Enrabietados al Bernabéu

Este equipo aún no ha reído por última vez esta temporada

Este equipo aún no ha reído por última vez esta temporada / AFP

Dicen los entendidos en la ciencia cinegética que el peor enemigo para cazar es un jabalí herido. Su agresividad, fuerza y rabia le permiten siempre un último arrebato, a veces de consecuencias impredecibles, antes de recibir el tiro de gracia. 

El Barcelona acude al Bernabéu, si me permiten el símil, como un jabalí herido: eliminado con la cabeza bien alta de la Champions en cuartos, respaldado por cien mil almas que espolearon a su equipo pese a la decepción, y con la necesidad/obligación de ganar en el Bernabéu como arrebato final para aspirar al título de Liga.

Luis Enrique ya avisó nada más caer en cuartos que la mejor manera para reactivar al equipo es ir a jugar al Bernabéu: “No hay mayor motivación para un culé que ir a jugar a Madrid y ganarles”. El mismo discurso alineó a Piqué: “Vamos allí a ganar, a un campo que se nos da bien últimamente”. Y razón no le falta al ‘azote’ del club blanco porque en las tres últimas visitas del Barcelona en feudo blanco se saldaron con dos victorias y una derrota.

A nadie se le escapa que el equipo acabó tocado tras la eliminación. El rostro compungido de Neymarroto de dolor y consolado por Alves, era la mejor imagen del sentimiento que afloraba en un vestuario que creyó en la remontada hasta el último segundo. 

orgullo y rabia

Pero rápidamente ese sentimiento de decepción se transformó en orgullo y poco después en rabia. Orgullo por la despedida cálida de una afición que agradeció no solo el esfuerzo en un partido épico donde solo faltó un poco más de puntería sino también por los años mágicos que ha hecho disfrutar este equipo a la gente. Y rabia porque saben que aún tienen una bala en la recámara, un golpe de efecto que les metería de lleno en la lucha por la Liga y que abriría aún más las dudas a un madridismo que es capaz de silbar a sus jugadores pese a pasar a semifinales de la Champions.

Este jueves no hubo ninguna reunión ni cónclave, pero afloraba una sensación de arrebato entre los jugadores, conscientes que aún están a tiempo de salvar la temporada. Un triunfo el domingo en el Bernabéu no solo sería un golpe de efecto en todos los sentidos sino que dejaría grogui al Real Madrid de cara al tramo final de temporada. Un Madrid que aún no ha ganado nada, todo hay que decirlo, y que muchos dentro del vestuario se apresuran a recordar.

Ahora mismo, el Barcelona no tiene nada que perder y mucho que ganar. Apeado en la Champions y casi siempre detrás en esta Liga, este domingo puede lanzar su último ataque y clavar un colmillazo mortal en la Liga. Entonces más de uno que ahora ríe en la capital se le quedaría cara de ‘palo’ y eso siendo muy generoso.