras, quería decir muchas cosas. Es un proyecto que va mucho más allá de practicar un deporte. Y esta forma de ir más allá del resultado, es herencia directo del espíritu de Gamper.

 ¿Cuál es para ti su gran aportación al Barça?

Gamper no es solo el tipo que funda el club, es también la persona que hizo que no desapareciera. Porque en el 1908 había solo 32 socios y fue él quien fue puerta por puerta a hacer que los socios pagasen las cuotas. Él hizo construir la primera casa estable del club, que era el estadio de la calle Indústria. Al poco tiempo se empeñó  en construir el estadio de Les Corts. El club se fue haciendo más grande bajo su influencia y además mantenía estas normas éticas que hizo que el Barça fuera un club diferente.

Cuando él llega a Barcelona se relaciona con gente extranjera, ¿cómo era ese núcleo que le acompañaba?   

Cuando él llega, en el aire flota un aire de creatividad y nuevas vías de negocio. Tanto en el artístico como en el empresarial. Gamper era una de esas personas. Vino por negocios y se encuentra con mucha gente extranjera como él. Pero echa de menos una cosa. Él escribe a sus amigos de Zúrich y les dice que se aburre en Barcelona, que no hay forma de hacer deporte. Entonces doce amigos se juntan y crean una cosa llamada FC Barcelona.

Hay mucha leyenda sobre el Gamper futbolista, ¿era tan bueno o se ha mitificado?

De entrada hay una sola imagen de él jugando al fútbol, es de cuando era mayor y parece una pachanga. Pero todas las crónicas hablan de un tipo que corría mucho y tenía un instinto muy grande para asociarse jugando a fútbol. 

¿Si Gamper viera el Barça actual de qué aspectos se sentiría más alejado?

Yo creo que de entrada se sentiría orgulloso de la identificación social con Catalunya. De la proyección internacional. Y del plan de juego. También que es una referencia polideportiva. Pero también se sentiría alarmado por la hipermercantilización del fútbol. Él era contrario a la profesionalización. Su ideal era que aquello fuera recreativo; un juego, aunque terminara adaptándose a los nuevos tiempos, no sin algunos disgustos [sonríe].