Frenkie de Jong rompe la puerta

El holandés ejerció de líder del Barça ante el Villarreal y fue ovacionado por el Camp Nou

El centrocampista escenificó el relevo generacional cuando fue sustituido dejando su posición a Busquets

De Jong: "Si ganas partidos el ambiente en el vestuario es mucho mejor"

Frenkie de Jong habló tras el partido ante el Villarreal en los micros de Movistar / Movistar

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Frenkie de Jong pisó el césped dispuesto a no desaprovechar la oportunidad que le había dado Xavi. No era una más porque, tras una semana muy movida, el holandés sabía perfectamente que su partido podía suponer un punto de inflexión en el futuro de la posición de pivote. Tras los últimos resultados se había instalado en el entorno la necesidad de dar descanso a Busquets y así lo acabó decidiendo el técnico.

No se equivocó porque De Jong, que el pasado verano fue capaz de soportar una presión enorme para evitar su salida del Camp Nou, jugó uno de sus mejores partidos con la camiseta del Barça. Desde el primer minuto, Frenkie se hizo un gigante en la medular, desde donde construyó todo el juego ofensivo del equipo, leyendo cada jugada con precisión. Tanto que completó 75 pases con acierto y solo erró cuatro balones. Además, le hicieron dos faltas y, lo más importante, no cometió ninguna, fruto de estar siempre en el lugar correcto. Tanto para apoyar a sus compañeros como para frenar las contras del Villarreal. Sus movimientos ayudaron a que el Barça no sufriera y suya es también la responsabilidad de que el ataque fuera ordenado en todo momento.

De Jong pidió el cambio a los 70 minutos y cedió su espacio a Busquets en lo que, en cierta manera, fue algo así como un relevo generacional, un cambio de rol de uno y otro futbolista. Casi un punto de inflexión. El Camp Nou así lo entendió y recompensó al holandés ovacionándole con gratitud.