Dembélé, lo último salvable de un infausto 2020

En un partido de marcado colo gris oscuro, el extremo de Vernon, que reaparecía tras 25 días en el dique seco, fue el único halo de luz

Cinco minutos sobre el verde le bastaron para ser el mejor futbolista en ataque de un equipo muy gris

¡Vean la rabona de Dembélé ante el Eibar! El francés volvió al terreno de juego dejando este detallazo sobre el césped

Sergi Capdevila

Sergi Capdevila

La última tarde competitiva del año en el Camp Nou comenzaba con esperanza y algo de ilusión. Los precedentes (13 años seguidos ganando el último partido y la mayoría de ellos con goleadas y buen fútbol) y la exhibición en Pucela daban alas para esperar continuidad y poder enlazar por fin varios resultados convincentes y amplios y pensar en despegar de una vez por todas. Pero tras una primera mitad gris con muy poquito que salvar (un par de chispazos de Pedri y el tanto anulado por dos números de pie a Braithwaite), ya pasamos a esa fase de conformarnos con sumar los tres puntos y dejar la brillantez para otras ocasiones. 

EL CASI HÉROE

Desgañitándose en la banda y gesticulando sin parar, estaba claro que Koeman tenía cambios en su esquema mental para intentar virar el signo de una partida de ajedrez en la que Mendibilibar le llevaba claramente la delantera. Quedaba tiempo. Dembélé, que había empezado a calentar ya en el tramo final de la primera parte, era la baza para descuadrar el plan hasta ese momento perfecto del técnico armero. Y la carta de presentación del de Vernon, que reaparecía tras 25 días fuera por una lesión muscular, no pudo ser mejor.

Primer aviso marca de la casa partiendo desde el costado derecho, segundo clarísimo en un desmarque precioso que leyó deliciosamente Pedri y que salvó de forma providencial Dimitrevic y, en el tercero, 1-1. Gran balón desde el costado izquierdo de un Junior Firpo que fue de lo mejorcito ayer y remate inapelable de Ousmane. El francés aún tuvo tiempo de poner un centro envenenado a Braithwaite que no acabó dentro de milagro y de colocar otro magnífico esférico a Trincao que el luso no pudo materializar por milímetros. Otro final triste y gris para un Barça cuyo entorno (e imaginamos que vestuario) empieza a asumir que en lo que queda de temporada hay que poner los pies en la tierra y luchar por objetivos más terrenales. Lo de transición era más que real y el último partido de un 2020 de infausto recuerdo nos dejó al impredecible Dembélé como única nota positiva.