El Barça remata al Chelsea y alcanza su sexta final de la Champions

El dicho reza que no es como empieza la historia, sino cómo acaba. El Barça perdió en Manchester el primer partido de la fase de grupos de la Champions, pero no falló desde entonces en su camino hacia Lisboa y, tras aniquilar al Chelsea, uno de los equipos que se presentaba como serio candidato al trono, en semifinales, en una diferencia histórica en el resultado global de la eliminatoria, volverá a estar en la final. En Lisboa. La sexta. La quinta consecutiva. 

Todo estaba a favor de las azulgranas tras la ida en el Johan Cruyff, con un 4-1 de ventaja. Pero unas y otras se empeñaron a decir durante la semana “que en el fútbol puede pasar de todo” y que quedaban noventa minutos que podían ser muy largos en Inglaterra. Sonia Bompastor y sus jugadoras alimentaron la esperanza de una remontada, aunque no había ningún precedente que les diese licencia para soñar, pero el Barça, en Londres, las volvió a aplastar con una nueva exhibición que no pudieron frenar ni con todo el oro del mundo.

Pere Romeu salió con todo en Stamford Bridge, con 25.000 espectadores en manga corta porque el sol de Londres parecía el de Barcelona. Era la única manera de no confiarse. Jugó Mapi León de inicio, con el vendaje del otro día pero recuperada de las molestias, y también lo hicieron Pina por Salma y Rolfö por Brugts, los dos únicos cambios del técnico catalán. Bompastor apostó por Baltimore como extremo por Beever-Jones, Charles de lateral, Nüsken por Kaptein y Girma, con un físico imponente, por Björn.

Rugió el estadio cuando sonó el himno de la Champions. Piel de gallina. Las cartas de ambos entrenadores ya estaban al descubierto. El Chelsea salió a ver qué hacía el Barça y el Barça salió a ganar. Avisó con una volea Aitana a los cuatro minutos, tras un sombrero exquisito, y también Alexia con un disparo que se marchó rozando el larguero. 

Otro equipo hubiese salido relajado, pero todo el mundo en el Barça, jugadoras y staff -también lo sufrieron y lo celebraron en el banquillo-, se lo tomó como una final. Las azulgranas movían el balón a su ritmo dirigidas con la batuta de Patri, que firmó otra brillante actuación, pero a partir de los veinte minutos, viendo que el tiempo ya iba en su contra, empezó a apretar con peligro el Chelsea. 

Aitana, Pajor y Pina sentenciaron las semifinales en el primer tiempo

Mayra se acercó a la portería culé en una contra prometedora que cortó Paredes, providencial, sin que le temblase el pulso. Cata sacó con el pie un disparo de Nüsken desde la frontal del área chica y luego atajó un chut lateral de Nüsken. Y cuando más sufría el Barça, con todo el equipo volcado en la defensa, como en la ida, apareció Aitana para hacer el primero. Ella misma, que arrancó con una carrera desde su propio campo y se fue de todos los pantalones azules, se lo cocinó y se lo comió, con una definición exquisita con la derecha. 

En el mismo Johan ya lo había dicho Bompastor. Era muy difícil que el Barça no marcase en Stamford Bridge. Lo hizo, y no solo uno. Se fueron las azulgranas con un 0-3 al descanso. Pajor marcó el segundo en una jugada de equipo, de toques y paciencia, y Pina, la pichichi de esta edición de la Champions y la heroína de la ida, anotó un golazo a pase de Alexia al término del primer tiempo.

Traca final

Tenía el billete en el bolsillo el Barça desde hacía un rato, pero quiso más y fue a por más. Hampton evitó la manita con una parada providencial a Pajor y Charles sacó sobre la línea el gol de Vicky. El Chelsea solo pudo recortar distancias con un disparo cruzado de Macario que se marchó fuera y luego Bronze con la cabeza a la salida de un córner. De nuevo, santa Catalina Coll Lluch. Salma acabó de hundir al Chelsea con el cuarto tras un error en la salida de las inglesas y Kaptein anotó el tanto del honor para las de Bonpastor, de nuevo goleada por Pere Romeu en el duelo de pizarras.

Otra vez en Stamford Bridge, en el que, con el permiso del United, es ya el teatro de los sueños para el Barça, las azulgranas volvieron a hacer historia. Ningún equipo había ganado unas semifinales con un resultado global tan holgado, con seis goles de diferencia. Ningún equipo ha jugado cinco finales de la Champions consecutivas. Pero siempre hay una primera vez, y este equipo, acostumbrado a hacer lo imposible, estará el 24 de mayo en Lisboa dispuesto a defender su corona