Iniesta, un adiós entre lágrimas y aplausos

Javier Giraldo

Javier Giraldo

Nunca antes se había visto la sala de prensa de la Ciudad Deportiva tan repleta de gente, y eso que el club había avisado solo tres horas antes de la comparecencia del capitán: se va Iniesta, el jugador que pone de acuerdo a todo el mundo. 

Jugadores, directivos, cuerpo técnico… ningún estamento del club quiso perderse la despedida oficial del capitán. Habrá tiempo para un homenaje más pausado, pero 22 años después, a Iniesta le llegó este viernes el momento de comunicar oficialmente que deja el Barça.

Lo hizo entre lágrimas y con la voz entrecortada, hablando de honestidad, fidelidad y compromiso, y agradeciendo todo lo que ha recibido del club durante sus 22 años en el Barça.

La emoción de su padre

Su padre, José Antonio, el mismo que conducía el coche que en 1996 trajo a Andrés desde Albacete, ni siquiera pudo quitarse las gafas de sol: demasiadas emociones acumuladas, demasiadas lágrimas brotando. Junto a José Antonio, toda la familia de Iniesta en primera fila, también sus tres hijos. La más pequeña, Siena, que dentro de tres semanas cumplirá un año, era la única ajena a tanta emoción. 

Entre sus compañeros también hubo quien se emocionó de verdad: Piqué y Rakitic, por ejemplo, que lo tuvieron complicado para contener las lágrimas.

Si hubo un pero, fue por omisión: dos de los jugadores con más peso de la plantilla, Messi (segundo capitán) y Luis Suárez, no acompañaron a Iniesta en uno de los momentos más emotivos para el manchego. El club argumentó motivos personales y reiteró que ambos estarán el día en el que el club prepare una despedida institucional.

dos ovaciones

A Iniesta le costó hacer fluir su discurso: la emoción le impedía seguir, pero cuando terminó, antes de abrir el turno de preguntas, se llevó una sonora ovación. Periodistas, jugadores, directivos y cuerpo técnico aplaudieron desde el corazón, agradeciendo sobre todo el trato que Iniesta ha tenido con todos a lo largo de 22 años

El capitán se fue a lo grande, con el deseo de “ser recordado como un gran futbolista y una gran persona” y aplaudido nuevamente por todos. Entre tanta emoción, también hubo un hueco para la sonrisa, cuando Iniesta bromeó sobre su regreso al Barça (“sí, dentro de tres años vuelvo como jugador”) o cuando recordó su primer viaje a Barcelona. “¿Un viaje emotivo? Bueno, para mí fue terrible porque tenía doce años y me quedaba solo”. 

El niño que se quedaba solo a comienzos del otoño de 1996 se despidió hoy del Barça convertido en una leyenda, incapaz de contener las lágrimas pero con el reconocimiento unánime de todo el mundo del fútbol y el aplauso cercano de quienes mejor le conocen