El día que su mujer supo de su fichaje por la prensa

Fue un momento de tanta emoción que Martin Braithwaite no quiso compartirlo con su esposa. Estaba a punto de confirmarse su fichaje por el Barça y el danés prefirió guardarse la noticia, incluso en su círculo más íntimo, hasta que fuera una realidad. “Mi mujer no se enteró por mí”, recuerda, “no quería decírselo si no estaba seguro al cien por cien, pero tuve que coger y decirle, ‘mira, tengo que hablar contigo, tengo una cosa que contarte, pero estoy seguro de que ya lo habrás leído en la prensa o te lo habrá contado la familia [sonríe]’. Mi familia me preguntó lo mismo, ‘Martin, ¿por qué no nos has hablado de esto?”.

Los orígenes de su familia

Para el danés, su familia es el núcleo de su vida. “Mis padres me dieron mucho amor. Y a mí me gusta, de alguna forma, devolver todo ese amor a la gente. Mi padre vino de un país en el que no había demasiadas cosas, aunque siempre había un plato de comida en la mesa. Él me enseñó a ser agradecido con lo que tienes en la vida”.

También aprendió de la enfermedad que le obligó a vivir dos años anclado a una silla de ruedas: cuando era niño, los médicos le diagnosticaron el síndrome de Legg-Calve-Perthes. “Solo tengo pedacitos de recuerdos de esa época, pero me hizo entender cómo se siente la gente en ese tipo de situaciones”. 

El danés también tuvo el detalle de explicar a SPORT cómo se pronuncia su nombre. “La historia es curiosa, porque siempre ha habido confusión: existe una pronunciación británica y otra caribeña. Cuando la familia de mi padre se fue a América, añadieron una ‘i’ al apellido, de Brathwaite se pasó a Braithwaite. 

Ajeno al caso Eder

No resulta extraño ver la reacción de Braithwaite cuando se le pregunta por la polémica surgida por los gestos de Eder Sarabia en el clásico. “Una de las cosas que he aprendido con el tiempo es a no prestar demasiada atención a los medios, así que ni siquiera sé qué ha pasado”.