Emilio Martínez-Lázaro: "El amor a un equipo lo supera todo"

Emilio Martínez-Lázaro durante la presentación de 'Miamor perdido'

Emilio Martínez-Lázaro durante la presentación de 'Miamor perdido' / EFE

Àngels Fàbregues

Àngels Fàbregues

Emilio Martínez-Lázaro nació en Madrid hace 73 años y tiene una extensa filmografía con muchas películas de éxito, pero nada comparable con el fenómeno ‘Ocho apellidos’. Este viernes estrenó ‘Miamor perdido’ donde repite con Dani Rovira.

¿Cómo se siente uno cuando estrena una película?

Uno nunca se acostumbra del todo y sobre todo cuando las dos anteriores han recaudado entre las dos 100 millones de euros. Sabes que todo el mundo va a mirarte con lupa. Me mentalizo de que no va a pasar pero por muchas proposiciones que te hagas no dejas de pensar en ello. Es como una losa.

¿Cuántas cosas cambiaría ahora mismo de la película ‘Miamor perdido’ que se estrenó este viernes?

En otras películas cambiaría un montón de cosas o por lo menos algunas, pero en esta sinceramente y es una novedad para mí, no cambiaría nada.

O sea que le ha salido redonda

Para mí sí. No hay nada con lo que haya quedado descontento. Y además veo que funciona muy bien.

‘Miamor perdido’…  ¿es usted un enamorado del amor? En sus películas siempre está el amor de por medio

Yo creo que es un vicio universal. Es el vicio que consiste en que nos reproduzcamos y que continúe la especie. Está todo muy bien inventado para que esto esté presente siempre Pero particularmente no soy un enamorado del amor en el sentido platónico y romántico. De hecho ‘Miampor perdido’ trata de dos que no creen en absoluto en el amor pero sienten una atracción física enorme. Están enamoradísimos pero tratan de boicotear su relación durante toda la película.

¿Cómo se consigue normalizar ideas tan disparatadas como que un gato se tome una pastilla escuchando a Chimo Bayo?

En esto consiste parte de lo que luego puede gustarle al público. Sorprenderlo con algo inesperado pero mostrándolo como algo normal. Eso es parte del espectáculo. La gente ha pagado una entrada, ha entrado al cine y quiere ver algo que valore el dinero que han pagado. Es como si van a ver un partido de fútbol y juegan mal, no meten goles… se cabrean todos los espectadores, como es lógico porque no se les da lo que se les tenía que dar. En las películas pasa lo mismo. 

¿Qué le diría a la gente que vaya a ver ‘Miamor perdido’ pensando en ‘Ocho apellidos’?

Les diría que se olviden. Que no piensen más en eso. El tono de ‘Ocho apellidos’ es de farsa, de estracanada, es muy exajerado. Es en un terreno que en ‘Miampor perdido’ ni hemos pisado. Esta es una comedia donde los actores incorporan personajes realistas.

"Cuando vi a Dani Rovira por primera vez en un teatro pense: este tío es un mosntruo

¿Qué le da Dani Rovira?

Le vi en el teatro Alcázar de Madrid por primera vez y me impresionó mucho como él solito en un escenario enorme, delante del telón sin decorado podía abducir un teatro lleno durante dos horas solamente con su palabra y con unas imitaciones. Pensé: este tío es un monstruo. 

Sus inicios no fueron fáciles

Conocí su historial y es de una gran modestia.  Empieza en los pueblecitos de Málaga, Extremadura, Murcia, y cuenta que a veces lo echaban de los bares por lo malo que era, pero Dani tiene un talento natural para la interpretación. Siempre está brillante.

Usted  no es futbolero

No, futbolero no soy, pero es imposible vivir ajeno al deporte y sobre todo al fútbol aunque no soy un gran aficionado. 

¿Nunca lo ha sido?

He tenido épocas  en las que incluso he visto algún partido de fútbol en el Bernabéu de pie, y encima sin ser forofo porque yo no era ni del Madrid. Me llevaba un montador de Televisión Española.

Usted que siempre habla de amor en sus películas, el amor verdadero es el de un aficionado con su equipo de fútbol

(Risas) Pero vamos, muy superior a cualquier otra cosa en el mundo. Ya hemos visto ahora lo que pasó con los argentinos. Eso me dejó patitieso. ¿Cómo es posible?El amor de un aficionado de esos de verdad hacia su equipo supera cualquier otra cosa, incluyendo su mujer o un romance que pudo tener de joven. Con el equipo hay una fidelidad brutal.

En cambio con los jugadores es distinto. Hoy les amas y mañana les odias

Con los jugadores el problema es cuando no rinden lo que esperan para su equipo, el equipo de sus amores, que por cierto, se dice así.

¿Es inevitable en el cine español hacer referencias al fútbol por su influencia? 

Es inevitable en la vida. Yo vivo relativamente cerca del Bernabéu, cada vez que hay un partido en el Bernabéu tengo que hacer virguerías con el coche para llegar al centro de Madrid. Como nos podemos olvidar del fútbol, está ahí presente constantemente.

El fútbol mueve mucho más que la cultura

Sí, y me da mucha pena. No puede haber esta desproporción tan gigantesca. Yo cada vez que pienso que el Bernabéu se llena y entra una ciudad mediana española dentro del estadio pienso ¡Dios mío! ¡¡Es brutal!! Sería mejor que hubiera dinero para otras cosas.

Y pagando entrada o carné de socio que no es barato

Y no sólo esto, está el dinero que cuesta el fútbol a los erarios públicos. A los ayuntamientos con el despliegue de la policía municipal, a la policía nacional… todas ello lo pagamos con nuestros impuestos, que nadie se piense que se evade de esto. 

Los políticos no son intocables salvo que sean presidentes de club de fútbol

Tiene mucho poder

No cabe duda que el fútbol es algo que como espectáculo deportivo es muy divertido, pero hay algo que es evidente: ningún gobierno se atrevería a llevar la contraria a los espectadores y a dejarles de proporcionar toda la ayuda que necesiten para que eso siga. Primero porque sería imperdonable. Nada más hay que ver que los políticos no son intocables salvo que sean presidentes de club de fútbol. Si se une el politiqueo en el fútbol empiezan a ser intocables.

¿No ha pensado nunca en basar una película en el fútbol?

Yo tengo una peli con un trozo de fútbol, ‘Lulú de noche’ del 1985. Allí uno de los personajes era futbolista profesional de un equipo de segunda que interpretaba el Gran Wyoming que, por cierto, no tiene ni puta idea de jugar a fútbol. Recuerdo que cuando rodábamos el partido y salía  con el balón era un puto desastre. Pero ahora mismo no creo que me interese. No me atrae el costumbrismo demasiado costumbrista.