Hugo Sotil, las raíces del ídolo

Llegó casi de casualidad en el verano de 1973 y dejó una profunda huella en la afición azulgrana

La leyenda del fútbol peruano cuenta con el libro “Genio y figura. Sotil, una historia de fútbol y pasión”, del periodista Manuel Paz Aráoz. Un viaje por la vida del ‘Cholo’...

Hugo Sotil y la portada del libro de Manuel Paz Aráoz

Hugo Sotil y la portada del libro de Manuel Paz Aráoz / SPORT

David Salinas

David Salinas

Pocos jugadores han dejado una huella tan profunda en el FC Barcelona como la que imprimió Hugo Alejandro Sotil Yerén. La leyenda peruana brilló con luz propia la temporada 1973-74, la de la Liga de Johan Cruyff, la del 0-5 al Real Madrid en el Bernabéu, la del alirón tras 14 ejercicios de repetidas frustraciones... Sotil, en solo un año se ganó, y para siempre, la admiración, el cariño y el respeto de la afición azulgrana, hechizada por sus regates imposibles y una fortaleza física a prueba de patadas.

Para ahondar en la figura de Sotil, en sus orígenes y su trayectoria deportiva, el periodista Manuel Paz Aráoz publicó en junio de 2022 una biografía del ídolo: “Genio y figura. Sotil, una historia de fútbol y pasión”. Un libro que repasa la vida del fenómeno, que camina hacia los 77 años en su Perú natal, y la del autor, con más de 50 años en el ejercicio de su carrera.

Sotil, conocido cariñosamente como “Cholo” por su origen indígena, nació el 18 de mayo de 1946 en Ica y fue el segundo de siete hermanos. Sus padres, Tomás (camionero) y Nora (ama de casa), se trasladaron a Lima en busca de un mejor futuro para la familia cuando el pequeño Hugo tenía 5 años. Jugó en el colegio y en la calle −él mismo se fabricaba los balones con medias de su madre−, y su primer equipo fue el Deportivo Gaillard, destacando por su elegante trato al balón y ganándose “el mote de maestrito entre sus compañeros”. 

Amateur

Recaló en el Deportivo Municipal, un grande del fútbol peruano entonces en horas bajas tras perder la máxima categoría en 1967. Sotil llegó como amateur y, explica Manuel Paz Aráoz, que allí aprendió que en fútbol lo más importante era anteponer el éxito colectivo al individual y a trabajar honradamente en los entrenamientos para rendir al máximo nivel en los partidos. Corría 1968 y la llegada de Sotil coincidió en el ascenso de los ‘ediles’ a la división de honor.

A partir de entonces su estrella no dejó de brillar. La selección, el Mundial de México 1970 y el fichaje por el FC Barcelona en el verano de 1973, casi por casualidad. Marinus Michels, técnico azulgrana, y el representante Josep Maria Minguella viajaron hasta Lima para fichar a Teófilo Cubillas, figura de Alianza Lima, pero les gustó más el ‘10’ del Municipal y no lo dudaron ni un instante.

Sotil, de un día para otro, entró en una nueva dimensión. “Para mí fue como haber tocado el cielo”, confiesa en el libro. Y añade el autor: “El ‘Cholo’ Sotil, con su dribling imprevisible, su explosión y gran sentido colectivo era el acompañamiento perfecto para Cruyff, el genio holandés”. Otro pasaje del libro recuerda que Sotil “fue una figura emblemática para la afición del equipo azulgrana. Con respecto a esto, el propio Hugo comunicó a diversos medios de comunicación su intención de que a su muerte se le entierre con la camiseta del Barça y la de Perú”.

Debutó como azulgrana en el Gamper de 1973 jugando, precisamente, contra el Municipal, ganando el Barça 5-0 y firmando Sotil el 3-0. Oficialmente jugó 70 partidos (19 goles) entre septiembre de 1973 y noviembre de 1976. Firmó un primer año inolvidable, con el 0-5 en el Bernabéu (puso la guinda con el quinto gol, el de la manita. Tanto, por cierto, que Cruyff no le dejó festejar: “Estamos en Madrid… ¿Quieres que nos maten a todos”) y la Liga después de 14 años de sequía. Fue entonces, tras cantar el Barça el alirón en El Molinón (2-4), cuando Hugo acuñó una frase para el recuerdo: “¡Mamita, campeonamos!”, le dijo a su madre cuando la llamó desde la habitación del hotel, que compartía con Quique Costas.

Ocaso

La luz de Sotil se debilitó con la llegada de Johan Neeskens. Al peruano se le prometió que jugaría como nacionalizado español en cuestión de semanas (el cupo era de dos extranjeros), pero se pasó el curso 1974-75 en blanco y, cuando volvió, ya no fue el mismo. La falta de exigencia lo llevó por otros derroteros... En octubre de 1975, sin el permiso del Barça, se desplazó a Caracas (Venezuela) para tomar parte en la final de la Copa América (partido de desempate) contra Colombia. Marcó el gol de la victoria (1-0) y se convirtió en héroe nacional.

Tras dejar el Barça recaló en el Alianza Lima, Independiente Medellín (Colombia), Municipal Lima, Los Espartanos de Pacasmayo y Deportivo Junín, donde colgó las botas en 1986. El Barça le organizó un homenaje el 17 de mayo de 1984 para ayudarlo económicamente y bautizó a uno de sus hijos Johan en honor a Cruyff. Johan Sotil también fue futbolista, llegando a la internacionalidad, como su padre, y actuando en Europa, concretamente en el fútbol belga. En 1972 protagonizó la película ‘Cholo’, dirigida por Bernardo Batievsky y restaurada en 2021. Sotil, que vive en Lima, siempre está pendiente de la actualidad azulgrana.