La difícil adaptación de Mauro Icardi al Barça

Josep Capdevila

Josep Capdevila

Antes más que ahora, pero lo cierto es que el FC Barcelona siempre se ha caracterizado por buscar futuros grandes talentos por toda la geografía española. Y fue en Canarias donde descubrieron a un jugador por el que se peleaban todos los grandes clubes españoles y algún extranjero, como era el caso del Liverpool.

Se llamaba Mauro Icardi, tenía 15 años y marcaba goles con una facilidad asombrosa. Jugaba en un modesto equipo canario, el Vecindario, pero ya era un futbolista mediático. Llevarlo al Barça no fue fácil. “Bienvenido al Barcelona. Hemos estado nueve meses esperando por ti. Ha sido como un embarazo”, le dijo Pep Guardiola el primer día que llegó al club. Podía escoger entre muchos clubes, pero eligió al Barça. “Quiero ir al Barcelona porque allí está Leo”, le dejó claro al que era entonces su representante, Abián Morano.

Firmó por el Barça, pero volvió al Vecindario, con el que aún jugó una temporada como cedido. Y fue en la temporada 2008-2009 cuando, aún siendo cadete, llega al juvenil B del Barcelona, entrenado entonces por García Pimienta. Y desde el primer momento su adaptación fue un poema. Echaba de menos a su novia (él tenía 15 años y ella solo 13), pero especialmente echaba de menos a su querida Canarias. Tanto es así que en más de una ocasión se le pudo ver subiendo a la tercera grada del Camp Nou para tomar el sol tan tranquilamente. Tampoco en los estudios le iba muy bien, entre otras cosas porque no le gustaba mucho tenerlos que hacer en catalán.

Todo eso derivó en problemas de comportamiento. “Tu vas a ser un gran jugador. Lo que no sé es si lo serás del Barça”. Esta frase la esuchó Mauro Icardi en más de una ocasión. Tanto los responsables de La Masia como los del club, hablaron muchísimo con él. “Casi hacíamos de psicólogos”, nos cuentan. 

Pero estaba claro que la cosa no funcionaba. La  primera temporada tuvo un rendimiento correcto. La segunda, muy bueno. Y llegamos a la tercera. Está ya en el juvenil A con Òscar García y éste decide apostar por la figura del falso 9. Y para ese puesto entiende que el mejor es un tal Rafinha. Icardi no es titular, juega poco y antes de Navidad su representante se reúne con Narcís Julià. Tiene en su cartera una oferta de la Sampdoria y por el bien de ambas partes se decide que lo mejor es que marche. 

Han sido dos años y medio en el club y aunque le dejan marchar saben perfectamente que será un futbolista que llegará lejos en el mundo del fútbol. “Había que escoger entre perservar los valores del club o tener un gran jugador y teníamos claro que lo primero era lo más importante”, explica uno de los técnicos de esa época.

SU MASCOTA ERA... ¡UNA IGUANA!

En sus últimos meses en el Barça, Icardi dejó La Masia y se fue a vivir a un piso con Sergi Gómez, Muniesa y Sergi Roberto. Y allí se llevó a una mascota, una iguana que tenía de los nervios a un Sergi Roberto que se pasaba más tiempo en el balcón que dentro del piso. Y cuenta la leyenda que un día que responsables del club tenían que ir a inspeccionar el piso, algo habitual en todos los pisos que tenía el club, la iguana estaba sospechosamente suelta...

TENIA MUY BUENA RELACIÓN CON MESSI

Mucho se ha hablado de la relación de Mauro Icardi con Leo Messi. Es cierto que últimamente ésta se deterioró por temas de la selección argentina, pero cuando los dos coincidieron en el Barça no era así. Ambos son de Rosario y eso hizo que desde el primer momento los dos se llevaran bien. Leo invitó a Mauro en varias ocasiones al Camp Nou. Pero el detalle más bonito lo tuvo Messi cuando Icardi vivía sus últimas horas en el FC Barcelona. El aún delantero barcelonista quiso estar al lado de su amigo Icardi en unos momentos que sabía que eran difíciles para el aún joven Mauro, que hacía sus maletas para marchar hacia Italia y fichar por la Sampdoria. Todo un detalle que hace aún más grande a Leo Messi.