'Gladiador' Fernando Navarro: volver a empezar, volver a ganar

Fernando Navarro alcanzó la cima con el Barça primero y con España y el Sevilla después

Fernando Navarro alcanzó la cima con el Barça primero y con España y el Sevilla después / AGENCIAS - VALENTÍ ENRICH

Toni Juanmartí

Toni Juanmartí

Son muchos los que sueñan con llegar a lo más alto pero pocos los que lo consiguen. Tiene mérito hacerlo, aunque mucho más lograrlo dos veces. Un joven Fernando Navarro se había asentado en el primer equipo del Barça con tan solo 20 años cuando una grave lesión de rodilla le apartó de la élite. No por mucho tiempo. El lateral mantuvo la ilusión y su incansable trabajo le llevó a saborear de nuevo el éxito, con la camiseta de la selección española primero y con la del Sevilla después. Sin equipo desde hacía unos meses, Fernando Navarro anunció ayer su retirada. El barcelonés se va con una Liga, una Copa del Rey, dos Europa Leagues y una Eurocopa bajo el brazo.

El lateral cambió el Club de Fútbol Trajana por el Barça a los 10 años. Con 19, y siendo todavía miembro del filial culé, debutó con el primer equipo a las órdenes de Carles Rexach. Van Gaal le dio confianza al año siguiente y éste la aprovechó a la perfección, adueñándose del carril izquierdo. Hasta que, caprichos del destino, en diciembre de 2002 se rompió la rodilla precisamente ante el Sevilla, equipo en el que más de una década después se convertiría en capitán y levantaría una Europa League (2015). Antes, en Nervión ya había celebrado una Copa del Rey (2010) y otra Europa League (2014).

Si el Sevilla apostó por él fue gracias al excelente rendimiento que ofreció en el Mallorca. Tras una cesión al Albacete, el club balear fue su destino al dejar el Barça. Ahí, Navarro demostró que estaba hecho para superar retos. Lejos de venirse abajo o caer en la tentación de mirar atrás, el jugador encontró motivaciones de sobra para luchar por volver a la élite. Sus tres temporadas de regularidad y fiabilidad en Mallorca escondían un premio enorme: la llamada de Luis Aragonés para disputar la Eurocopa del 2008.

En Austria y Suiza el catalán disputó únicamente un partido, ante Grecia en la fase de grupos. Un dulce momento que recompensaba su fe de hierro y le llenaba, al mismo tiempo, de ilusión para proseguir con su segunda escalada hacia el éxito. En Sevilla completó su gesta y en La Coruña puso el punto y final a una carrera de más de 400 partidos en Primera División.