El gran damnificado de la exhibición del Barça en Wembley

Sergi Capdevila

Sergi Capdevila

El Barça cuajó su mejor partido del curso en Wembley. Después de vivir una semana para olvidar, para tirar directamente a la basura, el equipo azulgrana tenía un duelo en Wembley que era una auténtica arma de doble filo. Los de Valverde, por un lado, gozaban de una oportunidad de oro, en un escenario y contra un rival de gran entidad, para encauzar su camino y dar un golpe encima de la mesa para acallar las críticas que habían arreciado durante la semana. Por otro, la posibilidad de hundirse aún más frente a un Tottenham que podía hacer daño a una mermada defensa barcelonista llena de dudas.

Pues bien, para ello, para lograr lo primero y devolver la tranquilidad deportiva al seno del club, Valverde apostó por dar un giro al planteamiento que hasta ahora había utilizado. Aparcó el 4-3-3 con el tridente Messi-Suárez-Dembélé, sentó al francés (hasta ahora titular en todos los partidos oficiales) e introdujo a otro hombre para poblar el centro del campo, demasiado desguarnecido en la 'semana horribilis' del conjunto azulgrana.

Arthur, Rakitic, Busquets y Coutinho con más libertad por delante formaban una línea de cuatro compacta. La fórmula le salió a las mil maravillas a un Valverde poco dado a los cambios, pero que ayer, tal y como había adelantado SPORT, se atrevió a hacer en un escenario tan imponente como Wembley. Rakitic, Busquets y Arthur se hicieron amos y señores en la lucha por el control del juego en el centro del campo. Mención especial para el brasileño, que se entendió muy bien con 'Busi', que no paró de ofrecerse a sus compañeros y que llevó la manija del duelo en los momentos más delicados. Fue, sin duda, su mejor actuación desde que aterrizó en can Barça en su primera titularidad en Champions. Demostró que estas grandes citas no le quedan para nada grandes. Seguramente la gran nota positiva del choque.

Un centro del campo más guarnecido

Arriba, Suárez ejerció de referencia y Messi, como siempre, campó a sus anchas por toda la línea de ataque. Coutinho estuvo más liberado, se dejó caer también en ambos lados (más por el izquierdo) y pudo llegar con peligro contínuamente. El sistema funcionó, las piezas funcionaron, y eso fue una gran alegría y una nota muy positiva para todos. Para los intereses del colectivo. No lo fue tanto para un hombre, probablemente el gran damnificado de todos los cambios. Ousmane Dembélé vio in situ desde el banquillo la exhibición de su equipo. 

Como decíamos, era el primer encuentro que no arrancaba como titular en toda la temporada. Comenzó bien el extremo galo, decidió el duelo de Supercopa, volvió a ser vital frente al Valladolid en Pucela anotando el único tanto del choque y, en definitiva, es el segundo máximo goleador del equipo en este inicio con cinco dianas oficiales. Fue el gran perjudicado del paso del 4-3-3 al 4-4-2 que el 'Txingurri' decidió aplicar en Wembley. Fue testigo directo de cómo sus compañeros jugaban el mejor partido de la temporada....sin él. El futbolista, de por si, es egoísta. Y siendo egoísta, Ousmane no debió salir muy contento del estadio londinense.

Parece difícil que Valverde no vuelva a apostar por ese sistema y por esas mismas piezas de cara a próximos grandes envites este curso. Evidentemente, hay muchas competiciones y el francés seguirá entrando, pero está claro que ahora mismo si Valverde estuviera ante el duelo más trascendental del curso posiblemente no le incluiría en el once. Y eso, amigos, como ven, puede cambiar radicalmente con solo una noche de fútbol de por medio.

Por cierto, que otro de los que no salió contento es Arturo Vidal...