El derbi más emotivo de Walter

El alemán Emil Walter vio cumplido su sueño y pudo despedirse en Les Corts como siempre quiso. El Barça le tendió la mano tras sufrir los horrores de la Segunda Guerra Mundial

Ni el Barça ni su afición olvidaron al defensa, puntal en la zaga del equipo en la Edad de Oro

Tarde del 26 de marzo de 1950. Les Corts rinde tributo a uno de los ídolos de la Edad de Oro antes de un derbi de carácter amistoso. La emoción embargó al ‘gigante’ alemán, Emil Walter, flanqueado por el capitán Calvet y el árbitro Barderi

Tarde del 26 de marzo de 1950. Les Corts rinde tributo a uno de los ídolos de la Edad de Oro antes de un derbi de carácter amistoso. La emoción embargó al ‘gigante’ alemán, Emil Walter, flanqueado por el capitán Calvet y el árbitro Barderi / Archivo

David Salinas

David Salinas

En la historia de los partidos entre el Barça y el Espanyol encontramos uno que, por su condición de amistoso, cayó en el pozo del olvido, pero fue muy especial para un jugador azulgrana: Emil Walter (Pforzheim-Brötzingen, 7 de abril de 1900). Fue un derbi, igualmente, diferente para la afición de Les Corts, que presenció una lluvia de goles (7-2) y para el guardameta Juan Zambudio Velasco, ídolo indiscutible, que regresó ante su público después de la grave lesión ocular sufrida en un Celta-Barça de Liga el 20 de noviembre de 1949.

Barça y Espanyol acordaron celebrar un partido de carácter amistoso el domingo 26 de marzo de 1950 (16.15 horas). La Liga se había detenido para que la selección española de fútbol ventilara la eliminatoria contra Portugal, valedera para la clasificación para el Mundial de Brasil y, con esta cita −hubo otras−, los conjuntos de la Ciudad Condal mantenían en forma a sus efectivos.

El equipo de Les Corts no pudo contar con los hermanos Gonzalvo −Josep y Marià− ni Basora y el de Sarrià con Parra ni Hernández, todos convocados por Guillermo Eizaguirre, seleccionador nacional, y concentrados en El Escorial. Pese a las bajas, Barça y Espanyol alinearon equipos de primera línea y se presenció un gran espectáculo con nueve goles.

Tributo

La tarde empezó con una atronadora y cariñosa ovación para Emil Walter, antiguo defensa barcelonista, puntal entre 1924 y 1930 formando recordadas murallas junto a Planas, Surroca o Zabalo. El alemán, que tenía 50 años y pasaba por momentos críticos, saludó desde el centro del campo, fue presentado a los componentes de ambos equipos y realizó el saque de honor.

La afición de Les Corts acogió en su momento a Walter con los brazos abiertos. Potente físicamente (1,82 m), fue un zaguero expeditivo, de los que marcaba territorio y con un acusado sentido de la anticipación. También destacó por su durísimo disparo. “Cuando chuta Walter, tiembla el aire”, se decía.

Walter trabajaba en una ferretería en su localidad natal y fue enviado a Madrid en 1921 para impulsar una sucursal en España. Sin embargo, el negocio fracasó y acabó en Figueres, contratado por un cliente. Allí trabajó en la oficina de un almacén de la ferretería ‘Costa Ferran’ y fue invitado por el dueño, directivo del Figueres, a tomar parte en un partido con el equipo ampurdanés, en el que se hizo con un sitio en 1922. En Alemania, Walter había jugado al fútbol en las filas del Germania Brötzingen entre 1916 y 1921.

En una visita del Barça a Figueres captó la atención de los técnicos barcelonistas y se incorporó al equipo seis meses después de pasar una satisfactoria prueba con la selección catalana en un homenaje a Gamper, fundador del FC Barcelona. Como azulgrana ganó seis Campionats de Catalunya, tres Copas (1925, 1926 y 1928) y la primera Liga (1928-29). Se alineó en 126 partidos oficiales y anotó 11 goles, pasando muy pronto a ser ídolo de las peñas barcelonistas ‘Ben Fets’ y ‘Allioli’.

En diciembre de 1931, en una entrevista a ‘La Rambla’, dijo: “Sueño ver el campo de Les Corts, algún día, completamente lleno para dar el adiós definitivo al público catalán, que tanto me ha querido y ha contribuido a hacer que quiera esta tierra, en la que nunca me he sentido extraño”. Su sueño se hizo realidad casi 20 años más tarde.

Ayuda

Poco después de ser homenajeado en Les Corts con ocasión del derbi, antes de un Barça-Celta de Liga el 16 de abril de 1950, el club azulgrana organizó una preliminar entre viejas glorias en su honor y abrió una subscripción popular para la compra y envío de lotes alimenticios para ayudarlo. Walter, tras la caída del régimen nazi (1945), pasó por un campo de refugiados y se vio abocado junto a su familia a todo tipo de penurias. El Barça, que sabía de su precaria situación por unos amigos que siempre conservó en Barcelona, lo ayudó a finales de 1948, como también hizo la Federació Catalana de Futbol, pero no fue posible invitarlo a viajar hasta marzo de 1950, cuando fue colmado de atenciones por parte del club y de sus excompañeros.

Walter, que dejó el fútbol por culpa de una lesión en la rodilla sufrida en Bilbao, permaneció en Barcelona −fue delegado de la Mutua General de Pensiones (sociedad de seguros por vejez, invalidez o defunción)− y tomó parte en la Segunda Guerra Mundial como sargento del ejército alemán. En junio de 1940, tras la ocupación de Francia, su destacamento llegó a los Pirineos y, en motocicleta, arriesgándolo todo, se desplazó a Barcelona para saludar a sus amigos catalanes, acto que le costó un severo arresto.

Después de la guerra, y superados los malos momentos, se dedicó a la fabricación de cajas para relojes de pulsera que se enviaba a Suiza. Enfermo, falleció en Stuttgart el 1 de marzo de 1952. Al día siguiente, el equipo azulgrana lució brazaletes negros en su memoria en el Barça-Real Madrid (4-2) de Liga.