Juan Tallón: "Se habla del Atlético desde una superioridad moral insoportable"

El escritor gallego reflexiona sobre su última novela, 'Rewind', y reivindica el orgullo de seguidor colchonero

"Hay otras formas de ganar que también son vibrante: cuando el Atlético de Madrid gana 1-0, yo disfruto a mi manera", confiesa

Juan Tallón, autor de 'Rewind' (Anagrama)

Juan Tallón, autor de 'Rewind' (Anagrama) / Pablo Araújo

Javier Giraldo

Javier Giraldo

Juan Tallón (Vilardevós, Ourense, 1975) publicó en 2020 ‘Rewind’ (Anagrama), una intrigante novela que parte de una explosión en un edificio de Lyon y que se va expandiendo como una marea que sube y baja.

Filósofo de carrera, periodista y escritor de vocación, Tallón reflexiona sobre el oficio de escribir y reivindica el orgullo de formar parte de la tercera vía, la que representa el Atlético de Madrid.

   

-‘Rewind’ ya va por la cuarta edición. ¿Crees que la buena acogida se debe a que la novela abarca varios temas? El destino, la amistad, la capacidad de adaptación ante los cambios...

En realidad, uno a veces descubre los temas de los que trata su novela cuando los acaba de escribir o cuando los lectores se lo transmiten. Yo quería escribir sobre cómo nos llegan los grandes cambios, sobre todo cuando no son buscados: siempre de manera muy sorprendente y en mitad de lo que uno cree que es un buen momento.

-Como por ejemplo, la llegada de una pandemia.

Vivíamos en un mundo seguro y aquí lo que cambian son las circunstancias ajenas a la novela. De repente llega una pandemia y la novela se vuelve una especie de premonición.  De la nada, nuestra vida pasa de ser más o menos segura a ser más o menos peligrosa.

-La historia de ‘Rewind’ también es una lección de resiliencia.

Yo busqué cómo quería contar una historia. Primero decidí el cómo y luego el qué. Y al final fui descubriendo los temas: la fragilidad de la vida, pero también que hay vidas que parecen indestructibles, la amistad… Luego descubres que además de haber escrito una novela, resulta que tienes que hablar sobre tu novela. Primero haces de escritor y luego de comercial.

-La estructura es interesante: una historia contada desde diversos puntos de vista.

Me interesaba explorar cómo un mismo acontecimiento, visto por diferentes ojos, se convierte en algo diferente. Quería contar una historia que afectase a varias personas, pero que cada una de ellas contase cómo la experimenta. Es una novela multiperspectiva. Luego fue tomando cuerpo: una explosión que afecta a una serie de personajes, un grupo de amigos universitarios en una ciudad francesa, y así se va configurando poco a poco el libro.

-¿Quién era Juan Tallón antes de ser un novelista reconocido?

Estudié Filosofía, pero me alejé de ella en cuanto terminé la carrera. Trabajé en un periódico haciendo información política y en un gabinete de prensa. También escribí discursos para un ministro, Francisco Caamaño. Fue una experiencia breve y divertida.

-De ahí nació la novela ‘Salvaje Oeste’.

Fue fruto del hartazgo del país en el que vivimos. Esa novela se alimentaba de las cosas que pude ver y escuchar. Trata sobre la corrupción política.

-Sueles escribir sobre fútbol: columnas, pero también publicaste un libro, ‘Manual de fútbol’

El fútbol me parece un gran relato: el fútbol es para jugarlo, pero también para contarlo. Te ofrece muchas alternativas para hablar de otras cosas: me gusta escribir de fútbol sin escribir demasiado de fútbol: que el fútbol no sea la cuestión principal, que esté ahí, en el horizonte, para que puedas ir alejándote o acercándote a él. El fútbol es pasional: te enciende o te apaga. A mí nunca me deja impasible. Me afecta como aficionado y como autor.

-¿Cuáles son tus primeros recuerdos futboleros?

Con cinco o seis años, en 1981, me regalaron una camiseta de Arkonada. Arkonada y López Ufarte son los dos jugadores con más poso en mi memoria deportiva, y eso que mi padre era del Atlético de Madrid. Una cosa un poco absurda, por cierto: ser del Atlético de Madrid en un pueblo de 200 habitantes del interior de Galicia.

-Suena raro, sí.

Es que mi padre fue a buscarse la vida con 14 años a Puertollano. Luego pasó por Madrid y empezó a ir al fútbol, al campo del Atlético. También vivió en Barcelona, allí iba a ver al Espanyol. Esa querencia por los equipos más desfavorecidos… Y así se va forjando mi identidad: es una herencia, y como todas las herencias, las asumes y procuras cultivarlas. Vas creciendo y te vas haciendo del Atlético de Madrid. Ahora a mi hija de cinco años intento hacerle ver por qué hay que ser del Atlético.

-No lo tendrás complicado: el equipo funciona.

Estamos tan bien que da hasta miedo: que de repente, todo empiece a ir mal, porque hemos creado una sociedad de triunfadores donde es obligatorio sentirse ganador.

-Atrás quedó la fama del ‘Pupas’, aquel encanto del equipo que perdía más que ganaba.

Yo no sé si llegué a captar ese encanto de perder. En cambio, viví la decepción en mayúsculas: perder dos finales de Champions. Ahora que lo pienso, el gran momento fue superar las semifinales, fue una absoluta locura. Esos quince días entre la semifinal y la final fueron maravillosos.

-Ahora el Atlético ya es uno de los grandes.

En el momento en que te conviertes en una amenaza para los poderosos, empiezas a resultar odioso. Eres simpático para una mayoría cuando no molestas demasiado, cuando te permites alguna victoria épica que no hace sombra a nadie. Pero cuando te metes en el grupo de los grandes, ya empiezas a despertar antipatías porque le quitas protagonismo a los de siempre, que suelen reaccionar en plan, ‘quiénes se creen estos, adónde creen que van’.

-¿Qué te parece la figura de Simeone?

No valorarlo es una cretinez. Hace 30 años no era fácil ganar una Liga, pero podía ocurrir. Hoy, poder disputarle una Liga al Madrid o al Barça ya me parece un éxito. Lo que ha logrado Simeone es muy loco: después de haber perdido una final de Champions, volver a jugar otra dos años después. Para Madrid y Barcelona, Simeone es molesto: se le reprocha que juegue mal. ¡Pero si está compitiendo de la ostia, y con menos herramientas que los grandes!

-Está rompiendo el duopolio Barça-Madrid.

Se habla del Atlético desde una superioridad moral y estética que a veces resulta insoportable. Se le reprocha que empate o que gane 1-0. ¡Nosotros no tenemos a Messi, no podemos jugar como si lo tuviéramos! A mí me gusta cómo juega el Barça, pero si no tengo ese tipo de jugadores, lo que no puedo hacer es rendirme y renunciar a todo: si quiero ganar al Barça, tendré que jugar de otra manera, ¿no? ¿O queremos que nuestra Liga sea como la francesa, con dos equipos potentes y poco más? Parece que algunos equipos tengan más derechos sobre la victoria que otros. Es cierto que las victorias del Barça de Guardiola, por ejemplo, quedan registradas en los libros y en la memoria de la gente. Fueron victorias de gran belleza. Yo no las olvidaré, pero hay muchas formas de alcanzar la victoria. Que una sea la más bella no invalida al resto. Hay otras que también son vibrantes. Cuando el Atlético de Madrid gana 1-0, yo disfruto a mi manera. No es una belleza sofisticada, pero también hay belleza.