Dolor y gloria de Mo Salah

Salah tranquilizó al Liverpool con el 0-2 en Do Dagrao

Salah tranquilizó al Liverpool con el 0-2 en Do Dagrao / MEDIAPRO

Dídac Peyret

Dídac Peyret

"Fantástico ‘fish and chips’, señora muy amable en el mostrador. Barato. Te quedarás lleno”. La reseña mejor posicionada en internet del Panny’s Place, en la calle Breck Road de Liverpool, no la escribió Mohamed Salah, pero es algo que podría haber ocurrido.

Es febrero de 2018. Salah entra por la puerta de este clásico ‘take away’ de Liverpool y el personal alucina. ¿Es realmente él? Desde luego. “I don’t have to pay, right?” (no tengo que pagar, ¿verdad?), suelta. “Claro que tienes que pagar”, le responden desde la barra. Y las carcajadas se oyen hasta en la calle.

Es tarde para un inglés, pero no muy tarde para un español. Y, antes, Salah ha tenido tiempo de pasear por los campos verdes de The Dips en la zona de New Brighton y hacerse una foto con Julie Clayton, de 52 años, y su madre, Beryl, de 73, fans del Liverpool y supervivientes de la tragedia de Hillsborough, que terminó con la vida de 96 personas aplastadas contra las vallas del estadio el 15 de abril de 1989.

Las imágenes de Salah haciendo vida por la ciudad no tardan en aparecer en las Redes y la foto con las dos mujeres recibe en tiempo récord más de 9.000 likes en Twitter.

El tour de Salah

Forma parte (apuntan los medios ingleses con un golpe de realismo) de un anuncio que se emitirá en la televisión más popular de Egipto. Pero la afición del Liverpool abraza cada gesto de su estrella como guiños de pertenencia. Las gradas de Anfield celebran tenerlo y no olvidan a los que, tras recibir su cariño, deciden marcharse como Coutinho.

“Simplemente no puedo creer que nos dejaras por otro club. No puedo creer que sea verdad. Pero no somos los amargados, porque sé que Jurgen Klopp sacará esto adelante con Salah, Mane y Firminho”, canta la hinchada ‘red’.

‘Cou’ ya es historia. Como también lo es Suárez. Los dos ahora en el Barça. Y es el turno del Rey de Egipto. Es decir Salah. Es decir una de las 100 personas más influyentes del mundo, según la revista Time.

“Mo es una figura icónica para los egipcios, deportistas y musulmanes de todo el mundo, y sin embargo, siempre se presenta como un hombre humilde, atento y divertido que no se está tomando nada de esto demasiado en serio”, apuntan en la prestigiosa revista estadounidense. “Hay que cambiar la forma de tratar a las mujeres en nuestra cultura”, destaca Salah, en la publicación. Una frase revolucionaria teniendo en cuenta los orígenes del personaje.

El viaje de su vida

De pequeño tenía que hacer cinco horas de viaje cada día para entrenar con el Arab Contractors, su primer club en El Cairo. Sin la insistencia de su padre, reconoce ahora, no sería futbolista. Por esas mismas calles se pueden ver hoy en día murales enormes con la imagen del futbolista, que ha sabido sacar punta al desaliño con esa barba y pelo rizado, casi afro, marca de la casa.

El año pasado ‘The Guardian’ reflejaba la influencia del futbolista con un titular definitivo: “How Mohamed Salah managed the impossible: to unite Egypt” (Como Salah logró lo imposible: Unir Egipto).

El compromiso de Salah con sus orígenes lo conecta con el pueblo. Natural de Nagrig, a 129 kilómetros del Cairo, son conocidas sus generosas donaciones a hospitales y escuelas. Como dicen en su país, cuando le preguntas a la gente de qué equipo es, te contesta que de Mo Salah.

Sobre todo desde el milagro del 8 de octubre de 2017. El gol más importante de su carrera. El gran alivio. Minuto 95, Egipto empata ante el Congo, pero dispone de un penalti. Si logra marcar estará en un Mundial de Rusia 28 años después. Cerca del punto de los 11 metros Salah mueve la lengua de un lado para otro. No mira el portero, solo unos segundos la portería. En las gradas hay quién llora y muchos rezan. 

Minutos antes de marcar el tanto de su vida con Egipto sintió que había perdido el control de todo

“Segundos antes del penalti simplemente no pensaba. Lo había decidido antes: No pensaba en poner el balón en la esquina. Si tenía la oportunidad de lanzar, lo iba a hacer chutando tan fuerte como pudiera”, reconoce ahora en ‘GQ’.

Y así fue como convirtió el penalti de su vida y se convirtió en un héroe. Antes, en el minuto 88 con el empate del Congo, se sintió el tipo más perdido y devastado del planeta. “Pensé en los 80.000 aficionados del estadio y me dejé caer en el césped. Sentí que había perdido el control de todo. Fue uno de los peores momentos de mi vida”.

La llave de judo de Ramos

Unos meses más tarde, el 17 de mayo de 2018, viviría uno de los segundos más crudos de su carrera en la gran final de la Champions. Fue el día que Sergio Ramos se cruzó en su camino. Lo explicó así ‘L’Equipe’.

“El español derriba al egipcio, le hace una llave con el brazo y cae sobre él al más puro estilo de un judoca. Le cae encima con todo el peso. El brazo de Salah se dobla, el hombro sufre. Unos minutos más tarde Salah sale entre lágrimas del campo. Sergio Ramos, mientras, mira la escena entre risas, muy cerca del árbitro”. La acción encendió la mecha en las Redes. Sobre todo en Egipto donde frases como “Ramos the Dog” (Ramos el perro) o “Son of a Whore” (hijo de p…) fueron trending topic.

El Liverpool fue incapaz de reponerse al golpe y el Madrid se llevó La Orejuda. Pero ese verano el conjunto ‘red’ logró también su mejor fichaje: retener a Salah. El jugador de los 44 goles y 16 asistencias, el futbolista comparado por Klopp con Messi y el mejor jugador africano del año, seguía en el Liverpool. Había sido su temporada, su explosión definitiva, y algunos le pasaron factura a Mourinho, el técnico que se olvidó de él en el Chelsea.

“Este curso está siendo más difícil para mí;  no me gusta que se me juzgue solo por los goles”

“Llegó del Basilea como un niño solitario, ingenuo, completamente fuera de contexto y físicamente frágil. Luego se fue a Italia y cogió la experiencia en el Fiorentina y en la Roma y cuando vuelve a Inglaterra se adapta completamente al alto nivel”. Esta temporada, y tras un comienzo más complicado de lo previsto, llega a la recta final a un nivel formidable. Con 23 goles y 12 asistencias. Salah vuelve a ser el jugador eléctrico del año pasado con esas conducciones marca de la casa y definiciones clínicas. “Trabaja, haz lo correcto y todo vendrá de nuevo”, le aconsejó Klopp en marzo tras estar siete encuentros sin marcar.

“Esta temporada está siendo mucho más difícil para mí pero solo se me juzga por si marco. No me gusta, pero tampoco me importa demasiado. Al final se trata de acabar líderes “, se defendió Salah.

Un mes después ya nadie duda de que será la medida del Liverpool en la eliminatoria. El factor en mayúsculas contra el Barça. Para Egipto, Salah ya es un símbolo como Tutankamón o las pirámides. Para los aficionados del Liverpool el asunto se ha vuelto casi religioso.

“Si marca algunos goles más yo también seré musulmán, sentado en la mezquita ahí es donde quiero estar, Mo Salah-la-la-la-la-la”, le canta Anfield a viva voz.