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El Liverpool retrata las carencias defensivas del Barça

El equipo blaugrana, sin suerte en el remate, cae derrotado en Wembley víctima de sus desajustes en la retaguardia

Javier Giraldo (Londres)

Amargo regreso del Barça a Wembley, donde se vio superado por un Liverpool intenso y vertical, implacable al contragolpe, que acabó por desnudar todas las lagunas que el conjunto blaugrana aún arrastra en defensa a falta de poco más de una semana para la disputa de la Supercopa de España frente al Sevilla. 

Frente al empuje inicial del Liverpool, arropado por más de 80.000 seguidores en la grada, el Barça empezó siendo un equipo apático y desordenado: jugó a merced de su rival durante al menos un cuarto de hora, tiempo suficiente para que el equipo inglés llegase una y otra vez a la portería de Ter Stegen, el elegido por Luis Enrique para defender los palos como titular, aunque Bravo disputó toda la segunda parte. 

De tanto intentarlo, con una intensidad irrenunciable, similar a la que despliega desde la banda Jürgen Klopp, el Liverpool embocó en el minuto 14, tras una excelente combinación en la frontal del área entre Lallana y Mané: el delantero senegalés, flamante fichaje del Liverpool, superó a Ter Stegen sin contemplaciones y puso por delante al conjunto 'red'.

El gol retrató el desorden que vivía la defensa blaugrana: no había conexión entre Mascherano y Mathieu, pareja de centrales, y los laterales, Aleix Vidal y Cámara.

Coutinho, Firmino y Mané eran flechas en el ataque del Liverpool frente a la pasividad del Barça, incapaz de tomarle el pulso al partido en los primeros compases. 

Sin embargo, la fulgurante aparición de Messi empezó a equilibrar el partido poco después: el argentino recibió un gran pase de Suárez desde la frontal, controló el balón y conectó un remate que parecía gol, pero que se estrelló en el palo izquierdo del meta Mignolet.

El primer aviso del Barça reavivó al equipo blaugrana, pero no amedrentó al Liverpool, un equipo intenso por definición, pero que a las órdenes de Klopp se ha convertido en pura adrenalina: el rival del Barça se empleó a fondo para llevar a la máxima expresión el ideario de su entrenador, entregado a la causa del contragolpe y del fútbol vertical.

Así llegó la mejor oportunidad del Liverpool después del gol, una internada de Coutinho, que retrató a Aleix Vidal y a Mascherano en su carrera hacia Ter Stegen. Sin embargo, el menudo brasileño del Liverpool desvió su remate.

A esas alturas, superado el ecuador de la primera parte, el partido ya se había convertido en un interesante duelo de estilos: el Barça no renunció al suyo, pese a la asfixiante presión del Liverpool en el centro del campo. 

Apareció Denis, siempre fino entre líneas, y también pidió la palabra Munir. Incluso Arda parecía despuntar, pero nadie como Suárez y Messi para ponerle picante al partido. Entre ambos se buscaron la vida para buscarle las cosquillas al Liverpool.

Suárez fue objeto de un posible penalti por parte de de Lovren a falta de diez minutos para el descanso, pero el árbitro, el británico Atkinson, prefirió no complicarse la vida. Y el uruguayo pudo empatar ya al final de la primera parte, pero estampó un remate franco en el cuerpo de Mignolet.

tres minutos para olvidar

Las peores sensaciones que había dejado la primera parte se confirmaron de golpe en el arranque de la segunda. En menos de tres minutos, el Liverpool retrató sin piedad las lagunas del Barça en defensa. Primero Henderson, cuyo remate en semifallo se coló en la portería de Bravo por la mala suerte de Mascherano, en una jugada que volvió a dejar a Mathieu retratado por su despiste.

Y muy poco después, Origi, implacable ante Bravo después de una incomprensible pérdida de balón de Busquets ante Stewart.

El 3-0 ya era un duro correctivo para el Barça. Firmino pudo firmar el cuarto del Liverpool poco después, pero su remate, prácticamente solo ante Bravo, salió desviado.

No encontraba el Barça manera alguna de situarse en el césped de Wembley: Luis Enrique adelantó el carrusel de cambios para dar entrada, de golpe, a tres indiscutibles y un debutante. Iniesta y Rakitic asumieron los galones en el centro del campo, Piqué suplió a Mascherano y Digne se estrenó como lateral zurdo

Ni siquiera así logró el Barça sacudirse el dominio del Liverpool, mucho más rodado y con mayor capacidad física. La afición 'red' se divertía haciendo la ola en Wembley mientras su equipo sometía al Barça con un resultado que superaba sus previsiones más optimistas.

El Barça recuperó la posesión del balón, pero al Liverpool no le importó: Messi, Suárez y Munir apenas pudieron  crear peligro en el tramo final del partido, mientras Mané estuvo a punto de firmar el gol de la pretemporada tras dejar en el camino a Iniesta y Digne.   

La juventud, a escena

Con el partido ya perdido, Luis Enrique apostó por la juventud. Dio entrada a Samper en el centro del campo, a Mujica como delantero centro y a Alfaro en el extremo diestro.

No cambió el guión del partido, que solo ofreció detalles sueltos, como una chilena de Munir o un error en el remate de Mujica, hasta que Grujic, un secundario, redondeó la goleada y convirtió el resultado en una pesadilla. Lo hizo rematando de cabeza un balón suelto en el área, que se coló de manera incomprensible por la escuadra izquierda de Bravo ante la mirada impotente del chileno. 

Wembley, escenario inolvidable para el Barça, se convirtió durante unas horas en un diván donde el equipo debe empezar a resolver algunas de sus dudas; especialmente en los detalles defensivos