Enrique Maier, la huella azulgrana en Wimbledon

Enrique (Bubi) Maier en 1932, en la foto oficial del torneo de Wimbledon que ganó ese año en la categoría de dobles mixtos

Enrique (Bubi) Maier en 1932, en la foto oficial del torneo de Wimbledon que ganó ese año en la categoría de dobles mixtos / FAMILIA MAIER

David Salinas

David Salinas

Con casi 120 años de historia, la huella del FC Barcelona ha estado presente en infinidad de acontecimientos y sucesos deportivos, sociales, culturales y políticos. En Catalunya y más allá de sus fronteras. En el fútbol, especialmente, y en otras muchas disciplinas deportivas. Directa o indirectamente, el nombre del Barça suele emerger como una constante que desafía el tiempo para evocar insospechados y heterogéneos vínculos con cronologías pretéritas. En el evento deportivo de estos días, el clásico torneo de tenis de Wimbledon, también encontramos surcos con tintes azulgranas.

Las raquetas empezaron a competir en los verdes ‘courts’ de Wimbledon en 1877 en categoría masculina. En 1884 se incorporaron los individuales femeninos y los dobles masculinos y en 1913 los dobles mixtos. En 1932, en esta última modalidad, la dupla campeona la integraron Elizabeth Ryan y Enrique ‘Bubi’ Maier. Ganaron a la pareja de grandes campeones formada por la belga Josane Sigart y el australiano Harry Hopman (7-5 y 6-2). Enrique Maier, nacido en Barcelona el 31 de diciembre de 1910, fue el segundo hijo del matrimonio formado por Otto Maier y Anna Elisabeth Müller (Isabel). Su padre, natural de Heidenheim (Alemania), había sido uno de los ‘sportmen’ que, junto al suizo Hans Gamper, fundaron el FC Barcelona el 29 de noviembre de 1899.

Enamorado de Wimbledon

Wimbledon fue especial para Enrique, su gran pasión. El ambiente, la hierba, la cuna del tenis, la tradición… Debutó en el gran ‘major’ en 1929 y siempre jugó como amateur. En Londres tenía por costumbre acudir a las salas de cine para ver los reportajes que precedían a las películas, dedicados durante el tiempo que duraba el torneo a los duelos tenísticos que se organizaban en el 'All England Lawn Tennis'. En ellos, además de analizarse en aciertos y fallos, veía evolucionar a sus rivales. El ‘scouting’ de la década de los treinta…

Maier, cuando ganó Wimbledon en 1932, desveló que no jugó en su óptimo estado de forma por estar cumpliendo el servicio militar (como alférez de complemento) y desveló, en la Estación de Francia, a su regreso a Barcelona, que ese año no tenía previsto competir por sus obligaciones con la patria, pero que recibió “una invitación para ir a Londres, y sin prepararme tomé el tren”. Igualmente, comentó que “he jugado los últimos encuentros con una rozadura en la palma de la mano derecha, con la que casi no podía coger la raqueta”.

La pasión de ‘Bubi’ por el tenis la heredó de su madre, Isabel, que también la transmitió a sus hijas Rosario María Isabel (Beli). Maier empezó a destacar muy pronto en este deporte gracias a las clases que recibió en el Tenis del Turó y, con 13 años, ya tomó parte en el torneo de Navidad de 1923 de este centro, del que era socio junto a su familia y vivía a escasos metros. ‘Bubi’ empezó a competir a escala local, donde lo ganó prácticamente todo y, posteriormente, a nivel nacional e internacional. Su tenis, como describen las crónicas de la época, era “moderno, con servicio y poderoso smash”. El suyo fue un tenis de ataque: saque y carrera a la red.

El nombre de Enrique Maier no tardó en elevarse dentro del panorama tenístico catalán y español, siguiendo los pasos de otros grandes maestros, como Manolo Alonso (finalista en Wimbledon 1921) y Lilí Álvarez (jugó tres finales del torneo inglés en 1926, 1927 y 1928 y ganó Ronald Garros en 1929 la final de dobles haciendo pareja con la holandesa Kea Bouman).

Hombre récord

‘Bubi’ llegó al tenis para quedarse y la prueba es que ganó siete campeonatos individuales de España ininterrumpidamente. De 1929 a 1935 no tuvo adversario y estableció un récord que sigue vigente a día de hoy. Igualmente, inscribió su nombre como campeón de dobles (en cuatro ocasiones) y dobles mixtos (en tres, la última en 1934, compitiendo junto a su hermana Beli).

A tan granado palmarés, además de la proeza en Wimbledon, se añadiría otra en el US Open de 1935, torneo en el que se proclamó campeón, también de parejas mixtas junto a la estadounidense Sarah Palfrey, derrotando (6-4, 4-6 y 6-3) a Kay Stammers y a su amigo el checo Roderich Menzel, que después tuvo una pródiga carrera literaria. Con la selección española, Maier debutó en 1929 en la Copa Davis, contra Alemania, y jugó un total de nueve eliminatorias hasta 1936.

Culto, con un gran sentido del humor, Enrique se licenció en derecho, aunque no ejerció la abogacía al incorporarse a la empresa familiar. Siempre mantuvo que jugó al tenis porque “me divertía”. Maier también fue un gran apasionado del golf. De hecho, el premio económico con el que fue recompensado en Wimbledon lo invirtió en la compra de un buen juego de palos. ‘Bubi’ fue campeón de España por parejas además de seleccionador amateur español y Medalla de Oro al Mérito en este deporte. Murió en Madrid el 22 de agosto de 1981.