FC BARCELONA

La increíble historia de Aleix Vidal

Estuvo en el Barça a los once años y probó tanto en grandes como en modestos, como el Rapid de Ibiza, antes de volver al club blaugrana

En el Barça solo estuvo un año, lo cortaron sin recibir casi explicaciones

En el Barça solo estuvo un año, lo cortaron sin recibir casi explicaciones / sport

Jordi Gil

El Barça podrá contar a partir de enero con un futbolista indestructible. Aleix Vidal ha superado todas las pruebas imaginables para un jugador que suspira por triunfar en la élite. Su historia es de película con un dulce final. <strong>De ser rechazado por el Barça, Madrid, Espanyol</strong>…o incluso el Rapid de Ibiza a acabar volviendo al club blaugrana por la puerta grande como un fichaje estrella de los ‘tricampeones’.

Han sido 21 años de lucha constante desde que a los cuatro empezó a hacer diabluras con el balón en el Diver, el equipo de los más pequeños de la Escola de Futbol de Valls. En su Puigpelat natal no había equipo ni campo de fútbol. Un portal ya abandonado delante de su casa era la única portería a su alcance. Valls tampoco quedaba lejos. Apenas diez minutos en coche y su padre le acompañaba gustosamente.

En la EF Valls se salía y un técnico que lo conocía bien, Rafael Magrinyà, se lo recomendó a Sergio Lobera, entrenador entonces del Alevín A del Barça. Una prueba de dos semanas fue suficiente para que con 11 años ingresara en el club blaugrana. Todo salía a pedir de boca. La historia era redonda…pero fue nada más empezar la pretemporada como blaugrana que empezaron a surgir obstáculos.

Sergio Lobera, su descubridor, no asciende y se pone en manos de Xavi Llorens en el Infantil B, el primer técnico que no le veía madera de crack. Solo era el recambio en una <strong>delantera en la que brillaban Jordi Alba y Víctor Rodríguez (Elche)</strong>. Aleix jugaba de ‘9’ y le dolió mucho ser descartado del televisivo torneo de Brunete. A media temporada, su familia ya escuchó rumores de que no seguiría. Era muy pequeño y no convenció. Tampoco le dieron muchas explicaciones. 

Aleix volvió a Puigpelat con la experiencia de haber jugado en el Barça. Volvió a casa para jugar en la Escola de Futbol Veterans Cambrils. Ramon Llobet lo recuperó y fue el segundo máximo goleador infantil de la categoría, solo superado por el españolista Guillem Creus. Mantuvo el acierto goleador en verano en la Cerdanya Cup y Manolo Romero, el ojeador en Catalunya del Real Madrid, se lo llevó a la Fábrica previa cesión de un año en el cadete del Nàstic.

SU LLEGADA AL REAL MADRID

El Madrid no tenía residencia propia, la antigua Ciudad Deportiva de La Castellana ya estaba destinada a un ‘pelotazo’ urbanístico y Aleix ingresó en el Colegio Internacional SEK, una escuela rigurosa, de uniforme y poco flexible para la vida de un joven futbolista. En Madrid empezó a jugar más en la banda y, aunque le costó, fue titular en la final de la Copa de cadetes en un equipo que lideraba Dani Parejo.

Firmó en las oficinas del Bernabéu un contrato de tres años como juvenil, pero cuando volvían en coche, en una área de servicio en Lleida, su padre recibió una llamada muy frustrante. El Colegio Internacional SEK no permitía que continuara como residente. “He venido al Madrid a jugar a fútbol, no a estudiar”, era su frase cuando le preguntaban por su poco interés por los estudios. El Colegio era excesivamente estricto, no tenía el tacto necesario para jóvenes deportistas y su continuidad fue imposible. 

TRABAJANDO EN UNA IMPRENTA CON 16 AÑOS

Ramon Llobet apareció de nuevo para dejarle entrenar con el Veterans Cambrils y tuvo que pasar el mal trago de ser incluso descartado por el Rapid de Ibiza en una prueba de cinco días que hizo en la isla. El sueño de ser profesional se tambaleaba al término de su etapa como cadete hasta que el Reus lo rescató. Fue una época delicada. Viendo que el fútbol podía acabarse empezó a trabajar en una imprenta con 16 años y estudió el módulo de Formación Profesional como electricista.

El riesgo de quedarse apartado del camino que siempre había perseguido era muy alto. El Reus era el último tren y se agarró con fuerza. Su segunda vuelta en el Juvenil de Preferente le catapultó y Natxo González, el entrenador del primer equipo, lo llevó a entrenar con el conjunto de Tercera. La historia se ponía de nuevo emocionante. 

LLEGA EL ESPANYOL, GRECIA Y...

Con 17 años ya había pasado por el FC Barcelona y el Real Madrid. “Si no lo han querido en estos equipos, por algo será...”, era una de las frases que más tenía que escuchar. Su potencial invitaba a pensar que podía ser un jugador de élite, pese a que su historial jugaba en contra. Fue entonces cuando apareció otra oportunidad de una de las grandes canteras del país. El Espanyol llamó a su puerta y no se lo pensó dos veces.

Igual que le pasó con el Barça y en el Madrid, de la ilusión pasó muy pronto a la desazón. El Juvenil A ya tenía las fichas ocupadas cuando se cerró su fichaje y se quedó sin equipo. La solución fue la cesión a la Damm de Xavi Torrijos para jugar en División de Honor. 

La siguiente pretemporada, ya con el Espanyol B, se lleva otro jarro de agua fría. Vidal se vio inmerso en una guerra entre el director deportivo del primer equipo, Paco Herrera, y el responsable del fútbol base, José Manuel Casanova. Herrera intuía que Aleix tenía recorrido en el club, Casanova lo descartó y al final triunfó el criterio del dirigente de la cantera. El jugador se marchó con 18 años cedido al Panathrakikos, un equipo del este de Grecia, de la localidad de Komotini que acababa de ascender a Primera. 

... RUMBO A LA POBLA DE MAFUMET

A final de temporada, por tecera vez, el Espanyol B volvió a descartarse y Aleix fichó por la Pobla de Mafumet, filial del Nàstic que estaba en Segunda División A. Firmó por dos años, debutó con el primer equipo jugando once minutos ante el Rayo, pero el Nàstic no ejerció la opción para seguir la segunda temporada.

Otra vez quedaba cortado. Carlos Vidal, su padre, recuerda que pese a tantos golpes recibidos, “siempre se ha levantado, las malas experiencias le han curtido en la vida” y que seguía con la idea de “buscar un filial de Primera o Segunda División, creíamos mucho en él y su mentalidad era fuerte para aguantar”. Esta vez tocó el Mallorca B. Pasó la enésima prueba, jugó en el filial y solo contó para Michel Laudrup en algún entrenamiento. 

ALMERÍA AL RESCATE

Este partido no quedó en el aire. El Almería lo estaba siguiendo y tuvo la propuesta de jugar en otro filial. Volvió a dar el ‘sí’. También lo quería el Racing de Ferrol, pero evitó entrar en la rueda de equipos profesionales de Segunda División. Ya le quedaba poco margen si quería triunfar. Y en Almería por fin fue la vencida.

Su destino era el Almería B, pero por contrato haría la pretemporada con el primer equipo. Al segundo entrenamiento con Lucas Alcáraz, el técnico le preguntó al presidente: “¿Por qué el mejor de la plantilla tiene ficha del filial?”. Solo jugó con el segundo equipo en el primer partido de Liga ante la Balompédica Linense por la huelga en la LFP. Marcó dos goles y no regresó más a un filial.

Alcáraz le enseñó que también debía sacrificarse en defensa y que la disciplina era básica. En uno de los primeros entrenamientos se durmió y el entrenador lo avisó: “No me lo vuelvas a hacer”. Y nunca más se le pegaron las sábanas. En el Almería fue feliz. Jugó con regularidad, subió a Primera División y se acabaron los malos tiempos definitivamente. El único intervalo en que sufrió fue la época en que Xabi Gracia dejó de contar con él. “Trabaja fuerte, no le des la razón. Si tienes que estar a las nueve en el entrenamiento, llega a las ocho y si acaba a las doce, vete a la una”. fue el consejo de su padre. Carlos tuvo razón, una vez más, y todo se desencadenó. El Sevilla, la selección...y el sueño del Barça.