De Jong puede tirar la toalla

Estas últimas horas ha sido sometido a tal presión y desgaste que, ojalá me equivoque, esta vez sí podría tirar la toalla

El holandés sigue pensando que quiere ser y estar en este cambio de ciclo

De Jong presentó su candidatura a continuar con su gol en el Gamper

De Jong presentó su candidatura a continuar con su gol en el Gamper / Barça TV

Carme Barceló

Carme Barceló

He escrito mucho, largo y tendido sobre Frenkie De Jong en esta columna. Es un ‘affaire’ que me ocupa, me preocupa y del que tengo conocimiento e información sobre el personaje, su pasado, su presente, su formación y su personalidad. Desde finales de diciembre, cuando ya empezábamos a olernos la tostada, llevo diciendo que el holandés no encaja en ciertos esquemas de juego. Y no entro en el césped. Estas últimas horas ha sido sometido a tal presión y desgaste que, ojalá me equivoque, esta vez sí podría tirar la toalla.

Una noche de enero, en ‘El Chiringuito de Jugones’, expliqué que De Jong no solo no quería irse del Barça sino que pensaba que podía sumar en la reconversión de este equipo de la mano de Xavi, entrenador con el que compartía la visión de la jugada. No así en los despachos, donde le dolía sentirse un objeto comercial con el que arreglar parte de los desaguisados de ayer y de hoy. El desgaste emocional de Frenkie no es tanto como dicen y se sabe fuerte para aguantar ciertos envites. Su cultura y educación es muy distinta a la de los que le pagan la nómina. Nada que ver. Pero un contrato bajo sospecha ya son palabras mayores.

Laporta y Xavi han verbalizado públicamente que cuentan con él. Una cosa es el presidente y los intereses económicos y otra, el entrenador (a sueldo también y con un proyecto entre manos más que exigente). De Jong y su entorno entienden al segundo y se han desengañado -por decirlo fino- del primero. La presión es alta, tanto como la temperatura ambiental. El holandés sigue pensando que quiere ser y estar en este cambio de ciclo. Y que no se merece lo que está viviendo.