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El vestuario del Barça le dio la ovación más grande a Messi

Messi celebró con su humildad habitual una noche gloriosa; lo hizo en la intimidad alejado del baño mediático

Jordi Gil

El Camp Nou brindó el primer homenaje a Leo Messi nada más superar el récord de César y convertirse en el máximo goleador de la historia del club con 234 goles. El público coreó su nombre, aplaudió a rabiar y celebró un partido memorable por el hito alcanzado. Leo se marchó del campo feliz y todavía lo fue más cuando sus compañeros mostraron su veneración hacia su líder sobre el terreno de juego en la intimidad del vestuario.

Nada más entrar en la caseta, el jugador fue recibiendo las felicitaciones de todos, pero el momento de mayor emotividad llegó cuando Pep Guardiola reunió al grupo para dedicarles unas palabras. El de Santpedor felicitó al equipo por la victoria, el esfuerzos para sobreponerse a todas las adversidades y por la entrega mostrada en este tramo de competición.

A continuación, Pep quiso hacer un aparte con Messi en un día tan especial: “Es un orgullo tenerte con nosotros y te tenemos que agradecer todo lo que estás haciendo. Era muy difícil alcanzar a César y lo has hecho. Eres el mejor”. Acto seguido, Guardiola le cedió la palabra, pero sus compañeros se arrancaron en una ovación espontánea. Unos aplausos que resonaron como nunca se habían escuchado en el vestuario. Ni tan siquiera después de la grandes victorias como en la finales de la Champions League o tras la consecución matemática de los títulos de Liga. Sus compañeros no se cansaban de aplaudir y vitorear al crack hasta el punto de ruborizarse.

Messi debía tomar la palabra, pero le resultaba imposible. Cada vez que intentaba abrir la boca, el resto del equipo le interrumpía con sus vítores. Finalmente, Leo pudo hablar. “Gracias de todo corazón. Os quiero mucho”. Pocas palabras, pero más que suficientes para devolver el cariño mostrado por el equipo.

Acto seguido, algunos compañeros se fotografiaron con un futbolista de leyenda. Carles Puyol y Andrés Iniesta, por ejemplo, colgaron las instantáneas en las redes sociales. Otros dos mitos del barcelonismo conscientes de que cuando se retiren siempre podrán presumir de haber jugado al lado del mejor futbolista de la historia del Barça y, probablemente, del mundo.

Tras inmortalizar un momento único, el ambiente se relajó. El presidente, Sandro Rosell, bajó a la zona de vestuarios acompañado del vicepresidente, Josep Maria Bartomeu, y del director deportivo, Andoni Zubizarreta. Pep lo animó a entrar de forma excepcional entrara en el interior de la caseta para que se sumara a las felicitaciones al delantero argentino. Ayer era una ocasión excepcional y el técnico también quiso que el presidente estuviera al lado del emblema del club.

Messi poco a poco fue serenándose después de haber vivido muchos minutos de tensión. Se tomó la ducha con calma y, como todos los compañeros, acudió al antepalco donde estaba preparada la cena. El jugador se alimentó tranquilamente digiriendo las sensaciones de una jornada que recordará a lo largo de su vida. Haberse convertido en el máximo goleador de la historia del FC Barcelona con tan solo 24 años es tan excepcional como la calidad del futbolista.

Un salto que a cualquiera le daría vértigo, pero que Leo asume con una naturalidad que asusta. No perdió la humildad ni en la noche mágica del partido ante el Granada. Después de la celebración mostró su talante discreto habitual. No quería recibir un trato especial, aunque su trayectoria lo merecía.

El departamento de prensa le ofreció la posibilidad de salir a la zona de mixta para expresar sus emociones públicamente. Sin embargo, Messi evitó darse un baño mediático, que hubiera sido muy reconfortante, pero el delantero prefirió mantenerse en un discreto segundo plano. Nunca le ha gastado sacar pecho después de sus extraordinarias actuaciones. Le gusta repartir sus méritos con el resto de jugador y no centrar toda la atención.

Leo fue requerido por las cámaras antes de enfilar el túnel de vestuario y se excusó diciendo que prefería hablar en el campo. Es con el balón en los pies cuando se expresa de forma inmejorable, marcando goles, repartiendo juego y llevando al Barça a las cotas más altas.

El club nunca le ha presionado para que haga cosas que no le apetezcan. Si no quiere rcomparecer, los responsables de comunicación lo aceptan sin presionarle lo más mínimo. Messi debe ser feliz para rendir. Así se explica que el martes se sintiera como si hubiera ganado su cuarto Balón de Oro .