Guille Milkyway: "Tengo muchos conflictos con los tribuneros"

Guille Milkyway sigue de gira con La Casa Azul presentando su último disco, 'La Gran Esfera'

Guille Milkyway sigue de gira con La Casa Azul presentando su último disco, ‘La Gran Esfera’ / LLUÍS DOMINGO

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Guillem Vilella (San Cugat del Vallés, 1974), más conocido como Guille Milkyway, es el nombre detrás de la banda La Casa Azul. Colaborador de ‘El Món a RAC1’, también participó en Operación Triunfo como profesor de cultura musical en la edición de 2017.

En las letras de tus canciones hay referencias directas al Barça; ¿fue algo premeditado o simplemente surgió? 

No fue nada premeditado. La canción se llama ‘El momento más feliz’ y habla de las pequeñas cosas del día a día que al final se convierten casi en la razón para vivir. A mí me pasa mucho: el día que hay Champions, ¡hostia!, puede ser la ilusión del día y probablemente de la semana [risas]. 

¿No es un poco pobre que nuestra vida dependa de un partido de Champions? 

Bueno, la vida  es un poco la suma de estas pequeñas tonterías, ¿no? Es como cuando vas a un concierto y sales de ahí en plan, ¡joder lo que acabo de ver!  En mi entorno a veces me veían gritar en un bar y me miraban raro. A mí esta mirada condescendiente del mundo de la cultura al fútbol me parece de una prepotencia total. Te puede gustar o no pero la gente que disfruta del fútbol no es gente imbécil. Claro que hay imbéciles, pero también hay imbéciles que no les gusta el fútbol.

El fútbol comparte con la música la misma sensación de catarsis; ¿crees que engancha a la gente sobre todo por ahí?

Sí, es que es clarísimo. Aquel momento de euforia cuando tu grupo favorito toca tu hit preferido. Ese momento, es la misma celebración colectiva. Es muy parecido. El fútbol termina siendo algo muy emocional. Después de un partido grande llegas a casa y es una sensación muy similar a la de volver de un concierto. 

Tus canciones tienden deliberadamente a explotar con un estribillo, a buscar esa euforia, ¿buscas esa misma sensación en un partido?

Total. A ver, es verdad que busco eso en mi música, aunque la épica, como la nostalgia, tiene algo de trampa.  Con el Barça de Guardiola pasaba algo parecido: cuando ya te parecía imposible que sucediera algo más grande, de repente ocurría. Seguramente por eso  hemos idealizado tanto la época de Guardiola, que fue brillante pero que tiene algo de eso.  

¿Cuál es tu momento más feliz vinculado al Barça?

Mira, a veces más que un título ha sido un  momento concreto. Por ejemplo el gol de Iniesta en Stamford Bridge o el de Sergi Roberto contra el PSG. Pero me quedo con la final de la Recopa del 82 en el Camp Nou contra el Standard de Lieja.  Hasta ese momento, para mí, ir al estadio era ver a tipos con puros diciendo tacos. Y de repente, me separé de todo eso y me impliqué con la épica de ese partido. Aquello era nuevo para mí.

Una vez te escuché decir que las pistas de baile te parecían “un sitio melancólico y decadente a la vez, donde ponemos en común soledades y ansiedades”; ¿Cómo te sientes en un campo de fútbol?

Mira, en un estadio todo eso no es muy visible  a primera vista aunque creo que está presente y de forma clara. Pero esta sensación se ve muy claramente en el bar [risas]. A tu bar. Y es exactamente eso; se parece mucho  lo que ocurre en una pista de baile.  Haz la prueba: entra a tu bar de siempre a ver un  Barça-Villarreal  un martes cualquiera y verás como la gente va ahí a sacarse las penas de encima. 

A base de rajar todo el rato...

Hombreee, es que es evidente. Eso se ve muy claro, esos insultos desmedidos a un  árbitro por equivocarse en el segundo minuto del partido… Eso solo puede responder a sacarte de encima lo que has sufrido tú durante el día.  Tengo muchos conflictos con el sector tribunero. Creo que tiene que ser compatible poder criticar a tu equipo sin necesidad de criticarlo durante el partido. Ya tendrás tu momento de análisis cuando acaben los noventa minutos. 

¿Hay una exigencia exagerada que nosotros mismos no nos imponemos en el día a día?

[Risas]. Claro, nunca. En la vida. De manera muy radical. Criticar con aspavientos un mal pase por ejemplo. Un error así. O sea el balón va muy rápido. Puedes tener claro en tu cabeza el pase y que las piernas no te acompañen. O la forma física en el minuto 83; esos tíos están cansados. Muy cansados. Y ves a ese hombre apoyado en su butaca insultando a todo el mundo....

El escritor mexicano Juan Villoro habla de la vida interior de los goles para referirse a ese mundo invisible que es la cabeza de los jugadores... 

Estoy totalmente de acuerdo. Como aficionados siempre jugamos con esa muletilla del  ‘con lo que cobra...’  Pero no tiene sentido. Aquello no significa nada. ¿Que tienen resuelto el tema económico? Pues sí. Esa angustia no la tendrán. Pero tendrán otras muchas. Eso hay millones de estudios que lo demuestran. Hay un momento que el dinero deja de ser un  problema pero tienen exactamente los mismos problemas en su vida privada,  excepto ese, que cualquier otra persona. 

Pero la actitud de algunos jugadores a veces  si puede parecer poco profesional....

Se puede criticar de forma coral la actitud y la falta de eso. Pero como en cualquier trabajo, si te están pagando lo mínimo es hacer tu trabajo. Pero fallar un pase, no tener la finura un día o pasar por una mala racha... Yo con eso soy muy crítico con los aficionados de los equipos grandes. Supongo que por eso sigo teniendo un poco aquel anhelo de ser un club pequeño. Porque vas a a ver según qué equipos y estadios y echas de menos esa mentalidad de ir a muerte con el equipo y luego ya hablaremos.  

En el mundo de la música dices que no hay música buena ni mala… ¿lo ves muy distinto en el fútbol?

Para mí no hay buena y mala música porque la música apela a la emoción.  Y cuando alguien llora con un sonido es algo tan íntimo y puro que no puedes sentar una base de bueno o malo. Yo creo que en el fútbol pasa también. O sea, puedes criticar a un equipo sucio. Pero no a un equipo que es infranqueable. ¿Eso es antifútbol? Depende. Porque, si es eso va acompañado de una  épica que te consigue  llevar a un sitio que no te correspondía, también es muy grande.  Aquí hablamos siempre del buen fútbol como el nuestro. Y lo hacemos con cierta superioridad porque lo hemos disfrutado mucho. Pero aquí también se ha silbado ‘la volteta’ de Xavi. A Iniesta. O al Barça de Guardiola. Creo que hay una idealización de la máxima expresión del estilo Barça.