Un 'infiltrado' madridista en el vuelo de los campeones

German Bona

German Bona

El sueño y la felicidad se reflejaron en las caras de los jugadores y la expedición del juvenil azulgrana a su regreso de Nyon. La noche anterior, como no podìa ser de otra forma, fue muy festiva y se celebró el título hasta altas horas, eso sí, sin salir del hotel de concentración, a camino entre Nyon y Ginebra. Antes, hubo cena de 'fair play' en las instalaciones de la UEFA con el Chelsea, pero los ingleses se retiraron muy pronto. La derrota dolió.

Todo lo contrario que la expedición del Barça, y de ahí que se presentaran acusando el cansancio en el aeropuerto de Ginebra para tomar el vuelo regular de Vueling VY 6207, compartido con el de Iberia 5195. Pero algo les 'conectó' de nuevo. Fue en la fila del embarque, cuando el miembro de la tripulación Sergio Dobrinov, que estaba validando los billetes, ni corto ni perezoso, tomó el micrófono y empezó a gritar el 'Campeones, campeones'. El equipo aplaudió, coreó con el simpático protagonis, natural de Ginebra, y éste demostró tener un amplio conocimiento de la letra del himno del Barça cuando arrancó a cantarlo. "Me habéis hecho feliz", les dijo. Después, ya dentro del avión, se mostró más comedido, aunque no faltaron las fotos y algunos comentarios divertidos.

El comandante saludó... para anunciar turbulencias. Las había habido, se ve que fuertes, en el anterior vuelo de Barcelona a Ginebra, y ponía a los pasajeros en sobreaviso. Después, nada de nada, un vuelo bastante plácido. Alguien le 'chivó' que estaba en el pasaje el campeón de Europa juvenil y volvió a tomar la palabra para felicitar al equipo, y apostillar: "Aunque yo soy del Real Madrid".

La reacción entre los chavales, y los que no son tanto, la esperada: abucheos y algún cántico conocido sobre el máximo rival. Después, la calma, el sueño pudo al cachondeo, aunque eso sí, en las filas posteriores del avión, las que ocuparon los futbolistas, el trofeo, que alguien definió como un abridor gigante de cerveza, iba de mano en mano. Los jugadores, casi todo, portaban orgullosos sus medallas de campeones. En las filas delanteras, los responsables que se desplazaron a Ginebra, los Pep Segura, Guillermo Amor, Jose Mari Bakero, Òscar Grau, Silvio Elías, Pep Boada, Pere Gratacós o Ariedo Braida, se lo tomaban con el aplomo que reclama el cargo, y a buen seguro, dándole vueltas a la contradicción que supone tener un fútbol base de lujo, con el juvenil campeón, pero con el filial jugándose la vida o un primer equipo al que no suben tantos canteranos como debería.

El vuelo aterrizó a las 10.42 horas de la mañana, el comandante volivió a felicitar al equipo azulgrana, y en el trayecto a la salida, la expedición se encontró caras conocidas, como la de Javier Clemente, que departió un buen rato con Bakero y Amor, o Toni Nadal, pues este miércoles juega Rafa en el Barcelona Open Banc Sabadell.

Y así, se fueron satisfechos a sus casas, algunos ya habían viajado con sus familiares y otros, como al capitán Guillem Jaime, les esperaba la familia en la terminal. La mente está puesta en descansar y en el próximo lunes, pues toca afrontar la Copa de Campeones y este equipo le ha cogido el 'gustillo' a los títulos. Queda también en juego la Copa del Rey y buscan el pleno. Son la joya de la corona.