La histórica gesta de Josep Cubells

Josep Cubells, el histórico conserje del FC Barcelona

Josep Cubells, el histórico conserje del FC Barcelona / Familia Cubells

David Salinas

David Salinas

El 16 de marzo se cumplieron 80 años de la heroica gesta protagonizada por Josep Cubells i Bargalló, conserje del FC Barcelona entre 1927 y 1960.

Ese día, de 1938, el empleado azulgrana salvó buena parte de la memoria de la entidad y algún dinero tras el cobarde y masivo bombardeo con el que la aviación fascista castigó indiscriminadamente a la población civil de Barcelona.

El terror y el drama, por unos días, se adueñaron de la ciudad. Uno de los proyectiles lanzados desde los Savoia-Marchetti SM81 de la aviación italiana impactó en la sede del FC Barcelona, en aquel entonces en la calle de Consell de Cent. Cubells, que tenía allí también su vivienda, estaba en el interior. El reloj marcaba las 23.30 horas.

Mercè Cubells, la segunda hija de Josep y nacida el 7 de noviembre de 1929 en la sede que el club tenía entonces en la calle Diputació, todavía se emociona cuando relata lo sucedido aquel trágico día: “Mi padre estaba solo. Mi madre y mis hermanas (Carmen –la mayor– y Josefina –la pequeña–, ambas ya fallecidas) nos habíamos trasladado a una casa de payés que unos conocidos tenían en Sant Martí de Maçana. Nos contó que se había salvado gracias a unos vecinos porque se protegió junto a ellos en un subterráneo del edificio”.

Mercè no olvida ningún detalle pese a las ocho décadas transcurridas desde aquella agresión que terminó con la muerte de más de mil civiles, entre ellos el vicecónsul de Francia en Barcelona Antoine Lecouteux. 

“En el subterráneo –prosigue Mercè– había una niña pequeña con sus padres. No paraba de quejarse, tenía frío y quería irse a casa. Lloraba desconsoladamente. Fue tal la insistencia de la pequeña que todos los que se habían refugiado allí abandonaron el escondite pese a seguir ‘lloviendo’ bombas. Papá, como siempre, hizo la ronda y fue entonces, estando ya en la parte trasera del edificio, cuando oyó un silbido y, de repente, un estallido ensordecedor. Sí, cayó una bomba... Siempre decía que el mundo se le vino encima. Y explotó, justamente, en el refugio donde había permanecido con los vecinos, que voló por los aires. Esa niña, inconscientemente, salvó la vida a todos los que se refugiaron en ese subterráneo”.

conmocionado

Cubells, debido al impacto, quedó conmocionado, pero se incorporó rápidamente. Y lo primero que hizo después de ver cómo había quedado la sede del FC Barcelona fue avisar a los empleados que estaban bajo sus órdenes. Era noche oscura, pero pudo contactar con algunos y empezaron a recoger todo lo que pudieron bajo los escombros: copas, placas, documentación, mobiliario, recuerdos...

Su misión fue salvaguardar todo aquello de lo que era responsable. Estuviera entero o troceado, sirviera o tuviera que ir directamente a la basura. Y lo hizo con celeridad para que aquella noche nada quedara a la intemperie ni a merced de milicianos ni ladrones. Todo el material recuperado fue almacenado y trasladado a un depósito que el club tenía en la Gran Via.

Pero a Cubells todavía le quedaba una misión que tenía que afrontar en solitario: recuperar 2.500 pesetas que solo el cajero, señor Carbonell, podía localizar. Para no levantar sospechas, Carbonell, cuando recibió el aviso, se vistió de mujer y fue al encuentro de Cubells para precisarle por dónde podía dar con el dinero. “Lo encontró donde le dijo el cajero, en una tubería”, recuerda emocionada Mercè

Durante la guerra civil Cubells no ejerció de conserje pero siguió vinculado al FC Barcelona como cobrador y en otros quehaceres. Al cesar el conflicto bélico solicitó el ingreso en su antiguo puesto al vicepresidente Josep Vidal-Ribas, que le aseguró la ocupación siempre y cuando encontrara un lugar idóneo.

Cubells se puso manos a la obra y, en 1941, localizó un chalet en el Passatge Méndez Vigo que cumplía con todos los requisitos que quería para el Barça y su familia. Mercè recuerda que “nos instalamos en la terraza y allí nació mi primer hijo, que murió... Después llegó Esteve”.

Cubells falleció el 4 de diciembre e 1960 abrazado a un muñeco del Avi Barça. Su entierro fue multitudinario. La familia siguió vinculada al club hasta inicios de los setenta, cuando la directiva presidida por Agustí Montal prescindió de sus servicios. Les aseguraron que les buscarían vivienda, incluso que podrían radicarse en el Camp Nou, pero todo acabó con una indemnización:  “Nos dieron 100.000 pesetas para que empezáramos de nuevo. Fueron muy ‘amables’ después de tantos años de servicio...”, apunta Mercè