¿Por qué el Barça quiere a Joao Félix? Así es El Niño de Oro

De niño se sintió infravalorado en las inferiores del Oporto y se rebeló en el Benfica asombrando a todo el mundo

En Portugal todos hablaban de él incluso antes de haberlo visto jugar como pasó con Cristiano

Así ha sido la salida de Joao Félix de El Prat

Así ha sido la salida de Joao Félix de El Prat / DAVID BERNABEU

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Hay ojeadores que sostienen que viendo a un niño bajar del autobús ya saben si hay madera de futbolista. Quique Costas lo tenía claro a la hora de captar talento para el Barça: haz caso de tu primera sensación, no dudes.

João Félix fue uno de esos niños que llaman la atención y en el Oporto lo vieron clarísimo. Había en él una elegancia natural en su forma de moverse; jugaba con la cabeza levantada y tenía una relación especial con la pelota. 

Entre los siete y los 13 años sus padres lo acompañaban, de Viseu a Oporto, cinco días a la semana para cumplir su sueño. Los dos eran profesores y tenían la misma determinación que João.

No había plan B: su hijo solo quería ser futbolista profesional. Pero pronto se encontraron con un obstáculo habitual en las inferiores. El niño no crecía al mismo ritmo que sus compañeros.

Lo recordó así en ‘The Players Tribune’. “Cuando era un niño, los otros siempre eran más grandes que yo y los entrenadores siempre los elegían. Como yo era más delgado y más bajito terminaban desplazándome por así decirlo”. 

Ese rechazo se ha convertido en gasolina para muchos deportistas. Al exjugador de la NBA, Gilbert Arenas, su entrenador en el instituto le dijo que iba a jugar “cero minutos” y cuando debutó escogió el dorsal 0. Cada uno sirve a la venganza a su gusto.  Para João fue una herida que tardó en cicatrizar. 

“Yo no jugaba porque los otros eran más altos, más fuertes y corrían más. Y ahora mira, yo estoy jugando en Da Luz y ellos no jugarán nunca ni ante 1.000 personas”.  

Joao Félix, el niño de oro

Joao Félix, el niño de oro / MARC CREUS

El factor humano

Esa arrogancia de juventud ha sido clave para su fútbol. Su carrera no se entiende sin el factor humano. Una mezcla de insolencia y necesidad de cobrarse facturas que viene de lejos. De sus días en la cantera del Oporto, donde no encajó bien ser suplente, y decidió aceptar la oferta del Benfica en 2015. 

Tenía 15 años y por aquel entonces ya era la comidilla de las inferiores. Casi nadie lo había visto jugar pero todo el mundo había oído hablar de él. Así lo recuerda Luís Cristóvão, periodista portugués de medios como ‘Antena 1’ y ‘Eleven Sports’.

“Su nombre ya sonaba en el Benfica, aunque no venía de ser un jugador muy presente en las inferiores de Portugal ni era siempre titular”, destaca de entrada. “Creo que no debuta hasta la sub’18. Él sale del Oporto porque estaba en un equipo con mucha competencia. Pero me recordaba a Cristiano en la parte de que ya era un mito cuando casi nadie lo había visto jugar todavía”.

Ocurre a menudo en el fútbol: cuando no has visto jugar a alguien las expectativas son al gusto de cada uno. Su debut profesional con 16 años en el filial confirmó que era un jugador que entra por los ojos. Y el ‘hype’ se disparó cuando la temporada 2018-19 jugó sus primeros minutos con los mayores. 

"Si alguien le hace un falta le mira a los ojos. Es una marca de su personalidad; es supercompetitivo"

Los aficionados pronto quedaron prendados de su habilidad con el balón. Los técnicos, con la naturalidad con la que tomaba buenas decisiones en el campo. “A muchos jóvenes les gusta lucirse, pero no a él. Siempre hace lo que debe. Juega como en la calle, con alegría y sin miedo”, dijo de él Rui Vitoria, que lo entrenó varias temporadas en el Benfica. 

“Ronaldo ha visto al mejor”

En Portugal muchos recuerdan aún el día que Cristiano fue hasta Lisboa para ver el encuentro entre su exequipo y el Benfica. El Sporting de Lisboa cayó por 4-2 y João dio un recital. Tras el partido, el vicepresidente del Benfica, Rui Gomes, dijo: “El mejor jugador de Portugal estuvo en Alvalade y fue bonito para Cristiano estar ahí y poder verlo en directo”.

João admira a Ronaldo pero sus ídolos son Kaka y Rui Costa. Jugadores con los que tiene muchas más en común en un terreno de juego. Pero Félix, al igual que CR7, es muy competitivo y no es de los que se arruguen a pesar de su corta edad.

“Entra en el campo y es supercompetitivo. Tiene un punto provocador incluso. Es una marca de su personalidad. Si alguien le hace una falta le mira a los ojos. Me acuerdo cómo celebró un gol contra el Oporto”, recuerda el periodista portugués Cristóvão. 

Ese carácter y su irrupción fulgurante en el primer equipo del Benfica llamaron la atención de Simeone. Se fue Griezmann y llegó João Félix, el menino de oro. El niño de los 126 millones

El vídeo de despedida del Benfica a Joao Félix

/ Benfica

El precio de las expectativas

Del Atlético se marchó un campeón del mundo y llegó un niño. Pero un niño que había salido muy caro y tenía que marcar diferencias en un mundo de adultos. 

La cosa salió regular y llegaron las dudas. Algunas devastadoras para la afición colchonera. “Ahora que estoy aquí, a veces me acuesto y pienso ‘caray’, estaba tan bien allí. Estaba en casa, tenía una vida excelente, tenía mis amigos, era perfecto. Quiero volver y dejar mi nombre marcado en la historia del Benfica”, señaló en Benfica Play.

Era enero y las cosas no estaban funcionando.João había pasado de marcar goles con el Benfica y celebrarlos con su hermano pequeño (hacía de recogepelotas y jugaba en las inferiores del club) a no ver portería. 

"Cuando quiere puede cambiar un partido; hay que decirle: vete adelante y disfruta"

A una pretemporada ilusionante con el Atlético le siguieron unos meses de entrar y salir del equipo. El jugador no terminaba de encontrarse y muchos se preguntaban si el estilo de Simeone casaba con su juego. 

El debate estaba ahí pero el técnico pedía paciencia y pedía más al futbolista. Más regularidad. Más trabajo. Más constancia. “Vi los partidos que jugó con su selección y me gustó por su trabajo hacia lo que necesitaba el equipo. Eso lo necesitamos también con nosotros. El talento sabemos que lo tiene y que en algún momento del partido puede aparecer”. 

Acostumbrados a Griezmann, que era un jugador que filtraba mucho juego, al Atlético le costó ajustarse al portugués, un jugador más de apariciones. Pero en el Atlético estaban tranquillos: Simeone no paraba de repetir que sabía perfectamente lo que quería del portugués en el campo

João terminó la temporada firmando 9 goles y 3 asistencias. Pero sobre todo con la sensación de haber mostrado solo fogonazos de su talento. Siendo un niño le tocaba  de nuevo aguantar críticas más propias del mundo adulto. 

“Vosotros hacéis vuestro trabajo y yo intento hacer el mío, si las cosas no van como a vosotros os gusta a mí me da igual”, dijo a Marca en agosto.

No era la primera vez que se sentía señalado. En el vestuario del Benfica, verlo acaparar elogios y titulares, no sentó a bien a todo el mundo.

En enero recordaba así un episodio de 2019 tras una actuación espectacular ante el Eintracht de Frankfurt. “En el tercer gol que hice, lloré. Me quité todo un peso de encima. Dos días antes, en el vestuario, escuché comentarios que no me dejaban bien. Me fui al baño a llorar. Nadie lo sabía, pero luego logré el ‘hat-trick’ y me liberé”. 

Su gran momento en el Atlético... un oasis en el desierto

Su momento en el Atlético llegó en 2020. Era uno de los jugadores de moda de LaLiga y uno de sus grandes talentos “Es un cabrón éste. Cuando quiere, puede cambiar el partido, tío. Coge el balón y vete para adelante, diviértete”, le soltó Saúl a Oblak durante el descanso del Atlético-Salzburgo. “Madre mía, qué bueno es”, respondió el portero.

La conversación, que fue captada por las cámaras, tiene lo bueno  del off the record: hay mucha más verdad que cuando uno sabe que lo están grabando.

Simeone era el primero en dedicarle elogios. “Lo que está haciendo que todos hablen de él es la continuidad y la regularidad. El año pasado comentábamos algunas palabras, como transición, que sorprendían y, con tiempo y creérselo, se va dando lo que esperamos de él”. 

João entraba mucho más en contacto con el balón y disfrutaba compitiendo. También ante grandes como Messi al que se encaró cuando le recriminó una acción con Jordi Alba. Con él siempre fue así: posee el fuego competitivo de los grandes jugadores portugueses de la historia. Un ánimo competitivo que no le ha valido en los últimos tiempos para consolidarse en el Atlético de Simeone. Tampoco en la cesión al Chelsea, donde fue de más a menos. Ahora podría tener el gran reto de su vida en el Barça. Con 23 años sabe que es el momento de cumplir con las expectativas: llegaría a un equipo que le ofrece el contexto futbolístico que tanto reclamaa.