La discreción como forma de vida de André Gomes

Jordi Gil

Jordi Gil

"Es un buen tío. Tímido, no se deja notar mucho, pero buen compañero”. Esta definición de un miembro del vestuario sirve para ilustrar la figura de André Gomes, un futbolista cuyo temperamento reservado le ayuda a mantener el equilibrio en un mundo de extremos como es el del fútbol. Ni en los oleadas de críticas se hunde ni en la euforia se crece, como ocurrió con sus dos goles ante Osasuna. Así interpreta que debe comportarse para no ser devorado por el tsunami futbolístico.

El portugués es consecuente con una filosofía que él mismo expuso en una entrevista al a revista GQ: “No celebro mucho las alegrías, pero tampoco puedes dejar que los contratiempos te minen la moral”. En el vestuario siempre lo han visto del mismo modo. Ofrecía un tono sereno parecido cuando fichó que en los peores momentos. Siempre con una actitud respetuosa y la intención de no hacer ruido.

Sus amigos de generación

Una forma de ser que ha cautivado a sus  compañeros. André Gomes tiene un ‘feeling’ especial con sus compañeros de generación, como Denis Suárez o Paco Alcácer con 23 años todos ellos, y también tiene un vínculo estrecho con Sergi Roberto, solo dos años mayor que él. 

Su carácter reservado también ha influido en los miembros del tridente, que lo han acogido con cariño. Es habitual ver a Messi, Neymar o Luis Suárez bromeando con el portugués.  La forma de ser tanto de André como de los otros jóvenes ha encajado mucho mejor con los cracks del equipo que, por ejemplo, el talante de Sandro o Munir la pasada temporada, a los que detectaban tics más propios de estrellas que de futbolisas que empiezan.

El luso camina con pies de plomo por un vestuario que salió rápido en su defensa cuando fue silbado por el Camp Nou. Sus compañeros entienden que es muy injusto que se carguen las tintas sobre un chico cuyo comportamiento es irreprochable.

Le debe un café a Rakitic

Los dos goles ante Osasuna fueron una alegría para el vestuario, como así lo expresó Ivan Rakitic al término del partido. El croata bromeó y afirmó que “primero me tiene que pagar un café por la asistencia” y añadió que “lo veo muy bien,  contento como siempre”. Sobre su celebración comedida, Rakitic recordó que “había que mantener el respeto para Osasuna. No era el día de hacer 30 saltos. André está muy contento y cogerá confianza”.

Las celebraciones eufóricas no forman parte de su repertorio habitual. Hay alguna excepción como la del gol que dio al Benfica la clasificación de la final de la Copa de Portugal en 2014, en la que incluso se sacó la camiseta, pero intenta no excederse. El punto medio y el control son sus virtudes para triunfar en el fútbol.