¿Por qué Depay es fundamental para Koeman?

Desde que llegó al banquillo del Barça, el entrenador neerlandés pidió la incorporación del delantero para reforzar el ataque culé

El interés del club azulgrana en los servicios de Memphis se debe a motivos deportivos, pero también económicos

La última 'delicatessen' de Depay: Su penalti tirado a lo 'Panenka' debería salir en los manuales

La última 'delicatessen' de Depay: Su penalti tirado a lo 'Panenka' debería salir en los manuales / sport

Jordi Carné

Jordi Carné

Cuando Ronald Koeman dejó la selección neerlandesa para entrenar al Barça, era muy consciente de que en el club azulgrana no lo tendría nada fácil para confeccionar una plantilla competitiva. La delicada situación económica de la entidad culé, originada por la mala gestión de la directiva de Bartomeu y agravada por el coronavirus, otorgaba un margen de maniobra mínimo a la secretaría técnica para reforzar una plantilla que, tras la debacle de Lisboa, necesitaba muchos más cambios de los que se podía permitir. El entrenador fue muy transigente y puso pocos nombres sobre la mesa. Insistió especialmente, sin embargo, en uno. En el de Memphis Depay.

El atacante de Moordrecht estuvo en la órbita del Barça desde el momento en el que se anunció la llegada de Koeman en el Camp Nou. El héroe de Wembley consideraba, por muchos motivos, que su perfil era muy interesante. Y, un año después, lo sigue pensando. El Barça no pudo llegar a un acuerdo con el Olympique de Lyon para fichar a Depay el verano pasado, pero ahora que el futbolista ha finalizado contrato con el club francés, está a muy cerca de convencerlo para que llegue con la carta de libertad. Memphis será, salvo sorpresa, una de las caras nuevas de Laporta para el proceso de renovación del vestuario azulgrana. También una forma de satisfacer una petición del entrenador culé y una demostración que, tras un periodo de reflexión necesario, confía en sus conocimientos para dirigir el equipo.

El primer motivo que explica por qué Koeman ha insistido tanto en el fichaje de Depay es obvio: cuando el técnico condujo la selección holandesa, le confió el ataque. Le dio mucho más protagonismo y potenció su capacidad ofensiva. Fue la 'niña de sus ojos'. El exfutbolista del Lyon llevaba 34 internacionalidades cuando Ronald aterrizó en el combinado nacional y sus números eran poco destacables. Con él, no obstante, vio portería once veces y repartió doce asistencias en los 18 enfrentamientos que disputó. Entre los marcados y los distribuidos, la media de participación de Memphis en goles 'oranje' fue de 1,27 por partido. La cifra, más allá de ser elevada, demuestra una omnipresencia y una eficacia más que considerables, solo posibles para los atacantes especiales.

Motivos deportivos y económicos

Pese a que estos números (y los que ha registrado en su etapa en Francia) son propios de un ‘9’ puro, la realidad es que Depay no es, ni por asomo, un delantero centro de área. Y esa es precisamente otra de las cuestiones atractivas del neerlandés. Llegador y con mucho desborde, potencia de disparo y un incuestionable olfato de gol, Memphis puede partir desde la banda o jugar en el centro. Esas virtudes, perfectamente complementarias a las del ‘Kun’ Agüero y Leo Messi, aunque algo menos con Antoine Griezmann, aportarían al Barça una contundencia en el área rival que en muchos momentos de la pasada temporada echó de menos. Y es que pese a que ha sido el equipo más goleador de la Liga, no se puede negar que el conjunto culé ha pagado muy caro el hecho de vender a Luis Suárez sin tener dinero para incorporar a alguien que igualara –o se acercara, como mínimo– sus guarismos.

Por último, no se puede obviar que las mermadas arcas del Barça no permiten pensar en nombres como los de Haaland, Lautaro o Mbappé. Aceptar la realidad es el primer paso para intentar rebelarse contra la misma. Por muchos malabarismos que haga, Laporta lo tendrá muy complicado para poder realizar una inversión millonaria de dimensiones estratosféricas. Y, en este contexto, tener la posibilidad de fichar a un jugador consagrado en la élite y en plena madurez futbolística es una oportunidad de mercado que el presidente barcelonista no se puede permitir el lujo de desaprovechar. Ya vendrán tiempos mejores. De momento, toca gobernar desde la austeridad.