Historias de la historia: El presidente comunista del Madrid

Antonio Ortega, con uniforme de coronel del cuerpo de carabineros del Ejército Republicano

Antonio Ortega, con uniforme de coronel del cuerpo de carabineros del Ejército Republicano

David Salinas

David Salinas

Apartado y olvidado, como si nunca hubiera existido. Así pasa por la historia oficial del Real Madrid el presidente Antonio Ortega Gutiérrez, militar del Ejército Popular de la República que ascendió al rango de coronel y fue ejecutado con el sistema del garrote vil el 15 de julio de 1939 por las tropas franquistas.

La revista Sàpiens, lo desvela en una extensa investigación y además glosa la figura de Antonio Ortega, el ‘Josep Sunyol’ del Real Madrid, destaca la invisibilidad del presidente interino (1936-39) en la memoria de la entidad blanca. 

Nacido en 1888 en la localidad burgalesa de Rabé de las Calzadas, el alzamiento fascista de julio de 1936 cogió a Ortega en Irún. Allí tuvo un papel destacado en la defensa de la ciudad fronteriza que lo llevó a ser nombrado gobernador civil de Guipúzcoa en agosto de ese mismo año. Pasó después a la zona centro (Madrid) para asumir el mando de la Columna Vasca. Todo ello le llevó a ser Director General de Seguridad del gobierno de Juan Negrín y, también, presidente del Real Madrid CF, el nombre republicano del Real Madrid, que tras la proclamación de la Segunda República perdió la corona borbónica y añadió una banda violeta en su escudo.

Ortega sucedió en el cargo a Rafael Sánchez-Guerra en 1936 de forma interina y, pese a que por aquel entonces la competición estaba suspendida por el conflicto bélico, destacó al frente de la entidad blanca por su inquietud de dar vida a la sociedad con la organización de diversas actividades, como la llevada a cabo por las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) en septiembre de 1937: desfiles militares, concursos deportivos, demostraciones tácticas de la sección de infantería del Ejército Popular de la República…

Apuntan los autores Porta y Usall en la investigación publicada en la revista Sàpiens que Ortega tenía una visión “romántica del deporte” y que siempre estuvo en contra de su mercantilización. Nunca vio con buenos ojos que se comercializara con las fichas, las estrellas del momento y, ni mucho menos, con la juventud. Sin embargo, la victoria fascista borró de un plumazo los proyectos de Ortega y el Madrid CF, de la mano de Adolfo Meléndez, cambió de rumbo, consolidándose el giro especialmente en 1943, cuando Santiago Bernabéu accedió a la presidencia. Un cargo que ostentó hasta 1978, año en el que fallecería.

La razón que esgrime Sàpiens sobre la invisibilidad de Ortega al frente del Madrid es que “contradecía los valores conservadores de las élites vinculadas al club fruto de su militancia republicana y comunista”. Y Agrega también que “mantuvo una firme oposición a una cuestión tan apreciada por dichas elites como eran las corridas de toros”. Apunta la investigación que el militar y presidente madridista “encabezó en 1937 un movimiento que pretendía abolir la tauromaquia, entre otras razones porque consideraba que la mayoría de toreros eran de derechas y porque el grueso de las grandes ganaderías estaban situadas en territorio nacional”.

Capturado por las tropas franquistas en Alicante, cuando junto a miles de personas trataba de huir hacia las costas de Argelia, fue trasladado al campo de concentración de Los Almendros. De allí pasó al de Albatera y, finalmente, al castillo de Santa Bárbara, donde fueron confinados los militares republicanos de carrera. El 15 de julio de 1939, después de un juicio sumarísimo, fue condenado a la pena capital mediante el sistema del garrote vil. Ortega tenía entonces 51 años y medio. Apunta Sàpiens que “su asesinato evidenció la naturaleza brutal de la política represiva que las nuevas autoridades franquistas llevaron a cabo contra los vencidos en la Guerra Civil”.